martes, 29 de septiembre de 2015

La galaxia del sufrimiento humano.



Los seres humanos tenemos sentimientos que se generan en el cerebro. Su génesis implica energía, la energía electroquímica de las sinapsis neuronales. Pero los sentimientos se transforman a lo largo de nuestras vidas para finalmente desaparecer, como mortales que somos. En este sentido, los sentimientos humanos no parecen ser energía en el sentido físico, puesto que no cumplen con el Primer Principio de la Termodinámica: la energía ni se crea ni se destruye, solamente se transforma.
 
El sufrimiento es un sentimiento demasiado abundante en la Humanidad. Si el sufrimiento humano fuese conservable, desde el origen de nuestra especie podría haber formado ya una galaxia más grande y reluciente que la mayor del Universo o, mejor dicho, un agujero negro más grande que el mayor del Universo.
Pero el/la Creador@ guarda silencio, y nosotr@s sus criaturas, de una forma u otra, le pedimos que elimine esa galaxia o ese agujero negro del sufrimiento humano, y que haga lo que quiera con las leyes físicas del resto del Cosmos o del Caos.
Bastante tenemos con ser mortales para además tener que sufrir los avatares del mal, la enfermedad, la vejez, y el sufrimiento en general.
Señor@, escucha y ten piedad.
 

lunes, 21 de septiembre de 2015

Ciudades Inteligentes: las "Smart Cities" se ponen de moda.



Ciudades Inteligentes, “Smart Cities”, ¿realidad, o utopía virtual con riesgo distópico?

El concepto de “Ciudad Inteligente” hace referencia a los núcleos urbanos basados en la gestión sostenible de los recursos y que emplean las últimas tecnologías para responder a las necesidades y demandas de los ciudadanos con el objetivo de fomentar la participación y elevar la calidad de vida de los habitantes.   
Pero ni la tecnología ni el urbanismo son ni social ni ideológicamente neutros en la práctica de la vida real. A este respecto se publican estudios indicando los riesgos de que se incrementen las desigualdades sociales, económicas y de género.
Se puede percibir una cierta afinidad entre estas nuevas propuestas urbanas y un concepto neoliberal del urbanismo, así como una prioridad de los servicios frente a la industria, o bien conceptos relacionados con el “Internet de las Cosas” (IoT – Internet of Things) y la Industria 4.0, en la que robots con inteligencia artificial sustituirán a los humanos, de modo que los puestos de trabajo serán para unos programadores y matemáticos, y los demás servirán en lo que puedan o serán “desechables”.
Eso sí, se podrá saber “on line” cuándo pasa el siguiente autobús u opinar sobre temas de la ciudad. Pero sin molestar,  y sin garantía de que hagan caso, que para eso se vota y luego no hay que quejarse.
O sea que, para hacer asumir el transhumanismo que se nos viene encima, se concede una participación de baja relevancia y una calidad de vida de valores neoliberales no bien definidos, junto con un uso acrítico de la tecnología y una visión parcial de la sostenibilidad (que para ser completa requiere personas, economía, cultura  y entorno).
La “Smart City” puede ser un concepto de despiste de otros problemas y realidades y una falsa solución esperanzadora basada en la tecnología pero escasa de valores humanos, y un agravio comparativo con los campos de refugiados que genera la geopolítica mundial y con los conflictos que genera y no resuelve.