domingo, 16 de febrero de 2014

Materiales para una Ética del Siglo XXI.



 

Al oír la palabra Filosofía vienen a nuestra mente conceptos abstractos, difusos, teóricos, y quizás poco pragmáticos, por regla general.  Sin embargo, lo que tiene sentido es la filosofía aplicada a la vida, al arte de vivir. Si no sirve para ayudar a vivir, la filosofía es pura especulación. De hecho, toda la Historia de la Filosofía es un intento humano de encontrar respuesta a tres preguntas:
- Qué podemos llegar a saber.
- Qué debemos hacer, o cómo debemos actuar.
- Qué estamos en situación de alcanzar.
Las respuestas a la segunda pregunta, qué debemos hacer o cómo debemos actuar, constituye la Ética o Filosofía Moral. A veces se confunden la Ética y la Moral. Ambas tienen similar etimología, ya que en latín "Mos-(ris)" significa costumbre, y en griego "Ethos" significa modo de vida, carácter, costumbre.

Es decir, tanto la Ética como la Moral eran el conjunto de acciones que una sociedad o colectivo humano consideraba como costumbres: sus buenos usos y costumbres.
El tiempo y el uso han separado "algo" ambos conceptos, aunque ambos tratan sobre lo que es bueno o malo.

Las religiones han sido más afines al concepto de Moral, o inmoral, con un conjunto de reglas sobre lo que es bueno y malo conforme a una Verdad revelada, y por tanto no discutible. El método religioso-moral requiere fe.

El método ético, en cambio, requiere reflexión respecto  a lo que es bueno, conforme con la naturaleza humana, lo cual suele ser más discutible. Por eso el poder suele evitar debates éticos, porque suponen discusión, y también por eso la ciencia, que no admite verdades reveladas por el principio de autoridad, es más afín a lo ético. Las revoluciones, cuando consiguen el poder, se suelen volver conservadoras, y suelen abandonar la Ética para adoptar una "moral" revolucionaria, más o menos oficial.
En otro orden de cosas, el término "desafío" es aquello que surge o continúa requiriendo un especial esfuerzo para ser resuelto, superado, admitido, o logrado. Y un "dilema" es algo que presenta gran dificultad para elegir entre dos o más alternativas.

Dicho todo lo anterior, los desafíos o dilemas éticos del siglo XXI parecen ser:

-           La Ecoética, o ética ambiental  y ecológica.

-           La Infoética de la Red, Internet, y la ética de los medios de comunicación.

-           La Bioética, ética de las biotecnologías, de la manipulación genética y de las neurociencias.

-           El aborto, y la eutanasia.

-           La ética política.

-           La ética financiera y económica.

-           La ética de la globalización, ética transcultural, y de los Derechos Humanos.
 
Y no parece nada fácil una Ética Global que convenga a la Humanidad en esta etapa de la Historia en la que la globalización capitalista y neoliberal es hegemónica, y nos dicen que no hay alternativa, equiparando cosas con personas en aras de la eficacia competitiva y la maximización del beneficio, y marginando o aniquilando a los "sobrantes", que no entran en la lógica de poder y beneficio, haciéndoles creer además que es su culpa, por no trabajar, por no esforzarse, por no ser listos, por no ser "rentables", por ser inferiores, y tener bien merecido todo lo que les pasa, en definitiva.

Para las personas, la adaptación y la evolución no son el mismo concepto y ello tiene repercusiones en la dignidad humana. Existe una dignidad humana innata o inherente al ser humano y, con otro matiz, una dignidad que se adquiere o se pierde con "el hacer" humano. Esta dignidad implica respeto, propio y ajeno, como consecuencia del mérito que se otorga a quien tiene una norma más elevada de comportamiento, según decía Kant.

Las normas de comportamiento constituyen la ética, así que el mérito y el respeto, o sea, la dignidad, corresponderían a quien le reconozcamos una actuación mejor o más elevada. La ética de las personas y grupos sociales, civilizaciones incluidas, implican un sentido de la vida que es cultural, aunque cada persona necesita un sentido personal de su vida para que su existencia sea "soportable". La ética común para la humanidad está hoy día constituida por los Derechos Humanos, como ética transcultural.

La dignidad, el respeto, el mérito y la ética personal son conceptos vinculados y relacionados también con la libertad objetiva que realmente tiene la persona y la libertad subjetiva que cree tener. Los neurocientíficos sostienen que objetivamente no existe el "libre albedrío", ya que el Yo individual y la voluntad se originan en el cerebro, y el cerebro está sujeto a procesos bioquímicos, como los neurotransmisores y neuroreceptores, así como a procesos sociales de educación, adaptación y evolución, los cuales son posibles gracias a la plasticidad cerebral.

Tanto la ética como la estética son vitales para el ser humano, pero de muy diferente manera. Interviene aquí el llamado "locus o sitio de control", que puede ser interno o externo, originando así acciones "autotélicas" o "exotélicas". La estética tiene, al parecer, un "locus de control" más externo, es más exotélica, se basa más en el parecer y el tener, es menos libre. La ética se vincula con el ser y el hacer, y tendría según esto un "locus de control" más interno, más autotélico, más libre.

Así mismo, la dignidad tiene relación con la obediencia, siendo digno de obediencia aquello que merece ser obedecido: lo que es justo. La obediencia ciega a aquello que es legal, pero injusto, es indigna. A veces, la desobediencia es más ética, justa y digna que la obediencia. Obedecer es más exotélico y obedecer más autotélico.

La palabra democracia se emplea para designar realidades muy diferentes, y está a su vez vinculada con la dignidad humana. Diferente asunto es cómo conseguir una democracia que merezca ese nombre en un mundo globalizado.

Últimamente escuchamos con frecuencia que libertad y seguridad son conceptos que se contradicen, lo cual es utilizado como excusa para justificar el incumplimiento de derechos y deberes, el incremento del control sobre la ciudadanía y la reducción de las libertades civiles y la privacidad.

Pero como se ha dicho ya, Los Derechos Humanos constituyen la ética transcultural de nuestra época, y necesitarán ser adaptados y evolucionar por "generaciones": desde los derechos civiles y políticos, a los derechos económicos, sociales y culturales, y desde estos a los relacionados con las tecnologías de información y comunicación, la ecoética y la bioética.

En este siglo XXI, los conflictos serán éticos e ideológicos, incluida la macroeconomía y las grandes finanzas, que siempre han tenido carácter político y social. La microeconomía, sobre todo cuando se aplica a estados, países y naciones como si fuesen empresas o familias, merece más el nombre de "contabilidad", por compleja que quieran hacerla parecer.


El ser humano ha transformado la naturaleza para adaptarla a sus necesidades desde hace milenios, pero el inicio de la crisis ambiental se produjo a finales del siglo XVIII, con la Revolución Industrial.

Actualmente el Desarrollo sostenible se ha convertido en un concepto básico y frecuentemente utilizado. El mercado ha resultado ineficiente e incapaz de asignar recursos y medir el crecimiento real. En la actual situación de globalización y deslocalización, las economías más prósperas exportan la insostenibilidad, y se apropian del medio ambiente ajeno.
La sostenibilidad no es inmutable, depende del espacio, del tiempo, y del conocimiento científico, siendo factores imprescindibles en el concepto de sostenibilidad:
 - La integración de las políticas ambientales y económicas,
 - La equidad y justa distribución, incluida la perspectiva intergeneracional,
 - Un bienestar económico que abarque el medio ambiente, la sanidad, y la educación.


La propia Unión Europa presentó en el 2001 el plan de "Desarrollo sostenible en Europa para un mundo mejor", incluyendo valores como la longevidad, el acceso al conocimiento, y el acceso a los recursos para una vida digna.

Sin embargo, los economistas siguen mayoritariamente los métodos y objetivos de la economía clásica, apelando incesantemente al mercado como regulador. Pero es obvio que el mercado no es objetivo ni imparcial, y que los estragos del mercado son más norma que excepción.
Se empieza a hablar del concepto de "economía ambiental", a partir del "capital o patrimonio natural", en vez del capital financiero. También se menciona a la economía ecológica, como ciencia y gestión de la sostenibilidad, con un enfoque interdisciplinar, e incluyendo las premisas de la economía ambiental. Sus objetivos son sistémicos, holísticos, incluyendo factores sociales y políticos.


Parece necesario revisar las necesidades humanas en los siguientes elementos:
 - Consumo responsable
 - Instrumentos económicos
 - Mecanismos de decisión
 - Alfabetización ecológica


La ética debe abrirse a la problemática medioambiental, y la movilización ecológica debe contribuir a la consolidación y demandas de los movimientos sociales, y a la generación de procedimientos democráticos participativos para la toma de decisiones.
La sostenibilidad constituye así un principio ético: la ecoética. Aunque surgida de una concepción eco-económica, la sostenibilidad alcanza a todos los aspectos de la actividad humana, tanto en las relaciones de la naturaleza como en las relaciones humanas, incluidas las generaciones futuras, obligando al ser humano a adoptar una nueva forma y estilo de vida ante el enorme desafío de la globalización, que pone a prueba el nivel ético de la Humanidad.

Los programas de acción deben abarcar tres dimensiones de la sostenibilidad:
 - Sostenibilidad medioambiental, con respeto y promoción.
 - Sostenibilidad económica, con el patrimonio natural.
 - Sostenibilidad social, con un estilo de vida más solidario y participativo.


Estos enfoques han inspirado iniciativas como:
 - Comercio justo
 - Banca ética
 - Fondos éticos
 - Movimientos sociales

Las prácticas éticas requeridas por el Principio de sostenibilidad son las siguientes:

1.- Prácticas de justicia básica y general:
 - Cumplir los compromisos internacionales para erradicar el hambre en el mundo
 - Promover un desarme progresivo
 - Exigir la democratización efectiva de los organismos financieros internacionales:
                                        - Fondo Monetario Internacional, FMI.
                                        - Banco Mundial, BM.
                                        - Organización Mundial del Comercio, OMC.
 - Tasar los movimientos especulativos del capital, con la tasa "Tobin" o similar
 - No permitir la comercialización del agua y del aire
2.- Prácticas vinculadas a la ecología:
                                        - Llevar a la práctica el protocolo de Kioto
                                        - Investigar nuevas tecnologías basadas en energías renovables


3.- Propiciar un desarrollo alternativo:
                                        - Educación social y cultural en una nueva sensibilidad
                                        - Educación ciudadana democrática y participativa
                                        - Difusión de nuevos modelos de desarrollo humano
                                        - Boicot a empresas manifiestamente injustas o explotadoras
                                        - Promoción de un comercio alternativo, justo, y equitativo
                                        - Promoción de un trato preferencial a los más desfavorecidos
                                        - Apoyo a la igualdad de hombres y mujeres
                                        - Incentivar la producción ecológicamente sostenible
                                        - Promover condiciones laborales dignas
La ética de la sostenibilidad requiere de una ética del consumo, que sustituya los hábitos de consumo "neoliberales" por otros acordes con la calidad de vida y el respeto medioambiental, es decir, un consumo responsable que replantee los hábitos de producción y de comercio.

El Principio de sostenibilidad tiene además una vertiente política, que ha comenzado a incluir la problemática ecológica y las cuestiones medioambientales como parte integrante de las deliberaciones democráticas y de la democracia participativa.

Es preciso realizar una estrecha síntesis de los valores medioambientales, de los valores humanos, y en definitiva, de los Derechos Humanos, lo cual se concreta en:
                     - Derecho a un ambiente sano
                     - Derecho a la paz
                     - Derecho a un desarrollo sostenible y autogestionado
                     - Biodiversidad, pluralidad cultural, y valores democráticos     
                     - Diversidad de estilos de vida
                     - Responsabilidad frente a las generaciones futuras
                     - Eliminación de la pobreza y abandono del comercio injusto
                     - Primar la calidad de vida
                     - Enfoque sistémico de los problemas complejos e interdependientes
                     - Mecanismos mundiales de redistribución de riqueza
                     - Protección de recursos naturales
                     - Educación ecológica y medioambiental
                     - Respeto a la vida humana
                     - Solidaridad humana, y respeto a otras especies animales


Es curioso que, en los Informes de Responsabilidad Social Corporativa, las empresas que más aplican los mencionados conceptos no lo explican todo, ni "alardean" de ello (por ejemplo las cooperativas), con una cierta timidez cultural, y social. En cambio, las multinacionales frecuentemente hacen "marketing social" con sus "realizaciones", sin explicar los aspectos que no les interesan o las consecuencias sistémicas de sus actividades, aprovechando y fomentando la falta de "alfabetización" ecoética de la población, mencionando unos aspectos, y obviando otros, en un tema como éste, que abarca lo económico, lo social, y lo medioambiental, con indicadores aún no muy precisos ni definidos (o a veces interesados), y que fomentan su buena imagen empresarial, y la desinformación, más que la realidad objetiva sistémica y global de todas sus actividades, y no sólo las industriales.
Utopía? Los organismos internacionales reconocen su necesidad, pero hoy por hoy sólo se aplica cuando conviene. Tiempos duros los actuales para semejantes "coplas"...pero no podemos olvidarnos de ello, junto con otras necesidades "a corto". Todo está relacionado, para luego será tarde, y no tendrá ya remedio. ” Blade Runner" lo podrían vivir nuestros nietos en la realidad. Google está comprando empresas de robótica de forma estratégica y declarada.

A estas alturas parece ya poco discutible que la economía está sometida al poder de la banca. El por qué de ello ya es otra cuestión no fácil de resumir, pero ha contribuido grandemente a generar dicha situación la propia actitud de los Estados, los cuales han tenido actuaciones que lo han facilitado. Se podrían destacar tres:

1.- Desde la década de los 70 del pasado siglo XX (el motivo es otro asunto), los poderes públicos han evitado endeudarse con sus bancos centrales, para hacerlo con los "mercados", de los que han quedado cautivos y dependientes.

2.- La presión fiscal a los ricos, grandes fortunas, etc... se ha mantenido en un nivel muy bajo, lo cual ha supuesto, junto con la evasión fiscal, una gran pérdida de ingresos fiscales.

3.- Los flujos de capital y comercio del dinero se han desregulado, o sea liberalizado, abriendo así paso a una especulación meteórica, en la que las instituciones financieras se mueven a sus anchas.
Siendo esto así, los bancos se han expandido proyectando su "modus operandi", sus intereses, y sus prácticas, en todos los ámbitos de la actividad humana, y a costa de las clases medias y los asalariados, llevando a la ruina una gran parte de la economía real.
Muchas  personas interiorizan una ideología que los enajena de sí mismos, de sus semejantes, y de la naturaleza, según la cual todo lo humano es objeto de compra-venta, y visto como una posible inversión que debe producir el máximo beneficio posible en el mercado.


Las personas así "educadas" tienen opiniones, pero no convicciones, y obedecen voluntariamente a poderes impersonales y anónimos. De esta forma, el sentido de la vida desaparece, salvo en el mejor de los casos seguir adelante, ganar dinero y consumir. La satisfacción se convierte en el nuevo sentido de la vida, y el neoliberalismo se transforma en una especie de nueva ética, pero sin interés fundamental alguno hacia lo que constituye la esencia de lo peculiarmente humano.

Y por supuesto,  se enseña a creer que cada cual es único responsable de sus fracasos y frustraciones, como individuos, y sin que la sociedad y las estructuras puedan ser cuestionadas. Los nuevos valores son la codicia, el miedo, y la obediencia. Pensar, expresarse, y actuar crítica y responsablemente está mal visto, o incluso es delito.
La batalla ideológica se vuelve así decisiva, porque legitima las actuaciones.


La llamada crisis ya no es tal, sino un nuevo sistema social y un nuevo orden mundial. Anteriormente las guerras servían para derrotar al enemigo y apropiarse de sus recursos. Ahora eso se hace mediante la deuda, que a través de los intereses impuestos por el "mercado" realiza esa función de apropiación, y como además la "culpa" parece del deudor, los acreedores le pueden imponer condiciones de todo tipo, de dudosa legitimidad política, democrática, y social.

Y muchos se escandalizan ante el surgir de movimientos alternativos, o actuaciones de protesta.
Queda por redefinir el  papel de la banca, pero es normal que se empiece a oír hablar con más frecuencia de la banca ética.


El Derecho relativo al Genoma Humano y las Neurociencias  constituye  uno de  los aspectos más relevantes para la Humanidad del siglo XXI. La Ética del futuro estará basada en gran medida en dichas ciencias, con las tecnologías y aplicaciones que de ellas se derivarán, y ciertamente también el futuro de la Humanidad.

Cuando un paradigma científico cambia, también implica cambios en la sociedad, la economía, las finanzas, la política y el poder. Más aún en esta época crítica que nos toca vivir a los humildes mortales (todas lo han sido). Época de globalización mundial, según parece, que seguirá uno u otro derrotero según la ideología dominante, sus oponentes críticos y la naturaleza humana en el sentido más amplio.

Nada es neutro en nuestro planeta, las posibilidades científico-tecnológicas dejan de serlo en cuanto necesitan de recursos financieros y pasan a ser aplicadas a la vida de cada persona, clase social, género, país, estado y el mundo en general.

Los siguientes temas sirven de ejemplo:

-          Libertad humana y genoma Humano.
-          Identificación de personas y bancos de perfiles de ADN.
-          Medicina regenerativa y enriquecimiento humano.
-          Genoma Humano y Sociedad.
-          Análisis genéticos y salud.
-          Derecho a la intimidad y uso de la información genética.
Cualquiera de estos temas es apasionante. Las preguntas clave serán las de siempre en la historia de la Humanidad:

-           Quién y cómo se decidirá lo que se pueda hacer entre todo lo que será posible.
-          Cómo se financiará y quien ostentará los derechos de propiedad y uso.
-          En beneficio de quién se realizará lo que proceda.
-          Quién y cómo se va a controlar este nuevo paradigma humano.
La Era de Orwell ya es un hecho, ahora le toca el turno a la Era de Huxley.
Esperemos que sirva no sólo para que en el futuro haya buenos humanos, sino también para que sean humanos buenos.

Queda para otra ocasión lo relativo a globalización, gobernanza, política, corrupción pública y privada, sistemas democráticos, sistema financiero, concentración de la riqueza, y la utilización de alimentos, energía, agua (y aire en cuanto les sea posible) con fines de lucro privado.

Los Derechos Humanos han sido formulados, aceptados y aplicados de forma paulatina,  y son inherentes a toda persona,  debido a la dignidad humana.
Tras la Segunda Guerra Mundial, la ONU formuló la Declaración Universal de Derechos Humanos en 1948, y ha ido evolucionando de forma progresiva, con las llamadas “generaciones” de derechos, tanto en su formulación como en su aceptación, aplicación y control.

Tras la “generación” de Derechos Humanos Civiles y Políticos, llegó la de los Derechos Humanos Económicos, Sociales y Culturales, y el proceso continúa.

Actualmente las tecnologías de información y comunicación, así como otras nuevas tecnologías,  constituyen lo que se podría llamar quinta revolución o paradigma tecnológico de los dos pasados siglos. Efectivamente, la primera revolución tecnológica de ese período fue la revolución industrial inglesa de 1771, seguida por la era del vapor y los ferrocarriles desde 1829, la era del acero, la electricidad y la ingeniería pesada desde 1875, la era del petróleo, el automóvil y la producción en masa desde 1908 y la era de la informática y de las comunicaciones desde 1971.

Las tecnologías de la información y comunicación han permitido establecer comunicaciones a escala planetaria, y junto con otras nuevas tecnologías como la ingeniería genética y las biotecnologías, hacen posible por primera vez para la humanidad nuevas formas de ejercer los derechos, pero como todas las conquistas de la ciencia y de la técnica también nuevas formas de dominio.

Por todo ello, es necesaria una nueva “generación” de Derechos Humanos para adaptar los actuales a las nuevas realidades existentes en este contexto tecnológico, el cual afecta a aspectos científicos y tecnológicos, pero también a  aspectos sociales y humanos que deben ser regulados por las instituciones jurídicas y políticas, hasta definir el alcance y ejercicio de esos nuevos Derechos Humanos.

Las sucesivas “generaciones” de Derechos Humanos suponen un proceso continuo de adaptación y redefinición de los mismos, no de su sustitución o eliminación.  Esta quinta revolución tecnológica  en una sociedad que se proclama globalizada, implica la aparición de nuevas necesidades  junto con  nuevos derechos y deberes, y los Derechos Humanos  no son  un conjunto cerrado y acabado.

El mundo y la vida son sistémicos, holísticos,  y cuando algo cambia afecta a todo lo demás. Así pasa con los Derechos Humanos, siempre dejando a salvo  los valores básicos  de la dignidad humana  de la que emanan. La dignidad humana ha solido ser olvidada por  ideologías y comportamientos a lo largo de la Historia, pero no por nuevos paradigmas tecnológicos, cuando son justa y debidamente utilizados en favor de la humanidad.

Sin olvidar a  otras especies y a la naturaleza del planeta en que vivimos,  que no se deben ni se pueden olvidar, pero que no son Derechos Humanos, sino temas de responsabilidad, sostenibilidad y en definitiva Ética.



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