La película “Senderos de Gloria” me impresionó la primera
vez que la vi, hace años, y lo ha seguido haciendo cada vez que la he visto, y
ya van unas cuantas. Hasta esta última vez, la película me emocionaba y me
gustaba, entendía la historia y el contexto, y apreciaba en ella algo especial,
claro, sensible y digno. Esta vez ha seguido siendo así, pero he intentado
documentarme y comprenderla un poco más. Y creo que lo he conseguido. En
cualquier caso, me sigue emocionando, y pienso verla más veces…, tiene “algo”.
Stanley Kubrick y Kirk Douglas, una
historia, un guión y una película con intención, inolvidable: antibelicista,
antimilitarista y algo más que trato de exponer en esta ocasión acerca de esta
película perfecta, diáfana, digna, emotiva,…y técnicamente maravillosa.
La Primera Guerra Mundial, la “guerra
de trincheras”: sentimientos, motivaciones y principios morales. Recursos
narrativos que nos exponen el fondo de esta obra: el conflicto entre dirigentes
y dirigidos, entre “superiores” e “inferiores”, entre poderosos y oprimidos,
llámense ejércitos o sociedades, civiles o no, nacionales o globales: su
validez es universal. Sus recursos narrativos y expresivos nos muestran el
horror de la guerra y sobre todo de la
injusticia, del ataque a la vida y la dignidad ajenas, de la brutal oposición
entre generales y soldados.
Stanley Kubrick y Kirk Douglas, una película
pacifista y antimilitarista. Eso es “Senderos de Gloria”, y también algo más,
que nos “toca” por dentro la fibra sensible y nos ayuda a ser más dignos,
justos, lúcidos, críticos y obedientes o desobedientes, según nuestra
conciencia, y no según las ordenes.
El escritor Thomas Gray (1716-1771)
escribió un poema que acababa con un verso que dice:
“Los senderos de la gloria no
conducen sino a la tumba.”
En este verso se inspiró Humphrey
Cobb para titular su novela Paths of glory, es decir, Senderos de gloria,
publicada en 1935 y escrita a partir de sus vivencias en el frente durante la
Primera Guerra Mundial. Tanto la novela como la película se basan en hechos básicamente
reales, aunque adaptados en narrativa y personajes de forma más o menos libre.
Los hechos reales fueron que, durante
la Primera Guerra Mundial, sucedió un ataque desastroso y mal planificado del
ejército francés que acabó en un fracaso total, a consecuencia de lo cual el
general francés Deletoile mandó fusilar a cinco hombres de la 5ª Compañía del Regimiento
63 acusados de cobardía como castigo ejemplar para sus tropas.
A partir de la novela de Humphrey
Cobb, el director norteamericano Stanley Kubrick, junto con Caldero Willingham
y Jim Thompson, realizó el guión de la versión cinematográfica de la novela. Reticentes
otras compañías a financiar el proyecto, el guión llegó a manos del actor Kirk
Douglas, quien decidió realizar la película con su propia productora, llamada
Bryna Productions.
La película Senderos de Gloria llegó
a la pantalla en el año 1957. La acción transcurre en el año 1916, en Francia,
durante la 1ª Guerra Mundial. El alto mando francés ordena un ataque suicida
contra las posiciones alemanas en un punto estratégico supuestamente vital para
el desarrollo de la cruel guerra de trincheras a la que los combatientes se
habían visto abocados. El ataque acaba
en un fracaso rotundo y para escarmentar a las tropas, el general Mirbeau, que
era uno de los principales responsables del ataque, decide dar un castigo
ejemplar y convoca inmediatamente un consejo de guerra, en el que tres soldados
elegidos supuestamente al azar por sus superiores son acusados de cobardía ante
el enemigo y condenados a ser fusilados.
En el relato de la película se pueden
diferenciar tres actos muy bien cohesionados en un guión perfectamente sintetizado.
El primer “acto” nos muestra cómo,
por ambición de los generales, un regimiento francés en primera línea de fuego,
recibe la orden de tomar una colina imposible. Presenciando desde lejos la
prevista derrota, uno de los generales ordena abrir fuego de cañón contra sus
propios soldados para obligarles a avanzar, orden que es rechazada por el
oficial de artillería por su gravedad. Enfadado el general, ordena abrir un
consejo de guerra a sus soldados, sin plantearse ni por asomo que la culpa sea
suya.
El segundo “acto” nos narra cómo tres
hombres del regimiento en cuestión son elegidos al azar, uno de ellos con
segunda mala intención del teniente de su compañía, y sometidos a una farsa de
consejo de guerra sumarísimo. El coronel Dax en persona actúa como defensor,
pero son condenados a muerte injustamente, por una presunta e inexistente
cobardía ante el enemigo. Al día siguiente son “dignamente” fusilados ante
todos, incluida la plana mayor y los generales
El tercer “acto” refleja un final
agridulce. El general Mirbeau es apartado del mando y sometido a investigación,
con declaraciones de testigos sobre su orden de abrir fuego de cañón sobre sus
propias tropas, aunque sin haber sido obedecido. Él lo niega descaradamente…El
general Broulard ofrece al coronel Dax el puesto del general Mirbeau, ascenso
incluído. Este lo rechaza con duras y justas palabras, y es enviado de vuelta
al regimiento. Mientras tanto, el regimiento descansa unas horas. En una
secuencia emocionante por demás, uno de los mejores finales de la historia del
cine, los cansados soldados escuchan en una especie de granero cómo una chica
alemana canta. Lo que empieza con gritos y malos modos, acaba con las miradas
llorosas de unos hombres tristes, nostálgicos y compasivos, que recuerdan sus
hogares y se dan cuenta de que el
enemigo, como pueblo, siente lo mismo o parecido. El coronel Dax escucha desde
la puerta por fuera. Finalmente, el
regimiento recibe la orden de volver a primera línea de fuego inmediatamente.
Toda la película transcurre en cinco
días. La película es en blanco y negro, lo cual le da un aire melancólico y
fascinante, empleando los contraluces y la luz en general para diferenciar las
trincheras y las acciones nocturnas y diurnas. Pero también para diferenciar
ambientes: castillo del estado mayor, primera línea de fuego, sala de consejo
de guerra, etc…La cámara juega un papel clave en la estética, la narración y el
dramatismo de la película. Excelentes travellings acompañan los recorridos del general Mirbeau y
del coronel Dax por la trinchera entre los soldados, antes de salir en un
ataque hacia la muerte. Durante el ataque, la cámara al hombro y el uso del
zoom sirven para enfocar las reacciones
del coronel Dax y la masacre de los soldados del ejército francés, con
un travelling lateral magnífico. El enemigo alemán no se ve jamás. En la escena
del juicio el gran salón se filma de forma impresionante y amenazadora, con los
soldados sometidos a juicio vistos de forma digna pero desvalida. A veces la
cámara se sitúa detrás de los acusados y con un barrido de cámara se enfoca al
coronel Dax defendiéndoles inútil pero valientemente.
La escena final del canto de la joven
alemana es un modelo de montaje: primeros y medios planos con rostros de
soldados curtidos, dolidos y llorosos. Descripción con imágenes, a más no
poder.
Las interpretaciones son excelentes y
el reparto inmejorable. Kirk Douglas, en el papel del coronel Dax, abogado en
su vida civil, y como militar intachable, justo, digno e idealista, sensato y
valiente, lúcido en una palabra. Contrasta fuertemente con otros mandos, pero
no con todos, de hecho, el oficial de artillería que se niega a obedecer acude
a él para contarle lo ocurrido. George Macready, en el papel del general
Mirbeau, con cicatriz en la cara y todo: ambicioso, sin escrúpulos, mentiroso y asesino que no
duda en enviar a la muerte a sus soldados, ordenar que les cañoneen en combate,
vengativo y falaz, fusilando soldados inocentes, sin reconocer sus propias
culpas. Adolphe Menjou, en el papel del general Broulard, maquiavélico general
del estado mayor, temible manipulador sin escrúpulos, con decisiones de maldad
imprevisible: sereno, sinuoso y discreto, pero frío y temible, pendiente de
intereses políticos y mediáticos. Un monstruo, tal y como le llama el coronel
Dax hacia el final de la película. En general, todas las interpretaciones de
oficiales, tropa y sobre todo el cabo y los dos soldados juzgados, condenados y
fusilados, son geniales.

Senderos de Gloria fue prohibida por
el gobierno francés de la época, que bajo las presiones de las asociaciones de
excombatientes, consideró la película como un atentado contra los valores
nacionales. No se estrenó en Francia hasta 1972. En España fue prohibida
durante más de veinte años por el régimen franquista, y fue exhibida por
primera vez en el Festival de Cine de San Sebastián de 1980.
Kubrick nos presentó en esta película
su propia visión de los ejércitos, y por
extensión de la sociedad, dividida en dirigentes y dirigidos, pero separados por
insuperables diferencias: poderosos por un lado, y pobres desvalidos por el
otro. Parece un análisis marxista de la
realidad, en el que se sustituyen las clases sociales por los contrapuestos
intereses de oficiales y soldados. Pero es algo implícito, sin enfrentamiento
explícito, porque los soldados no tienen en la película la menor posibilidad de
comunicarse, dialogar y mucho menos aún cambiar o mejorar sus miserables
condiciones de vida y de muerte. Parece que el verdadero enemigo del soldado no
fuera el soldado enemigo invisible en la película, ni el pueblo “enemigo”,
simbolizado en la joven cantante del final, donde queda de manifiesto que al
fin y al cabo viven y sufren por lo mismo, sino sus propios mandos, oficiales y
generales representantes de las clases sociales altas, cuyos intereses les
enfrentan en una cruel y deshumanizada guerra, en este caso entre Alemania y
Francia, y otros países que no vienen a cuento en la película, y que le costó
al Kaiser su corona, y a Alemania unas humillantes y penosas condiciones de
rendición, con la ayuda de los británicos y norteamericanos, lo que a su vez
favoreció el surgimiento del nazismo, y posteriormente otra horrorosa Segunda Guerra Mundial.
Conviene recordar que durante la
Primera Guerra Mundial, en año 1917, triunfó en la Rusia zarista la revolución
bolchevique, y el gobierno revolucionario sacó a Rusia de la guerra
inmediatamente, para posteriormente luchar contra ejércitos
contrarrevolucionarios, con el nuevo ejército rojo que Trosky organizó para
sustituir al zarista. Y hoy en día se dice que incluso eso
vino bien a los intereses de algún gran banquero , porque le proporcionó el monopolio
del petróleo mundial, e incluso que para ello financió a los revolucionarios.
La película Senderos de Gloria es probablemente la
más antibelicista de la historia del cine, con un estilo conciso, duro, claro y
bien hilvanado, que no puede dejar insensible a quien la ve.
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