domingo, 21 de abril de 2024

Sobre China.


Son muchos los que al regresar de China muestran su admiración por su enorme potencial productivo y exportador. Hay entusiastas admiradores y defensores de la laboriosidad china. Debería de preocuparnos, porque ello puede inducir millones de parados en Europa y otros países industrializados occidentales.

Un empresario decía que en sus fábricas de China producía millones de unidades, cuando en Europa sólo fabricaba ya un millón. Además, con una calidad equivalente y con una velocidad de distribución impresionante, supuestamente. Los chinos lanzan un producto al mercado en cuestión de semanas, a costo y precio menor que el europeo. Una de sus fábricas chinas ya se estaba trasladando al interior, porque los salarios de la región costera en la que se hallaba instalada eran "demasiado" altos: 100 dólares mensuales...además, los chinos trabajan mucho más de 8 horas diarias, y "gozan" de poquísimos días de vacaciones, sin practicamente ningún derecho laboral. Parece imposible competir con ellos, salvo con productos innovadores de alta tecnología y alto valor añadido.

Detrás de esta "situación" está la gran trampa. No se trata de una estrategia comercial, sino de una estrategia de "poder" para conquistar el mercado. Los chinos están sacando provecho de la actitud de los "empresarios" occidentales, que prefieren deslocalizar la producción quedándose tan sólo con lo que le agrega valor: la marca comercial.

Cada vez es más difícil encontrar en las grandes redes de distribución occidentales algún producto de consumo "made in USA", o "made in EU". Todo es "made in China", con una marca occidental. Las empresas ganan dinero comprando a los chinos y vendiendo luego con su marca. Sólo interesa el lucro inmediato, aunque esto suponga cerrar fábricas y generar desempleo. Muchas veces no queda otro remedio, porque así lo hace la competencia, y de lo contrario no se puede sobrevivir.

Mientras los occidentales deslocalizan sus fábricas y productos para ganar algo a corto plazo, China aprovecha ese enfoque para adquirir tecnología occidental, adquirir "know how", y apropiarse del mercado, con objeto de dominar a largo plazo.

Mientras las grandes empresas occidentales se quedan con sus marcas y con el diseño. los chinos se quedan con la producción, contribuyendo al desmantelamiento de los parques industriales occidentales. de modo que en un futuro próximo veremos cómo los productos chinos aumentan sus precios produciendo un "shock manufacturero", como sucedió con el "shock petrolero" en los años 70, pero entonces será ya demasiado tarde. Occidente ya ha deslocalizado sus fábricas textiles, del calzado, del juguete, del mueble, etc...y pronto las industrias del automóvil y las de sus componentes.

Entonces el  mundo se dará cuenta de que levantar nuevas fábricas tendrá costes prohibitivos, y deberá rendirse al poderío chino. Se dará también cuenta de que se ha alimentado a un enorme dragón, y de que nos hemos convertido en su rehén. Un dragón que aumentará gradualmente sus precios, puesto que será quien dicte las nuevas leyes del mercado, y será quien mande, pues tendrá el monopolio de la producción, de las fábricas, de algunas materias primas, y de los empleos. Y será quien regulará los precios internacionales. Mientras busca su "vía de escape" hacia la India, antes de que otros lo hagan y le puedan perjudicar en su previsible hegemonía.

Asistiremos a un cambio de las reglas de juego, lo que producirá en la economía otra crisis económica de dimensiones globales. Pero entonces será demasiado tarde una vez más. Los occidentales miraremos tristemente las ruinas de nuestras antiguas fábricas, sus técnicos jubilados, y las ruinas de sus parques fabriles destruidos.

China, a diferencia de Rusia, se ha convertido en un rival geopolítico importante para EEUU. Sus líderes transforman la economía del país con firmeza, mano dura, y sin dejarse manejar, al contrario: comprando bonos de deuda pública de países occidentales, tierras en África, etc...

China se ha convertido ya en el primer país del mundo en comercio exterior, por delante de EEUU y de Alemania, y se prevé que alcance el primer puesto de la economía mundial para el período 2016-2020.

Entre su enorme población, existen ya actualmente 100 millones de chinos de clase media. Pronto se duplicará y triplicará esa cantidad, con el impacto que ello conllevará en el consumo, la ecología, la economía, la cultura, los aspectos sociales, etc...

La globalización se va produciendo, pero parece que la hegemonía cambiará de modo y espacio: será diferente y compartida, con nuevos protagonistas y  nuevas alianzas.
Aunque ya veremos si es para mejor.


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