domingo, 18 de marzo de 2012

"Los senderos de gloria no conducen sino a..." (Paths of Glory). Recordando buen cine emblemático.






 
La película  “Senderos de Gloria” me impresionó la primera vez que la vi, hace años, y lo ha seguido haciendo cada vez que la he visto, y ya van unas cuantas. Hasta esta última vez, la película me emocionaba y me gustaba, entendía la historia y el contexto, y apreciaba en ella algo especial, claro, sensible y digno. Esta vez ha seguido siendo así, pero he intentado documentarme y comprenderla un poco más. Y creo que lo he conseguido. En cualquier caso, me sigue emocionando, y pienso verla más veces…, tiene “algo”.
Stanley Kubrick y Kirk Douglas, una historia, un guión y una película con intención, inolvidable: antibelicista, antimilitarista y algo más que trato de exponer en esta ocasión acerca de esta película perfecta, diáfana, digna, emotiva,…y técnicamente maravillosa.
La Primera Guerra Mundial, la “guerra de trincheras”: sentimientos, motivaciones y principios morales. Recursos narrativos que nos exponen el fondo de esta obra: el conflicto entre dirigentes y dirigidos, entre “superiores” e “inferiores”, entre poderosos y oprimidos, llámense ejércitos o sociedades, civiles o no, nacionales o globales: su validez es universal. Sus recursos narrativos y expresivos nos muestran el horror  de la guerra y sobre todo de la injusticia, del ataque a la vida y la dignidad ajenas, de la brutal oposición entre generales y soldados.
Stanley  Kubrick y Kirk Douglas, una película pacifista y antimilitarista. Eso es “Senderos de Gloria”, y también algo más, que nos “toca” por dentro la fibra sensible y nos ayuda a ser más dignos, justos, lúcidos, críticos y obedientes o desobedientes, según nuestra conciencia, y no según las ordenes.
El escritor Thomas Gray (1716-1771) escribió un poema que acababa con un verso que dice:
“Los senderos de la gloria no conducen sino a la tumba.”
En este verso se inspiró Humphrey Cobb para titular su novela Paths of glory, es decir, Senderos de gloria, publicada en 1935 y escrita a partir de sus vivencias en el frente durante la Primera Guerra Mundial. Tanto la novela como la película se basan en hechos básicamente reales, aunque adaptados en narrativa y personajes de forma más o menos libre.
Los hechos reales fueron que, durante la Primera Guerra Mundial, sucedió un ataque desastroso y mal planificado del ejército francés que acabó en un fracaso total, a consecuencia de lo cual el general francés Deletoile mandó fusilar a cinco hombres de la 5ª Compañía del Regimiento 63 acusados de cobardía como castigo ejemplar para sus tropas.
A partir de la novela de Humphrey Cobb, el director norteamericano Stanley Kubrick, junto con Caldero Willingham y Jim Thompson, realizó el guión de la versión cinematográfica de la novela. Reticentes otras compañías a financiar el proyecto, el guión llegó a manos del actor Kirk Douglas, quien decidió realizar la película con su propia productora, llamada Bryna Productions.
La película Senderos de Gloria llegó a la pantalla en el año 1957. La acción transcurre en el año 1916, en Francia, durante la 1ª Guerra Mundial. El alto mando francés ordena un ataque suicida contra las posiciones alemanas en un punto estratégico supuestamente vital para el desarrollo de la cruel guerra de trincheras a la que los combatientes se habían visto  abocados. El ataque acaba en un fracaso rotundo y para escarmentar a las tropas, el general Mirbeau, que era uno de los principales responsables del ataque, decide dar un castigo ejemplar y convoca inmediatamente un consejo de guerra, en el que tres soldados elegidos supuestamente al azar por sus superiores son acusados de cobardía ante el enemigo y condenados a ser fusilados.
En el relato de la película se pueden diferenciar tres actos muy bien cohesionados en un guión perfectamente sintetizado.
El primer “acto” nos muestra cómo, por ambición de los generales, un regimiento francés en primera línea de fuego, recibe la orden de tomar una colina imposible. Presenciando desde lejos la prevista derrota, uno de los generales ordena abrir fuego de cañón contra sus propios soldados para obligarles a avanzar, orden que es rechazada por el oficial de artillería por su gravedad. Enfadado el general, ordena abrir un consejo de guerra a sus soldados, sin plantearse ni por asomo que la culpa sea suya.


El segundo “acto” nos narra cómo tres hombres del regimiento en cuestión son elegidos al azar, uno de ellos con segunda mala intención del teniente de su compañía, y sometidos a una farsa de consejo de guerra sumarísimo. El coronel Dax en persona actúa como defensor, pero son condenados a muerte injustamente, por una presunta e inexistente cobardía ante el enemigo. Al día siguiente son “dignamente” fusilados ante todos, incluida la plana mayor y los generales
El tercer “acto” refleja un final agridulce. El general Mirbeau es apartado del mando y sometido a investigación, con declaraciones de testigos sobre su orden de abrir fuego de cañón sobre sus propias tropas, aunque sin haber sido obedecido. Él lo niega descaradamente…El general Broulard ofrece al coronel Dax el puesto del general Mirbeau, ascenso incluído. Este lo rechaza con duras y justas palabras, y es enviado de vuelta al regimiento. Mientras tanto, el regimiento descansa unas horas. En una secuencia emocionante por demás, uno de los mejores finales de la historia del cine, los cansados soldados escuchan en una especie de granero cómo una chica alemana canta. Lo que empieza con gritos y malos modos, acaba con las miradas llorosas de unos hombres tristes, nostálgicos y compasivos, que recuerdan sus hogares y se dan cuenta de  que el enemigo, como pueblo, siente lo mismo o parecido. El coronel Dax escucha desde la puerta por fuera.  Finalmente, el regimiento recibe la orden de volver a primera línea de fuego inmediatamente.
Toda la película transcurre en cinco días. La película es en blanco y negro, lo cual le da un aire melancólico y fascinante, empleando los contraluces y la luz en general para diferenciar las trincheras y las acciones nocturnas y diurnas. Pero también para diferenciar ambientes: castillo del estado mayor, primera línea de fuego, sala de consejo de guerra, etc…La cámara juega un papel clave en la estética, la narración y el dramatismo de la película. Excelentes  travellings  acompañan los recorridos del general Mirbeau y del coronel Dax por la trinchera entre los soldados, antes de salir en un ataque hacia la muerte. Durante el ataque, la cámara al hombro y el uso del zoom sirven para enfocar las reacciones  del coronel Dax y la masacre de los soldados del ejército francés, con un travelling lateral magnífico. El enemigo alemán no se ve jamás. En la escena del juicio el gran salón se filma de forma impresionante y amenazadora, con los soldados sometidos a juicio vistos de forma digna pero desvalida. A veces la cámara se sitúa detrás de los acusados y con un barrido de cámara se enfoca al coronel Dax defendiéndoles inútil pero valientemente.
La escena final del canto de la joven alemana es un modelo de montaje: primeros y medios planos con rostros de soldados curtidos, dolidos y llorosos. Descripción con imágenes, a más no poder.


Las interpretaciones son excelentes y el reparto inmejorable. Kirk Douglas, en el papel del coronel Dax, abogado en su vida civil, y como militar intachable, justo, digno e idealista, sensato y valiente, lúcido en una palabra. Contrasta fuertemente con otros mandos, pero no con todos, de hecho, el oficial de artillería que se niega a obedecer acude a él para contarle lo ocurrido. George Macready, en el papel del general Mirbeau, con cicatriz en la cara y todo: ambicioso,  sin escrúpulos, mentiroso y asesino que no duda en enviar a la muerte a sus soldados, ordenar que les cañoneen en combate, vengativo y falaz, fusilando soldados inocentes, sin reconocer sus propias culpas. Adolphe Menjou, en el papel del general Broulard, maquiavélico general del estado mayor, temible manipulador sin escrúpulos, con decisiones de maldad imprevisible: sereno, sinuoso y discreto, pero frío y temible, pendiente de intereses políticos y mediáticos. Un monstruo, tal y como le llama el coronel Dax hacia el final de la película. En general, todas las interpretaciones de oficiales, tropa y sobre todo el cabo y los dos soldados juzgados, condenados y fusilados, son geniales.




Senderos de Gloria fue prohibida por el gobierno francés de la época, que bajo las presiones de las asociaciones de excombatientes, consideró la película como un atentado contra los valores nacionales. No se estrenó en Francia hasta 1972. En España fue prohibida durante más de veinte años por el régimen franquista, y fue exhibida por primera vez en el Festival de Cine de San Sebastián de 1980.
Kubrick nos presentó en esta película su propia visión de los ejércitos,  y por extensión de la sociedad, dividida en dirigentes y dirigidos, pero separados por insuperables diferencias: poderosos por un lado, y pobres desvalidos por el otro. Parece un análisis marxista de la realidad, en el que se sustituyen las clases sociales por los contrapuestos intereses de oficiales y soldados. Pero es algo implícito, sin enfrentamiento explícito, porque los soldados no tienen en la película la menor posibilidad de comunicarse, dialogar y mucho menos aún cambiar o mejorar sus miserables condiciones de vida y de muerte. Parece que el verdadero enemigo del soldado no fuera el soldado enemigo invisible en la película, ni el pueblo “enemigo”, simbolizado en la joven cantante del final, donde queda de manifiesto que al fin y al cabo viven y sufren por lo mismo, sino sus propios mandos, oficiales y generales representantes de las clases sociales altas, cuyos intereses les enfrentan en una cruel y deshumanizada guerra, en este caso entre Alemania y Francia, y otros países que no vienen a cuento en la película, y que le costó al Kaiser su corona, y a Alemania unas humillantes y penosas condiciones de rendición, con la ayuda de los británicos y norteamericanos, lo que a su vez favoreció el surgimiento del nazismo, y posteriormente otra horrorosa  Segunda Guerra Mundial.
Conviene recordar que durante la Primera Guerra Mundial, en año 1917, triunfó en la Rusia zarista la revolución bolchevique, y el gobierno revolucionario sacó a Rusia de la guerra inmediatamente, para posteriormente luchar contra ejércitos contrarrevolucionarios, con el nuevo ejército rojo que Trosky organizó para sustituir al zarista. Y hoy en día se dice que incluso eso vino bien a los intereses de algún gran  banquero , porque le proporcionó el monopolio del petróleo mundial, e incluso que para ello financió a los revolucionarios.
La película Senderos de Gloria es probablemente la más antibelicista de la historia del cine, con un estilo conciso, duro, claro y bien hilvanado, que no puede dejar insensible a quien la  ve.














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