"Más pronto o más tarde todos nos damos cuenta de que la felicidad perfecta es irrealizable, pero hay pocos que se paren a pensar en la antítesis de esto: que la infelicidad absoluta es igualmente inalcanzable.
Los obstáculos que evitan la realidad de estos dos estados extremos son de la misma naturaleza: derivan de nuestra condición humana, que es contraria a todo lo infinito.
Nuestro siempre insuficiente conocimiento del futuro se opone a ello: esto es llamado, en primera instancia, esperanza, y por otro lado, la incertidumbre del día siguiente.
La certeza de la muerte también se opone a ello: pone un límite a cada alegría, pero también a cada pena.
Los inevitables cuidados materiales se oponen a ello: porque envenenan toda felicidad duradera, e igualmente nos distraen asíduamente de nuestras desgracias y hacen intermitente nuestra consciencia de ellos y por tanto soportable."
(Primo Levi)
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