lunes, 29 de enero de 2018

Entre otras cosas.



1.
Creemos
ser equilibrados.
Pero luego, venidas
'las mal dadas',
no lo es tanto.
Enseguida
se origina un gran
espanto,
y si no acaba el asunto
con espadas,
al menos se parece,
entre jugadas,
a un gran juego de
dados,
en que el premio
es un paquete
de absurdos 
pensamientos
que dan origen
a senti~mientos
pesados.

2.
Nos lleva años ser
felices.
Mas, al cabo,
en un mal día,
se ata un nudo
en el estómago,
impaciente,
doloroso,
y de 'narices'.
Cae todo por
el suelo,
sin el menor
menoscabo.
Surge el duelo
y la porfía.
Todo es rudo,
no se fía,
y sin ningún
expediente,
todo se vuelve
asqueroso.
Se notan ya
las varices,
y a las malas
directrices
siguen crueles
decisiones.
Sin perdón,
y al fin y al
cabo,
se acabaron
las perdices.

3.
Tanto esfuerzo
para nada.
Si queriendo
hacerlo bien
nos sale mal,
¿si quisiera hacerse
mal
saldría
bien?
Admirar
la belleza
es lo normal.
Desearla también.
El asunto es
delicado
y de conjunto.
Pues en todo
interviene la moral.
Y si hay rastro
de aquello que
te mina,
los líos aparecen
derrepente.
Nuestro mundo
se estremece
y te domina.
Pronto palidece
aquél que
miente.
No se acierta
en la jugada.

4.
¿Es preciso
el disimulo?
A veces.
Para evitar
el defecto
de la ira.
Y vivir,
sin los reproches
normales,
sobre cosas que son
muy naturales,
pero que, aunque
no sean formales,
no se deben
de tachar como
anormales.
Salvo las que no
son muy 'legales',
porque 
se hace daño 
a los otros,
como tales.
No compensa 
el acumulo.


5.
Hay asuntos
muy particulares.
De pareja,
sea como sea.
Que a nadie
le interesa
que se vea.
Mas, 
a quien te quiere
lealmente,
de verdad,
no le vayas 
con engaño,
tristemente,
sino sin apaño 
ni mentira.
Pues no otra cosa
es la infidelidad,
la que rompe toda
paridad.
Tu lo ves,
y si fuese
del revés,
desaparecería
tu nirvana
en el traspiés.
Porque aunque
todos somos
diferentes
(en asuntos
que tocan
a las mentes),
la fisiología
es igual,
en asunto
de tipo
corporal.
Así en todos
los lugares.

6.
Ser de la misma
especie,
de animales,
de dignos apellidos
Sapiens Sapiens,
de nosotros mismos
recibidos,
que no nos hacen
más nobles ni leales,
a duras penas 
conscientes racionales,
mas de fuertes 
e inconscientes
emociones,
hace a todos ser
muy
iguales.
Aunque alguno más
se precie.

7.
El género,
que es el sexo,
interviene, 
irrefrenable y poderoso,
dulcemente.
El dinero,
que es poder,
se nos impone
inclemente.
La vida es breve, 
corta.
Laberinto 
complicado,
ansioso,
cruel,
deseoso,
variopinto.
No se entiende.
Poco 
importa.
El cosmos 
y la vida
son misterios.
Vivamos
este don
que es tan
preciado.
¡Que luego
nos quitan
lo bailado!
Y tras haber pasado
lo que no está escrito,
sin dinero,
ningún nexo.

@fga51


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