El
Informe sobre Desarrollo Humano 2013 elaborado por el Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo destaca el ascenso del Sur como aspecto significativo y
relevante del progreso humano en el mundo.
Países
en desarrollo con economías importantes y dinámicas, y creciente influencia
política, están logrando un impacto significativo tanto en las dimensiones
económicas del desarrollo humano como en
otras dimensiones del mismo, realizando aportes significativos al pensamiento del desarrollo.
Para el
año 2020, la producción económica total de tres de los principales países en
desarrollo (Brasil, China e India) superará la producción total de Canadá,
Francia, Alemania, Italia, el Reino Unido y Estados Unidos. Gran parte de esta
expansión es impulsada por nuevas asociaciones de comercio y tecnología en el
interior del mismo Sur. Sin embargo, un mensaje clave es que el crecimiento
económico por sí solo no se traduce automáticamente en el progreso del desarrollo
humano. Políticas en favor de los desfavorecidos e inversiones significativas
en las personas son necesarias para expandir el acceso a un trabajo digno y
brindar un progreso sostenido.
Se identifican
cuatro áreas específicas para sostener el impulso del desarrollo:
- Mejorar la
igualdad, incluida la dimensión de género.
- Conceder voz y
participación a los ciudadanos, incluidos los jóvenes.
- Hacer frente a los problemas medio-ambientales.
- Gestionar el cambio demográfico.
A
medida que los desafíos del desarrollo mundial se tornan más complejos
y de naturaleza transfronteriza, resulta esencial una acción coordinada en los
desafíos más apremiantes de nuestra Era, ya sea la erradicación de la pobreza,
como el cambio climático, la paz y la seguridad. Debido a que los países cada
vez están más interconectados a través del comercio, la migración y las
tecnologías de información y comunicación, las decisiones políticas tomadas en un lugar
tienen impactos sustanciales en otros lugares. Las crisis de los últimos años que
han arruinado la vida de tanta gente señalan esta cuestión y la importancia de
trabajar para reducir la vulnerabilidad de los ciudadanos ante ellas.
Para
apuntalar la riqueza de conocimiento, experiencia y pensamiento del desarrollo
en el Sur, es preciso crear nuevas
instituciones que puedan facilitar la integración regional y la cooperación
Sur-Sur. Los países emergentes del mundo en desarrollo son ya fuente de
políticas sociales y económicas innovadoras, y son cada vez socios más relevantes de la cooperación al desarrollo,
del comercio y de las inversiones para otros países.
Se requiere
una mirada crítica a las instituciones de gobernanza mundial para promover un
mundo más justo e igualitario. Existen estructuras desactualizadas, que no
reflejan la nueva realidad económica y geopolítica, y se requiere una nueva era
de asociación, así como más transparencia y rendición de cuentas, y resaltar el
papel de la sociedad civil mundial en la defensa de los Derechos Humanos, así
como un mayor poder de toma de decisiones para quienes resultan más
directamente afectados por los problemas mundiales, que son las personas más pobres
y vulnerables de nuestro planeta.
El
mundo está en constante cambio, y la comprensión del actual desarrollo estatal
o mundial mejoraría mucho con las experiencias
de progreso y desarrollo de muchos países del Sur.