Imágenes
de una mujer y un hombre
Cromagnones
deducidas de sus restos y de su ADN.
◇
La historia de la Creación del libro de Génesis está elaborada a partir de mitos populares del mundo antiguo sobre los orígenes del cosmos (principalmente de Mesopotamia y Egipto).
Según los especialistas en el Génesis bíblico, encontramos dos relatos distintos sobre la Creación procedentes de fuentes distintas (éstos son Gn 1,1- 2,4a; y el segundo 2,4b-25): el primero está relacionado posiblemente con la historia akadia del Enuma Elish y el segundo, el del Gan-Eden o huerta-jardín del Edén (dos palabras sumerias, que se refieren al jardín donde habitará el ser humano en el plano escatológico, es decir, al final de los tiempos).
Generalmente los especialistas identifican y comparan el carácter mítico de Génesis 1-11 con las mitologías de algunas culturas cercanas a Israel. Por tanto, para comprender la Creación - tal como figura en el Génesis - se debería al menos fijar la atención en obras como la Enuma Elish (relato babilónico de la creación ya antes mencionado), la Épica de Atrakasis (o Atrahasis) y los textos egipcios de la creación (uno de Menfis y otro de Hermópolis).
El Génesis está escrito con el lenguaje del mito y con una estructura poética que es totalmente precientífica, aunque la presentación de las ideas de su mensaje no presenta la ingenuidad característica del politeísmo arcaico.
Dicho esto, comenzamos con una cita del Génesis que contiene una realidad humana y vital que es verdad verdadera, aunque quizás hubiese sido posible contarlo en otro orden, empezando por la mujer, o mejor aún mujer y varón a la vez. Pero los tiempos eran los que eran hace unos 3.800 años, así que el asunto se narra así tal cual y hay que ponerlo en contexto, sin permanecer anclado
en su literalidad:
"Y dijo el Señor Dios:
'No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.' "
(Génesis 18-23)
'Idónea' engloba aquí un mundo entero de adjetivos. Según el texto, más que algo planificado parece una decisión 'in situ' y 'ad hoc', seguramente sea cosa del enfoque del narrador y su época. En todo caso, la solución del problema fue buenísima y literalmente divina: la
mujer.
Esto, claro está, según la versión semítica y monoteísta de un Dios Creador y Padre: un Yahvé masculino, celestial, patrilineal y patriarcal.
Al leer cuidadosamente el texto del Génesis, existe una disyuntiva porque hay dos versiones sobre cómo creó Dios a la mujer:
La primera dice:
“ Y Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, varón y mujer Él los creó.”
(Génesis 1, 27)
Es una versión igualitaria en tiempo y forma.
Y la segunda dice:
“Dios hizo que el hombre cayera en un sueño profundo y mientras estaba dormido, tomó una de sus costillas y con eso, el señor Dios creó a la mujer."
(Génesis 2, 4-25)
No es una versión tan igualitaria ni en tiempo ni en forma. El hombre había sido creado previamente con arcilla y la mujer deriva del hombre posteriormente y para su ayuda.
El hombre es creado semejante a Dios y la mujer es creada semejante al hombre, pero no al mismo tiempo, ni de la misma manera, ni con los mismos fines.
Todo un lío que Darwin aclararía mucho tiempo después para nuestra sorpresa, en el siglo XIX de nuestra era, hace cuatro días como quien dice.
Para los indoeuropeos politeístas de aquella época estaba todo el asunto menos claro aún, pues
creían en generaciones de dioses y diosas, siendo el 'jefe' un dios masculino, un dios padre o hijo que destronaba a la ancestral Gran Diosa femenina, para endiosarse él, un Cronos, un Zeus, un Júpiter: patriarcal y solar.
De los mortales hombre y mujer no se preocupaban gran cosa, ni se explicaba casi nada, se asemejan a ellos porque eran fruto de su imaginación mítica, castigaban o ayudaban según los casos, los sacrificios y las propiciaciones. Que se lo pregunten si no a Prometeo, o a Sísifo, o a Pandora. Ni el fuego quisieron darnos, hubo que robarlo, y todos los males salieron de la caja de una mujer. Era preciso mucho tiento para equilibrar 'Hybris' y 'Némesis'.
Y así fue creído desde la Edad del Bronce, con perduración parcial pero progresiva hasta la actualidad, no en todo el mundo por igual, en nuestro entorno con las tres religiones monoteístas, que por orden de antigüedad son:
Judaísmo, Cristianismo e Islamismo, las religiones del Libro.
En el caso cristiano con matices trinitarios añadidos, si bien no del todo originales porque había precedentes femeninos y masculinos que luego comentaremos:
Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo, Trinidad Divina de Personas Distintas en un solo Dios Verdadero, y la Virgen María, representada muy significativamente con elementos muy difundidos en la Antigüedad: con el Niño Divino, la luna, la serpiente, un manto azul y a veces con la Paloma, ave que en su caso simboliza al Espíritu Santo. Todo ello utilizado arcaicamente para representar el mito de la Gran Diosa o Diosa Madre, paleoeuropea y preindoeuropea.
Pero una versión más arcaica del Génesis, paleoeuropea y preindoruropea, hubiese sido femenina, matrilineal-matriarcal y lunar, existente desde el Paleolítico y el Neolítico y también con perduración hasta la actualidad:
una diosa con un niño divino, la luna, un ave, una serpiente (astucia, sabiduría, poderes mágicos) y sin compañero masculino concreto, aunque éste estuviese colectiva y simbólicamente representado por un animal con cuernos: un toro, un carnero o un macho cabrío, todos ellos potencial y realmente sacrificables y usualmente utilizados para juegos y sacrificios.
Con el cristianismo, la diosa virgen o femineidad arquetípica fue subliminalmente representada, sustituída y personificada en la Virgen María.
La Gran Diosa ancestral, en sus múltiples versiones, había sido ya sustituída por dioses masculinos posteriores, que solían pasar a ser su esposo, como en el caso de Osiris - Isis en Egipto y de Zeus
- Hera en Grecia.
El símbolo masculino, con cuernos, con el cristianismo se sataniza y pasa a ser diabólico: Satán, el diablo, el ángel caído.
Ya había existido una Lilith diabólica, sensual y femenina, una figura de mujer legendaria de la mitología mesopotámica y de la demonología judía.
El origen de Lilith se remonta a Lilitu y Ardat Lili, dos figuras femeninas de la mitología mesopotámica (sumeria, acadia y
asiria) relacionadas con el espíritu del viento. Lilith a veces se considera Reina de la Noche, diosa de la oscuridad o demonio maligno, Lilu. En los nombres de esta familia de demonios aparece la palabra lil, que significa ‘viento’, ‘aire’ o ‘espíritu’.
Lilith aparece mencionada dos veces en la Tablilla XII de la Epopeya de Gilgamesh, narración épica acadia de poemas sumerios de 2100 a.C, si bien esta tablilla no consta en el original de las tablillas en babilónico antiguo, fue añadida posteriormente cuando se llevaron a cabo las traducciones y recopilaciones al acadio y al asirio.
Los judíos que vivían en Babilonia
llevaron a su tierra de origen la creencia en esta criatura maligna, cuyo nombre Lilit fue adaptado a la fonética del hebreo como Lilith, y se puso en relación con la palabra
parónima hebrea laila, ‘noche’.
La Gran Diosa o Triple Diosa en sus aspectos de doncella-virgen y de madre del niño divino se personificó en la Virgen María.
Las versiones de ancianas sabias de la Triple Diosa (doncella-virgen, madre, anciana sabia) pasan a ser consideradas 'brujas' con posterioridad.
Y las trinidades, la de la Triple Diosa paleoeurooea (doncella-madre-anciana) y el posterior Triple Dios indoiranio (Brahmā - Shiva - Visnú), son homotéticas de la Trinidad cristiana del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (significado en forma de paloma, como Espíritu y ave simbólica).
La versión paleoeuropea del versículo del Génesis con que comienza este artículo no existe.
Seguro que la narración no hubiese tenido ese formato masculino, la visión del mundo hubiese sido otra, distinta y femenina. Pero intentando hacer una mera traslación paralela sería:
"Y dijo Nuestra Señora la Diosa Gran Madre:
'No es bueno que la mujer esté sola; le haré ayuda idónea para ella' "
La gran cantidad de figuras femeninas en el arte portátil del Paleolítico Superior basta
como prueba del papel hegemónico de la mujer en los grupos humanos prehistóricos.
La Gran Madre, o la Naturaleza, que ha coexistido con una visión humana animista desde el Paleolítico hasta la actualidad, es una Gran Diosa con muy diversas advocaciones en cada tiempo y lugar:
•Lilith
•Inanna
•Ishtar
•Isis
Según los especialistas en el Génesis bíblico, encontramos dos relatos distintos sobre la Creación procedentes de fuentes distintas (éstos son Gn 1,1- 2,4a; y el segundo 2,4b-25): el primero está relacionado posiblemente con la historia akadia del Enuma Elish y el segundo, el del Gan-Eden o huerta-jardín del Edén (dos palabras sumerias, que se refieren al jardín donde habitará el ser humano en el plano escatológico, es decir, al final de los tiempos).
Generalmente los especialistas identifican y comparan el carácter mítico de Génesis 1-11 con las mitologías de algunas culturas cercanas a Israel. Por tanto, para comprender la Creación - tal como figura en el Génesis - se debería al menos fijar la atención en obras como la Enuma Elish (relato babilónico de la creación ya antes mencionado), la Épica de Atrakasis (o Atrahasis) y los textos egipcios de la creación (uno de Menfis y otro de Hermópolis).
El Génesis está escrito con el lenguaje del mito y con una estructura poética que es totalmente precientífica, aunque la presentación de las ideas de su mensaje no presenta la ingenuidad característica del politeísmo arcaico.
Dicho esto, comenzamos con una cita del Génesis que contiene una realidad humana y vital que es verdad verdadera, aunque quizás hubiese sido posible contarlo en otro orden, empezando por la mujer, o mejor aún mujer y varón a la vez. Pero los tiempos eran los que eran hace unos 3.800 años, así que el asunto se narra así tal cual y hay que ponerlo en contexto, sin permanecer anclado
en su literalidad:
"Y dijo el Señor Dios:
'No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.' "
(Génesis 18-23)
'Idónea' engloba aquí un mundo entero de adjetivos. Según el texto, más que algo planificado parece una decisión 'in situ' y 'ad hoc', seguramente sea cosa del enfoque del narrador y su época. En todo caso, la solución del problema fue buenísima y literalmente divina: la
mujer.
Esto, claro está, según la versión semítica y monoteísta de un Dios Creador y Padre: un Yahvé masculino, celestial, patrilineal y patriarcal.
Al leer cuidadosamente el texto del Génesis, existe una disyuntiva porque hay dos versiones sobre cómo creó Dios a la mujer:
La primera dice:
“ Y Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, varón y mujer Él los creó.”
(Génesis 1, 27)
Es una versión igualitaria en tiempo y forma.
Y la segunda dice:
“Dios hizo que el hombre cayera en un sueño profundo y mientras estaba dormido, tomó una de sus costillas y con eso, el señor Dios creó a la mujer."
(Génesis 2, 4-25)
No es una versión tan igualitaria ni en tiempo ni en forma. El hombre había sido creado previamente con arcilla y la mujer deriva del hombre posteriormente y para su ayuda.
El hombre es creado semejante a Dios y la mujer es creada semejante al hombre, pero no al mismo tiempo, ni de la misma manera, ni con los mismos fines.
Todo un lío que Darwin aclararía mucho tiempo después para nuestra sorpresa, en el siglo XIX de nuestra era, hace cuatro días como quien dice.
Para los indoeuropeos politeístas de aquella época estaba todo el asunto menos claro aún, pues
creían en generaciones de dioses y diosas, siendo el 'jefe' un dios masculino, un dios padre o hijo que destronaba a la ancestral Gran Diosa femenina, para endiosarse él, un Cronos, un Zeus, un Júpiter: patriarcal y solar.
De los mortales hombre y mujer no se preocupaban gran cosa, ni se explicaba casi nada, se asemejan a ellos porque eran fruto de su imaginación mítica, castigaban o ayudaban según los casos, los sacrificios y las propiciaciones. Que se lo pregunten si no a Prometeo, o a Sísifo, o a Pandora. Ni el fuego quisieron darnos, hubo que robarlo, y todos los males salieron de la caja de una mujer. Era preciso mucho tiento para equilibrar 'Hybris' y 'Némesis'.
Y así fue creído desde la Edad del Bronce, con perduración parcial pero progresiva hasta la actualidad, no en todo el mundo por igual, en nuestro entorno con las tres religiones monoteístas, que por orden de antigüedad son:
Judaísmo, Cristianismo e Islamismo, las religiones del Libro.
En el caso cristiano con matices trinitarios añadidos, si bien no del todo originales porque había precedentes femeninos y masculinos que luego comentaremos:
Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo, Trinidad Divina de Personas Distintas en un solo Dios Verdadero, y la Virgen María, representada muy significativamente con elementos muy difundidos en la Antigüedad: con el Niño Divino, la luna, la serpiente, un manto azul y a veces con la Paloma, ave que en su caso simboliza al Espíritu Santo. Todo ello utilizado arcaicamente para representar el mito de la Gran Diosa o Diosa Madre, paleoeuropea y preindoeuropea.
Pero una versión más arcaica del Génesis, paleoeuropea y preindoruropea, hubiese sido femenina, matrilineal-matriarcal y lunar, existente desde el Paleolítico y el Neolítico y también con perduración hasta la actualidad:
una diosa con un niño divino, la luna, un ave, una serpiente (astucia, sabiduría, poderes mágicos) y sin compañero masculino concreto, aunque éste estuviese colectiva y simbólicamente representado por un animal con cuernos: un toro, un carnero o un macho cabrío, todos ellos potencial y realmente sacrificables y usualmente utilizados para juegos y sacrificios.
Con el cristianismo, la diosa virgen o femineidad arquetípica fue subliminalmente representada, sustituída y personificada en la Virgen María.
La Gran Diosa ancestral, en sus múltiples versiones, había sido ya sustituída por dioses masculinos posteriores, que solían pasar a ser su esposo, como en el caso de Osiris - Isis en Egipto y de Zeus
- Hera en Grecia.
El símbolo masculino, con cuernos, con el cristianismo se sataniza y pasa a ser diabólico: Satán, el diablo, el ángel caído.
Ya había existido una Lilith diabólica, sensual y femenina, una figura de mujer legendaria de la mitología mesopotámica y de la demonología judía.
El origen de Lilith se remonta a Lilitu y Ardat Lili, dos figuras femeninas de la mitología mesopotámica (sumeria, acadia y
asiria) relacionadas con el espíritu del viento. Lilith a veces se considera Reina de la Noche, diosa de la oscuridad o demonio maligno, Lilu. En los nombres de esta familia de demonios aparece la palabra lil, que significa ‘viento’, ‘aire’ o ‘espíritu’.
Lilith aparece mencionada dos veces en la Tablilla XII de la Epopeya de Gilgamesh, narración épica acadia de poemas sumerios de 2100 a.C, si bien esta tablilla no consta en el original de las tablillas en babilónico antiguo, fue añadida posteriormente cuando se llevaron a cabo las traducciones y recopilaciones al acadio y al asirio.
Los judíos que vivían en Babilonia
llevaron a su tierra de origen la creencia en esta criatura maligna, cuyo nombre Lilit fue adaptado a la fonética del hebreo como Lilith, y se puso en relación con la palabra
parónima hebrea laila, ‘noche’.
La Gran Diosa o Triple Diosa en sus aspectos de doncella-virgen y de madre del niño divino se personificó en la Virgen María.
Las versiones de ancianas sabias de la Triple Diosa (doncella-virgen, madre, anciana sabia) pasan a ser consideradas 'brujas' con posterioridad.
Y las trinidades, la de la Triple Diosa paleoeurooea (doncella-madre-anciana) y el posterior Triple Dios indoiranio (Brahmā - Shiva - Visnú), son homotéticas de la Trinidad cristiana del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (significado en forma de paloma, como Espíritu y ave simbólica).
La versión paleoeuropea del versículo del Génesis con que comienza este artículo no existe.
Seguro que la narración no hubiese tenido ese formato masculino, la visión del mundo hubiese sido otra, distinta y femenina. Pero intentando hacer una mera traslación paralela sería:
"Y dijo Nuestra Señora la Diosa Gran Madre:
'No es bueno que la mujer esté sola; le haré ayuda idónea para ella' "
La gran cantidad de figuras femeninas en el arte portátil del Paleolítico Superior basta
como prueba del papel hegemónico de la mujer en los grupos humanos prehistóricos.
La Gran Madre, o la Naturaleza, que ha coexistido con una visión humana animista desde el Paleolítico hasta la actualidad, es una Gran Diosa con muy diversas advocaciones en cada tiempo y lugar:
•Lilith
•Inanna
•Ishtar
•Isis
•Ashera
(Esposa de Yahweh en las mitologías semíticas arcaicas del Levante Mediterráneo, antes de y hasta el monoteísmo monolatreico patriarcal hebraico, fomentado y exigido por los profetas y sacerdotes yavistas a los reyes de Israel y Judá.)
•Parvati
•Uma
•Gauri
•Durgā
•Mahadevi
•Shakti
•Kāli
•Parvati
•Uma
•Gauri
•Durgā
•Mahadevi
•Shakti
•Kāli
(dominadora de Brahmā-Shiva-Visnú)
•Brimo
•Brimo
•Eirú
•Mari
•Mari
(diosa vasca - euskal jainkosa)
•Hécate
•Gaia
•Gea
•Hera
•Hestia
•Cibeles
•Circe
•Medea
•Deméter
•Perséfone
•Kore
•Afrodita
•Atenea
•Ártemis
•Venus
•Vestia
•Diana
•Ceres
•Juno
•Minerva
•Santa Maria Virgen
•Hécate
•Gaia
•Gea
•Hera
•Hestia
•Cibeles
•Circe
•Medea
•Deméter
•Perséfone
•Kore
•Afrodita
•Atenea
•Ártemis
•Venus
•Vestia
•Diana
•Ceres
•Juno
•Minerva
•Santa Maria Virgen
•Sainte Mary
•Santísima Virgen María
• La Santa Madonna
•Nôtre Dame
•Nuestra Señora
•Andra Mari
•Virgen María
•Gran Diosa
•Triple Diosa
• La Santa Madonna
•Nôtre Dame
•Nuestra Señora
•Andra Mari
•Virgen María
•Gran Diosa
•Triple Diosa
(doncella-madre-anciana)
•la Luna
•Selene
•Goiko
•Ilargi
•Ilazki
•Argizagi
•Gran Madre
•La Diosa
•Ama Lur
•Pachamama
•La Naturaleza
En origen, el varón fue compañero cazador, subalterno y fecundador de la mujer: sabia, astuta, poderosa, bella, maga, fértil y hegemónica.
Quizá compañero en un sentido menos exclusivo y más colectivo, más puntual y menos duradero.
¿Era la mujer quien 'echaba los tejos' y elegía varón? (sigue siendo así en nuestros lares, normal y sutilmente. Si alguno cree lo contrario se lleva a engaño).
El matrimonio como pareja duradera y procreadora surgió tardíamente, y el matrimonio romántico, por amor mútuo y libre elección, es algo moderno y de ayer, como quien dice.
•En el principio de los tiempos, los humanos tendrían matrilinealidad matriarcal con poliandria.
•Después surgieron los grupos con patrilinealidad patriarcal con poligamia.
•Posteriormente surgió el matrimonio patriarcal de pareja monógama.
•Actualmente el matrimonio (religioso, civil o de pareja de hecho), es voluntario, igualitario, optativo y en pareja monógama, (florituras aparte).
Y a veces, ni se sabe, porque el mundo y los seres humanos andan, como se suele decir muy expresivamente en castellano:
'a salto de mata'.
@fga51
Verano de 2020
•Selene
•Goiko
•Ilargi
•Ilazki
•Argizagi
•Gran Madre
•La Diosa
•Ama Lur
•Pachamama
•La Naturaleza
En origen, el varón fue compañero cazador, subalterno y fecundador de la mujer: sabia, astuta, poderosa, bella, maga, fértil y hegemónica.
Quizá compañero en un sentido menos exclusivo y más colectivo, más puntual y menos duradero.
¿Era la mujer quien 'echaba los tejos' y elegía varón? (sigue siendo así en nuestros lares, normal y sutilmente. Si alguno cree lo contrario se lleva a engaño).
El matrimonio como pareja duradera y procreadora surgió tardíamente, y el matrimonio romántico, por amor mútuo y libre elección, es algo moderno y de ayer, como quien dice.
•En el principio de los tiempos, los humanos tendrían matrilinealidad matriarcal con poliandria.
•Después surgieron los grupos con patrilinealidad patriarcal con poligamia.
•Posteriormente surgió el matrimonio patriarcal de pareja monógama.
•Actualmente el matrimonio (religioso, civil o de pareja de hecho), es voluntario, igualitario, optativo y en pareja monógama, (florituras aparte).
Y a veces, ni se sabe, porque el mundo y los seres humanos andan, como se suele decir muy expresivamente en castellano:
'a salto de mata'.
@fga51
Verano de 2020