1.- Erase una vez un antiguo
paradigma, llamado Estado del Bienestar, en el que el pacto social garantizaba
una vida digna con salud, formación y trabajo para casi tod@s a cambio de un
esfuerzo razonable, y solidaridad para con los más desfavorecidos. Algunas
personas incluso acomodaban su vida al lema escrito en la lápida superior.
3.- Poco después, a muchas personas
empezaron a desaparecerles sus vidas, y les dieron una maleta para que se
buscasen la vida en otro lado. Algunas no sabían cómo, y otras ni siquiera
podían comenzar la experiencia de vivirla. Y así nos quedamos sin jóvenes
valiosos.
4.- La cosa se complicó tanto que
incluso el antiguo concepto de respeto empezó a escasear. Y ya se sabe que sin
respeto mutuo no es posible la convivencia.
5.- Surgieron voces de personas
honestas que, con la mano en el pecho, decían que los valores no se cambian, y
que había que hacer valer los derechos humanos. Unas personas estaban
desengañadas, cansadas y abatidas, pero otras estaban indignadas.
6.- Así que much@s decidieron no
amargarse la vida y adaptarse a las circunstancias, que, por otro lado,
pensaban no poder modificar.
7.- Algo de razón tenían, porque en
tales circunstancias conservar la alegría era ya de por sí un gran logro.
8.- Otr@s filosofaban y pensaban que
a veces en la vida subir y bajar es un cuento de nunca acabar y, de todas
formas, siempre se acaba en el mismo sitio.
9.- Otr@s preferían ahogar sus penas
en el hedonismo y la bebida. El gobierno subió el IVA, como consecuencia de lo cual bajó el
consumo, y fue peor.
10.- Much@s decidieron despedirse de
sus seres queridos para mejorar su estado, cambiando de lugar, y también de
vida y costumbres mientras la tormenta pasaba, y hasta que de verdad apareciese
lo que los gobernantes llamaban “brotes verdes”, y que nadie veía por
ninguna parte, ni se sabía lo que quería decir. Y much@s se quedaron por el
camino.
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