Hastíos invernales
generados
por la lluvia pertinaz
y la rutina,
me llevan a París
y la retina
refleja unos lugares
recordados.
Hay en París secretos
muy guardados.
El mayor es su frio,
que rechina.
Cuando azota, lo hace
con inquina,
a parisinos de negro,
habituados.
No pierde su 'glamour'
tan ilustrado,
ni el ágil caminar de
sus viandantes,
que delata al turista
despistado.
Para mí, nada es ya lo que fue
antes.
Lo que eran mil angustias
de expatriado,
se tornaron en calmas
relajantes.
Luz pasada, foranea,
de feriantes,
cual Rueda de Fortuna,
(que no noria),
nítida lucidez de la
memoria.
@fga51
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