En general en toda Europa, el siglo
XIX vio cómo las tierras comunales pasaron a ser de provecho exclusivo. A
partir de mediados del siglo XVIII en la mayoría de los países europeos las
propiedades colectivas son el objeto de ataques cada vez más violentos en
nombre de concepciones nuevas que se imponen. Hasta entonces, esas tierras eran
mayoritariamente consagradas al pasto común, pudiendo ser objeto del litigio
entre señores y habitantes, entre comunidades vecinas o en el seno de cada una
de ellas, pues los individuos trataban de acapararse de su goce o de su
propiedad. Los ataques asimismo resultaban de los problemas financieros de las
colectividades, y la venta de sus tierras pudo servir para compensar deudas en
períodos difíciles. Pero hacia 1750 la naturaleza de los ataques cambia
radicalmente pues estos se basan en un fundamento ideológico al nacer el
pensamiento económico liberal. (…)
De esta manera, resultaría imposible
hacer marcha atrás. En la montaña vasca, se cerraba la página histórica del
comunalismo. Este ya no subsistiría más que en ciertas prácticas concretas y
parciales o en ciertos lugares, de manera residual o testimonial, e incluso estos
resquicios han sido atacados.(Santos, S y Madina, I. Comunidades sin Estado en la Montaña Vasca, 2012. Citando a Demélas, M.D. y Vivier, N. Les propriétés collectives face aux ataques libérales (1750-1914), Europe occidentale et Amérique latine.)
Lo mismo se puede decir de la
minería. Las guerras carlistas y aboliciones forales del siglo XIX están
relacionadas, entre otros factores, por los intereses ya citados.
Hoy día, corren peligro las Juntas
Administrativas, Concejos y Concejos Abiertos, por los mismos motivos, además
del intento de eliminación de la democracia directa. Para ello se argumenta en
nombre de la racionalización administrativa del territorio. Pero es por lo ya
citado por lo que se pretende eliminar los Concejos y similares, agrupándolos
en Ayuntamientos y Municipios, regidos por los mismos partidos políticos que
rigen las Diputaciones, a veces incluso forales, los gobiernos y los estados.
Todo ello regulado por “adecuadas” leyes electorales y de partidos. O sea,
votar cada 4 años, democracia
representativa, y privatizaciones.
Las propiedades Comunales y los
Concejos, más aún si son abiertos, molestan desde el siglo XVIII, y vienen desapareciendo
desde el siglo XIX. Pero los que quedan merecen ser defendidos, porque bajo las
engañosas razones en su contra yacen las razones de siempre: dinero y poder.
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