viernes, 9 de marzo de 2012

Coaching, coaching ontológico y deontología del coaching

El coaching se puso de moda, aunque no podría decir lo extendido que se encuentra hoy en día. Sin embargo,el término "coaching" es muy impreciso, y conviene clarificar a qué se llama coaching y qué tipos de coaching nos ofrecen.En principio el término "coach" viene del inglés y significa entrenador. Del campo de los deportes, el coaching se ha extendido a otros ámbitos, tales como la empresa, con un concepto vinculado a la eficacia y al asesoramiento experto.
Pero cuando el coaching se aplica a la vida y al crecimiento y desarrollo personal adquiere otra visión sistémica y otro contenido.

Tuve la ocasión, hace ya años, de asistir a un curso de Coaching Ontológico de nueve meses de duración a tiempo parcial. Desarrollaba una visión sistémica del Ser Humano, así como una aproximación al concepto de realidad o realidades y la apreciación que de ellas tiene cada observador, así como una visión del ser humano como un ser compuesto de corporalidad, emocionalidad y lenguaje, estando estos tres ámbitos interrelacionados entre sí.

Respecto del lenguaje, se explicaba su ontología como vehículo del pensamiento humano, pocas veces racional y lógico, salvo en las ciencias puras o exactas, y herramienta de aprendizaje, cultura y comunicación verbal, oral o escrita, ya que hay otro lenguaje humano no verbal, por ejemplo el lenguaje corporal. 
Dentro del lenguaje, se debe distinguir entre afirmaciones, verdaderas o falsas, juicios de valor, que se deben de fundamentar, y juicios críticos, que conviene aprender a entregar y recibir de forma adecuada.
Asimismo las conversaciones, que pueden ser diseñadas, tanto para planificar acciones, como para planificar otras conversaciones.
En definitiva, el lenguaje nos constituye como seres humanos, y nos abre o nos cierra acciones y posibilidades, crea el mundo humano, y lo hace posible o imposible, a lo que habría que añadir la escucha, que no es lo mismo que el acto de oír, e incluye entre otras cosas la empatía.

Respecto a la emocionalidad, se aprende a conocer sus tipos, y  respetar la tristeza y el miedo. No somos responsables de sentir una emoción, pero podemos serlo de permanecer en ella, ya que podemos modificarla con la corporalidad, el lenguaje, y la introspección, sabiendo qué i por qué siento lo que siento en cada momento, y si no las emocionalidades, que tienen algo de propio carácter, al menos las emociones son contínuamente cambiantes.

Respecto a la corporalidad, se puede aprender el lenguaje no verbal, la observación y la desinhibición, mediante ejercicios.

Entre otros asuntos varios que debe tocar el coaching ontológico están la filosofía y la psicología. Y otros, tales como los mitos, la ética, los "claros del bosque", entendidos como momentos de especial lucidez, el "kairós" entendido como el momento en que algo es posible, y una puerta se abre para volverse a cerrar, el ahora o nunca.
 Y lo "poderoso", no en el sentido ordinario, sino en el sentido de ser capaz de prometer y cumplir cosas importantes. El "ciclo de la promesa" tiene especial relevancia, por las consecuencias de agradecimiento o rencor que trae su cumplimiento o incumplimiento.
También se trata de comprender e interiorizar el sentido de "liviandad" en la vida vs. la gravedad, el perdón como acto que nos libera del otro, sigamos o no tratándonos con él, y el silencio que debíamos aprender a ejercitar, salvo que se trate del "silencio culpable", en el que todos sabemos algo sin hablar de ello, y pudre relaciones humanas y organizaciones.

Todo esto tiene un valor intrínseco de desarrollo personal, a lo que hay que añadir la propia y específica sesión o sesiones de coaching. En una sesión de coaching ontológico se comienza por un "quiebre", entendido como problema que afecta y no puede resolver una persona dada, como observador de una realidad, necesitando la ayuda de otra persona, otro observador que le pueda ayudar a encontrar una solución que le "cause" sentido, sondeando y sugiriendo con su permiso y hasta donde quiera cada uno. Siempre con respeto sumo, hasta el límite deseado,
abriendo, interviniendo y cerrando el tema objeto del "quiebre", con una sugerencia que tenga sentido, y guardando confidencialidad, en el más estricto sentido ontológico y deontológico del coaching. Para todo esto hay que otorgar o conferir una autoridad "temporal" al coach, que obviamente puede ser revocada en cualquier momento por el motivo que sea.

El curso de 9 meses incluía conferencias, lecturas, reflexión, redacción de trabajos, trabajo en equipos, presentaciones y exposiciones al propio y otros equipos etc...
Una vez más se validaban los viejos lemas de "Castigat ridendo mores" y "Solus labor parit virtutem et sola virtus parit honorem", y la aplicación diaria del análisis del "dónde estoy" y "qué me está pasando".

Pasados los años y hecho balance, ha servido para mucho. Favorece y facilita el cambio personal, mejora la eficacia y el logro, ayuda al desarrollo y crecimiento personales, sirve para encajar y realizar mejor la crítica, y mejora la capacidad de relación interpersonal y el liderazgo de equipos. Mejoró mi liviandad, lenguaje, observación, escucha, reflexión, introspección, respeto, desinhibición, capacidad de hablar en público y encajar la crítica.
El coaching ontológico tiene relación con la Inteligencia Emocional y la Psicología Positiva.
Pero la credibilidad personal hay que ganársela, eso no se enseña.
Visto con perspectiva, creo que mereció la pena, fue verdadero aprendizaje, y no precisamente fácil de conseguir.





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