Tras trabajar en el eterno
invierno,
llega el transpirar de
la canícula,
con alternativa algo
ridícula:
terracita a la sombra
o el averno.
Pues eso hay en la playa:
sol de infierno.
La luz no mitiga
su partícula,
(rigor de fotón, es
de película).
Crema, gafas, visera
y baño eterno.
Salvo el chiringuito
y el refresco,
con la arena no valen
las finuras,
porque pringa seguro, no hay
salida.
Compartid el calor con quien va
fresco,
suelen convenir horas
oscuras,
promesa en noche estival, nunca
cumplida.
invierno,
llega el transpirar de
la canícula,
con alternativa algo
ridícula:
terracita a la sombra
o el averno.
Pues eso hay en la playa:
sol de infierno.
La luz no mitiga
su partícula,
(rigor de fotón, es
de película).
Crema, gafas, visera
y baño eterno.
Salvo el chiringuito
y el refresco,
con la arena no valen
las finuras,
porque pringa seguro, no hay
salida.
Compartid el calor con quien va
fresco,
suelen convenir horas
oscuras,
promesa en noche estival, nunca
cumplida.
@fga51
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