miércoles, 30 de mayo de 2012

Sobre la anorexia nerviosa.




Hace aproximadamente veinte años se empezó a oír hablar de la Anorexia en diferentes ámbitos. Progresivamente el canon de belleza en las pasarelas de moda y los medios audiovisuales impuso una tendencia hacia la extrema delgadez, que hoy rige. Se empezaba a oír hablar de modelos profesionales anoréxicas. Hoy en día, todos hemos oído hablar de la Anorexia, coloquialmente así llamada la enfermedad cuyas víctimas hemos visto en alguna foto espeluznantemente desnutridas. Este término es sin embargo incorrecto o al menos incompleto. Anorexia significa ausencia de apetito y es síntoma de un sinfín de enfermedades, sin que sea necesariamente por causas mentales como en la Anorexia Nerviosa, que es el término adecuado para la enfermedad que nos ocupa.

La Anorexia Nerviosa es una enfermedad psiquiátrica, descrita en la guía oficial de las enfermedades psiquiátricas “DSM-IV”, cuyas iniciales en inglés significan “Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales”, en su cuarta revisión. Dicha guía contiene una clasificación de los trastornos mentales y proporciona descripciones claras de todas las categorías diagnósticas. El DSM-IV  describe la Anorexia Nerviosa con las siguientes características:

-         Rechazo continuo a mantener un peso adecuado para la edad y estatura.

-         Intenso miedo a engordar a pesar de estar extremadamente delgado y débil.

-         Alteración evidente y objetiva de la percepción de su peso corporal, (se ve gordo).

-         El sujeto no acepta la gravedad de su delgadez, no es consciente de estar enfermo, no quiere acudir al médico ni recibir tratamiento, incluso llega a mentir para evitarlo.

-         Desaparece la menstruación en mujeres que ya la tienen (amenorrea). Las  mujeres que aún no menstrúan no lo harán hasta curarse.



La medicina psiquiátrica es la encargada de diagnosticar y tratar esta enfermedad, ya sea en la consulta o en el hospital si es preciso (en el caso de crisis agudas o complicaciones).



 Incidencia y distribución demográfica:


-Se da en el 0,3% de la población. Es más frecuente en el sexo femenino, siendo el 95% de las personas anoréxicas mujeres.

-Incide al inicio de la adolescencia o a lo largo de la misma.

-Ocurre en países industrializados, en mujeres de nivel sociocultural medio-alto, con más frecuencia en el seno de familias con problemas afectivos.



Etiología:


Se trata de una enfermedad psiquiátrica de patogénesis complicada, ninguno de los factores es el único causante del síndrome sino que se origina en la combinación de varios de los siguientes factores:

o   Factores Individuales: 

-         Nivel intelectual medio-alto.

-         Personalidad dependiente, falta de autoestima, necesidad de aceptación externa.

-         Perfeccionismo y escrupulosidad.

-         Inmadurez. Miedo a crecer.

-         Ausencia de autonomía, pérdida del yo, problemas de identidad.

-         Trastorno en la percepción del tamaño-peso corporal.



o   Factores Familiares:

-         Falta de comunicación entre los miembros de la familia.

-         Incapacidad para resolver conflictos.

-         Progenitores sobreprotectores y estrictos.

-         Exceso de expectativas para con los hijos.

-         Familias conflictivas (perfil depresivo, personalidades psicosomáticas, alcoholismo, abusos sexuales).



o   Factores Socioculturales:

-         Ideal de belleza que rige actualmente el mundo de la moda y los medios de comunicación.

-         Influencia de  los medios de comunicación.

-         Influencia del entorno cercano y laboral para conseguir reconocimiento de los demás.



El estereotipo de belleza actual no influencia tanto en el desarrollo de esta enfermedad, ya que se han encontrado textos de diferentes épocas en las que regían diferentes cánones de belleza (que se remontan incluso al antiguo imperio Romano) donde se describen trastornos compatibles con lo que hoy día conocemos como Anorexia Nerviosa. Según esta teoría el trastorno alimenticio se desarrolla a consecuencia de una predisposición natural.



 Síntomas:


Muchos de estos síntomas pueden llegar a ser invalidantes socialmente, ya sea por problemas de salud que debilitan gravemente a la paciente (la mayoría son mujeres), o porque la obsesión con todo lo relacionado con la comida y el peso corporal trasciende de forma alarmante a su vida diaria, ocupando gran parte de su tiempo y de su mente e imposibilitando el desarrollo de cualquier otra actividad laboral o social.

En casos más larvados, en los que mantiene de puertas para fuera sus actividades habituales, se resienten indefectiblemente sus relaciones familiares y afectivas. Son personas reservadas y taciturnas, para un observador externo que desconoce la causa “raras” de forma inconcreta.

No tienen porqué darse todos los síntomas y signos, pero pueden ser de ayuda a la hora de hacer el diagnóstico:

-Rituales en torno a la comida: selección rigurosa y exclusiva de determinados alimentos de bajo poder calórico, frugalismo en su elaboración y otros (evitan comer acompañadas, dedican mucho tiempo a cada comida, mueven sin objeto los alimentos en el plato…).

-Desnutrición. Bajo peso para su estatura y edad.

-Hiperactividad.

-Intolerancia al frío. Visten con muchas capas de ropa holgada.

-Alteraciones en la frecuencia cardiaca,  presión arterial y niveles de electrolitos en sangre.

-Piel fría y seca, con aumento de vello corporal.

-Desgaste del esmalte dental en caso de provocarse el vómito habitualmente.

-Se tapa la cara con el pelo para no mostrarla. Se encierra en sí misma.

-Miedo al desarrollo físico y a su sexualidad.



Diagnóstico:


El diagnóstico se basa en la entrevista clínica llevada a cabo por el psiquiatra, al que habrá derivado el médico de atención primaria ante la sospecha de Anorexia. El psiquiatra recoge todos los síntomas y los correlaciona con los específicos que constituyen la enfermedad (según el DSM-IV). Deben cumplirse al menos cuatro signos o síntomas específicos  para poder etiquetar la Anorexia Nerviosa como tal.

Las pacientes anoréxicas (la mayoría son mujeres) niegan tener algún problema y no piden ayuda por sí mismas, sino que lo hacen empujadas por su familia. Esto significa que no tienen ninguna motivación para mejorar su situación y por tanto no colaboran en la entrevista clínica, lo cual dificulta gravemente la realización de un diagnóstico. El psiquiatra debe primero ganarse su confianza para poder obtener información fidedigna que  confirme el diagnóstico de cara a poner en marcha el tratamiento. Se suelen requerir numerosas sesiones debido a la resistencia y negación que opone la paciente.

Algunas de las preguntas fundamentales en dicha entrevista indagan en el tipo de alimentación y calorías ingeridas de media a lo largo de un día; frecuencia de las comidas; alimentos que la paciente evita por norma, “prohibidos” para ella; costumbres purgativas; rituales relacionados con la alimentación; intensidad y frecuencia de ejercicio físico; etc…

A la hora de recopilar toda la información es importante evaluar también el entorno familiar. Para ello las entrevistas diagnósticas pueden realizarse, a elección de la paciente, en presencia de la familia o por separado. Habrá que identificar posibles influencias negativas del entorno cercano y corregirlas dentro del marco general del tratamiento.



 Diagnóstico diferencial con Bulimia Nerviosa:


Ambas enfermedades se basan en un trastorno alimenticio y comparten algunas características, por lo que en ocasiones se pueden confundir. Sin embargo su fundamento y pronóstico son bien diferentes.

La Bulimia Nerviosa se basa en la habitual e incontrolada sobreingesta de alimentos de alto poder calórico en un espacio corto de tiempo con posteriores medidas purgatorias, principalmente el vómito (también laxantes y diuréticos) y/o realización de ejercicio compensatorio.

Las similitudes y diferencias entre Anorexia Nerviosa (AN) y Bulimia Nerviosa (BN):

-La BN es más frecuente que la AN, siendo su incidencia en la población general entre el 1 y el 3%.

-Ambas suceden principalmente en mujeres, aunque también se dan algunos casos de ambas enfermedades en varones.

-Ambas se dan sobretodo en países industrializados.

-La AN aparece al inicio de la pubertad o durante la misma, mientras que la BN es de aparición más tardía, al final de la pubertad o en la edad adulta.

-Las personas anoréxicas pierden peso de forma espectacular y llaman la atención por los extraños rituales que siguen en relación con la comida, mientras que las bulímicas pueden pasar desapercibidas y mantener un peso normal o incluso ligeramente elevado para su edad y estatura.

-La Depresión se da en ambas enfermedades pero de forma más importante en la BN, así como el abuso de estupefacientes.

-Las mujeres bulímicas quieren conseguir un ideal físico y ser sexualmente atractivas buscando la aprobación de los demás, mientras que las anoréxicas niegan su sexualidad y hacen todo lo posible por ocultarla y pasar desapercibidas (ropa holgada, se tapan la cara con el pelo, postura encorvada).

-Las mujeres bulímicas aceptan con más facilidad su enfermedad y gravedad de la misma que las anoréxicas, lo cual hace que tenga mejor pronóstico.



Tratamiento:


Frecuentemente el entorno de la paciente tarda mucho tiempo en identificar el problema y pedir ayuda en su nombre. Este retraso hace que en algunos casos  sea necesario un internamiento inicial en el hospital porque la desnutrición y situación física así lo requieran (generalmente en contra de su voluntad). Una vez que ha mejorado su estado general, ha ganado peso y se han controlado las posibles complicaciones, se podrá realizar la evaluación psicológica e iniciar el tratamiento propiamente dicho.

Dicho tratamiento incluye varias etapas. Deben asociarse los tratamientos farmacológico y psicológico para aumentar las probabilidades de éxito del tratamiento y curación definitiva.



-Tratamiento farmacológico:

Va orientado a mejorar los síntomas asociados a la enfermedad en función de las necesidades particulares de cada paciente, no a curar la enfermedad en sí. Puede requerir ansiolíticos, antidepresivos o antipsicóticos, o incluso precisar la combinación de todos ellos.

-Psicoterapia:

Su fundamento es identificar y tratar de corregir los conflictos psicológicos relacionados con la enfermedad.

-Tratamiento cognitivo-conductual:

Se diseñan programas de reeducación mental activa para identificar y reorientar las ideas, emociones y actos distorsionados relacionados con los hábitos alimenticios e  imagen corporal.
Este tratamiento trata de recuperar las costumbres alimenticias adecuadas y de ayudar a recuperar peso mediante técnicas de refuerzo psicológico.
Hace partícipe a toda la familia cercana, principalmente a los miembros que conviven, para que colaboren y participen en la reeducación de hábitos alimenticios, dándoles información sobre la enfermedad.
Hace  hincapié en la recuperación de la autoestima de la paciente.



Evolución:


La Anorexia puede llevar al paciente a la muerte, ya sea por la ausencia de ingesta alimenticia, por complicaciones físicas derivadas de ello o por suicidio.
El pronóstico es peor en determinados casos: desnutrición severa establecida; negación de la enfermedad y utilización de mentiras; personas del mundo de la moda, balet o gimnasia rítmica; condiciones socio-familiares adversas; fracaso de tratamiento previo.
Aún con el tratamiento adecuado, fallece el 8% de los pacientes.



Conclusiones:


La Anorexia Nerviosa es una enfermedad psiquiátrica que se da en nuestro entorno con más frecuencia de lo que parece. Afecta principalmente a mujeres de nivel cultural medio-alto en países industrializados y se inicia en la adolescencia.
Una predisposición natural a sufrir un desorden alimenticio puede verse agravada por la influencia externa a la que todos nos vemos sometidos hoy día por el mundo de la moda y de la comunicación, que valora la extrema delgadez.
Con el fin de ajustarse a ese ideal físico, una mujer de perfil perfeccionista, con gran fuerza de voluntad y falta de autoestima, llega a adoptar una conducta autodestructiva, restringiendo excesivamente la ingesta alimenticia y obsesionándose con todo lo relacionado con el peso. Desarrolla conductas extrañas respecto a la comida, rituales que le absorben la mayor parte del tiempo. Pierde peso exageradamente, afectando gravemente a su salud e integridad física.
A pesar de perder peso muy por debajo de lo que correspondería a su edad y estatura, sigue viéndose gorda. La distorsión de la imagen corporal es uno de los principales fundamentos de la enfermedad.
También pueden desarrollar hiperactividad, con ejercicio físico intenso y frecuente. En algunos casos puede provocarse el vómito.
Esta persona se va encerrando en sí misma y aislándose de los que la rodean. Las consecuencias van extendiéndose a diferentes ámbitos de su vida hasta inundarla por completo. La desnutrición la debilita y su obsesión por el peso corporal le impide relacionarse con los demás con normalidad, en una sociedad donde muchos encuentros sociales suceden en torno a la comida.
Diagnosticar la Anorexia es complicado ya que la paciente no es consciente de estar enferma y se niega a ser evaluada por un especialista y a someterse a tratamiento. Son los familiares los que, alarmados por su extrema delgadez, la obligan a ir al médico al cabo de largo tiempo en el que la mujer ha tratado de ocultar su trastorno y fingido normalidad.
La demora en la consulta supone un peor estado general y bajo peso en el momento del diagnóstico, que frecuentemente obligan a un internamiento preliminar para mejora nutricional de la paciente antes de abordar el conflicto psicológico.
La negación de la enfermedad por parte de la afectada dificulta la aplicación del tratamiento y empeora el pronóstico de esta enfermedad, a diferencia de la Bulimia Nerviosa, en la que la paciente acepta su enfermedad.
La Bulimia Nerviosa se fundamenta en la repetida sobreingesta incontrolada de alimentos hipercalóricos en un corto espacio de tiempo y posterior purga compensatoria mediante vómito provocado, así como de laxantes y diuréticos. Son mujeres que mantienen un peso normal, pero que están obsesionadas con el peso corporal y buscan ser sexualmente atractivas. En cambio las mujeres anoréxicas niegan su sexualidad y son inmaduras.
El tratamiento médico de la Anorexia Nerviosa consiste en la combinación de fármacos y apoyo psicológico cognitivo-conductual. Los fármacos se utilizan para mejorar los síntomas ansioso-depresivos. El tratamiento psicológico va orientado a reorientar las ideas obsesivas relacionadas con los hábitos alimenticios y la imagen corporal, mediante técnicas de refuerzo psicológico.
Las consecuencias de la enfermedad pueden ser devastadoras, incluso la muerte, que sucede en el 8% de los casos a pesar del tratamiento médico. El pronóstico empeora en el caso de personas del mundo de la moda, lo cual avala el grave daño que hace el ideal de belleza actual que nos venden los medios.

(Basado en trabajo de N.B.)













 


miércoles, 9 de mayo de 2012

Sobre la Comunicación y los Mayores.




 Expongo lo escrito por N.B. a este respecto.

Cómo es en realidad la comunicación de los mayores con su entorno?
En la televisión nos sacan imágenes idílicas de mayores, en las que casi siempre se les ve anunciando algún producto enfocado a personas de más de 55 años que empiezan a vislumbrar dificultades de cara al futuro, tanto físicas como monetarias. Algunos, por ejemplo, probándose gafas o audífonos, y otros anunciando una superlibreta que te puede reportar indecibles ventajas, como un crucero, o un viaje maravilloso. Son personas muy elegantes, todavía atractivas, con mucha personalidad, en buena forma física, y presumiblemente con pinta de estar muy bien integrados socialmente, y a las que a su vez se les trata con mucha deferencia.
Pero cómo es la comunicación real con los mayores? . Creo que la vida es más real, más amarga, y conlleva mayores dificultades para comunicarse con los demás. Me gustaría  tratar un poco algún aspecto sobre cómo se les escucha y cómo ellos intentan comunicarse, y con qué dificultad se hacen entender.
Este año 2012 ha sido declarado como el Año Europeo del Envejecimiento Activo y de la Solidaridad Intergeneracional, y tiene como objetivo el promover la creación en Europa de un espacio social que contemple el envejecimiento de la población como un reto al que se tiene que enfrentar toda la sociedad para abordarlo como una nueva tarea en todos los contenidos de un envejecimiento activo.
Hasta hace bien poco, ha sido poca, o más bien escasa, la atención que hemos prestado a nuestros mayores, sin darnos cuenta que más tarde o más temprano a todos nos va a llegar la hora de la jubilación, y a partir de ese momento ya se nos va a ver de otra manera. Es cierto que la comunicación cambia a medida que pasan los años, y nos van viendo cada vez con más edad, por no decir viejos. Se piensa que el ser mayor es equivalente a perder facultades para hacerse escuchar o transmitir lo que se quiere decir. Pero… ¿se les hace caso? .
Como podemos ver, los medios de comunicación no hacen justicia con la realidad de los mayores. Nos presentan el lado bonito, en el que nos muestran unas personas que no se corresponden con la media de personas mayores cuya vida es complicada y solitaria, y a las que no se les hace mucho caso. Es cierto que puntualmente se habla de algún problema concreto, pero en general no se les presta demasiada atención. No se les escucha, no es tema, por muy actual y real que sea, de interés para los medios.
Podemos agradecer que este año  2012 haya sido declarado como el Año Europeo del Envejecimiento Activo y de la Solidaridad  Intergeneracional, ahora bien, ha tenido muy poco eco en los medios de comunicación a pesar de ser un tema al que se tiene que enfrentar toda la sociedad y nos atañe a todos.
El tema ha sido desde siempre un problema latente al que según la época se le ha dedicado más relevancia y ha interesado a más o menos gente. El marco social romano que corresponde al tratado sobre la vejez (150 A.C.), otorgaba a los ancianos una posición preminente, otorgándoles una autoridad jurídica muy importante. La vejez que reproduce Cicerón es el reflejo de la época dorada en lo que respecta al prestigio, en consecuencia al respeto por la opinión de los mayores.
Ahora, en nuestro tiempo y dentro de la celebración de este Año, los mayores deben defender su papel activo en la sociedad y el derecho a ser escuchados.
Quisiera hacer una reflexión sobre un artículo que al respecto ha escrito Andrés Trapiello que se titula “Ceros a la izquierda”. En él hacía un repaso a la última campaña política, y venía a decir que una candidata se presentaba como la nueva savia de un partido que tenía 130 años, haciendo gala de su juventud, encontrando en cambio, que el candidato que le disputaba el puesto eras ya un poco mayor para el cargo. Vino a decir que esa otra persona era ya historia, y añadió que hay que renovarse y escuchar las nuevas ideas. No tuvo en cuenta que había muchas personas que precisamente escuchaban a su rival por su edad y experiencia, y no a sus consignas, que parecían preparadas para ella en alguna agencia de publicidad. El autor del artículo, aunque no quería hacer leña del árbol caído, se alegraba de que no hubiera triunfado la juventud, aunque le resulte a uno triste por innecesario oír a personas mayores decir que lo importante no son los años que se tienen, sino cómo se siente cada uno, que la juventud está en la cabeza y no en los años.
No obstante, la juventud pasa pronto, y todos nos debemos concienciar de que lo mismo que en la juventud, en la vejez también nos gusta comunicarnos, hacernos entender, y ser escuchados. Porque pensamos que se tienen muchas nuevas ideas que dar a conocer y compartir en la edad adulta, no sólo por la necesidad de ser escuchados, sino también por la experiencia. Todos trabajamos con colegas de nuestra edad en la profesión u oficio que ejercemos, pero nos deberíamos sentir orgullosos de haber tratado, escuchado, y respetado a aquellos a los que por edad, y no sólo los que han sido nuestros maestros o profesores, nos han transmitido todo su saber y experiencia.
Como hemos dicho, la televisión y los medios nos dan una imagen juvenil de los mayores, y nos hacen creer que la comunicación con ellos es la misma que entre los jóvenes. Pero lo que los mayores perciben es que no son siempre bienvenidos, les cuesta comunicar lo que tienen que decir, porque no son escuchados de la forma en que se escucha a los jóvenes. A veces se les percibe como jubilados pasivos y “pesaditos”. En algunas ocasiones los adultos más jóvenes no tienen paciencia para escucharles con atención, puesto que ya tienen una idea preconcebida de ellos en general, y o bien no les escuchan, o si lo hacen, lo hacen de una forma diferente a como lo hacen entre sus iguales. Aquí es donde algunos creen portarse con mucha amabilidad y cariño, pero en realidad les están dando un trato distinto, un trato de condescendencia, o paternalista.
La mayoría de los mayores, que son jubilados activos y que siguen con la misma cabeza inteligente, se sienten algo diferentes, discriminados por la sociedad en la que hasta el momento han estado integrados de pleno derecho. Esto conlleva el que la comunicación sea más complicada, ya que a veces hay que hacer un esfuerzo para hacerse escuchar, o al comunicarse verbalmente, puesto que la persona se da perfectamente cuenta de la situación y del trato que recibe. Hay que decir que muchos medios de comunicación no han ayudado mucho.
Steiner decía que  “ lo que no se nombra, no existe”.  Y ahora es:  lo que no se ve en la tele, no existe. Los medios son los que crean la opinión pública desde la hiperrealidad, que no es más que un simulacro de una realidad que se desvanece en las imágenes digitales. Como dijo Baudrillard: “ La guerra del Golfo no tendrá lugar”. Y así fue, en cierto modo, porque no la "vimos".
En la hiperrealidad los mayores no existen, no se habla de ellos. Pero en la realidad los mayores son una mayoría cuantitativa muy activa, debido al envejecimiento de la población y a la mayor esperanza de vida. Es la nube digital ,y la imagen producida por los medios, las que forjan los imaginarios sociales, y las realidades percibidas. Hay que leer entre líneas, pararse a pensar en la realidad, reflexionar sobre el contenido de lo que vemos o nos dicen. No destruyamos la capacidad de pensar de forma abstracta, hablemos con los mayores, escuchémosles, y tratémosles como hasta ahora lo hemos hecho, sin cambiar el "chip". La comunicación con las personas mayores debe ser bidireccional, “ de tú a tú “, aportando mutuamente los conocimientos e ideas sin tener en cuenta la edad.
Las personas mayores tienen mucho que comunicar, y deben ser escuchadas, no con paternalismo y con displicencia como si se les hiciera un favor, y con sensación de pérdida de tiempo, o como quien dialoga con un niño o una persona que por su edad más avanzada que su interlocutor más joven tuviera mermadas sus facultades mentales. Hoy por hoy y como los tiempos han cambiado y mucho para la tercera edad, la realidad pone de manifiesto que éste grupo de población tiene mucho que decir, y se ha hecho un hueco en la sociedad, y está acaparando cierto protagonismo en determinadas áreas. El modelo de anciano que pasa las horas viendo obras, o sentado en el sofá viendo la televisión, no se corresponde en absoluto con la realidad de hoy, donde los mayores han dejado de ser el referente a seguir por las nuevas generaciones. Adultos con años pero cargados de fortaleza, ganas de vivir, de aprender y de ayudar. Cada vez son más los mayores que en el momento de jubilarse optan por invertir su tiempo en todo tipo de actividades, aficiones, estudios, e incluso desarrollar tareas de voluntariado debido a que ahora pueden disponer del tiempo necesario que dedicarles y del que antes no pudieron disponer.
Las personas y la sociedad tenemos que adaptarnos a éste envejecimiento activo. No podemos desaprovechar la oportunidad que tenemos de intentar sustentar los cuatro pilares del envejecimiento activo: salud, seguridad, participación, e intergeneracionalidad, optimizando las oportunidades de comunicación de manera que todas las personas seamos partícipes de una forma activa en la sociedad. Quizás nos debamos plantear que en lugar de querer que nos vendan “cacharros para viejos”, nos “vendan” respeto, y confiar en que la ciudadanía no perciba a los mayores como “mayores” que ya no están en nuestra onda y que sólo nos sirven para echar una mano en el cuidado de los nietos, como se ha podido leer en un artículo de un dominical.
Dicen dos profesores de 70 y 71 años,  jubilados y abuelos: “echan mano de nosotros sólo cuando nos necesitan, si los abuelos nos declarásemos en huelga, se organizaría un caos social”.   Vemos que el día a día se mantiene, en gran parte, porque muchos de ellos están ahí apoyando con su tiempo, emocionalmente, e incluso económicamente.
Estas personas juegan un papel decisivo, no sólo afectivo, sino también como transmisores de valores, y tienen mucho que decir y,... por qué no?... enseñar.

















jueves, 3 de mayo de 2012

Sobre la libertad de prensa, la manipulación informativa, y las redes sociales.






Actualmente en muchos países la libertad de información no existe: está falseada o prohibida. Hay países bajo cuyo régimen político la prensa goza de una semilibertad. Paradójicamente esta situación conlleva más peligros personales para los periodistas que el sistema de la censura total. Muchos de ellos son cada año víctimas de represalias, por la imprecisión de los límites impuestos al ejercicio de su profesión.

Debido al hecho de que en la mayor parte del mundo la información está prohibida, fuertemente censurada,  perseguida, o inaccesible, es peligrosa de recoger y de transmitir.

La información y el poder van de la mano, y a veces se hace a nuestros ojos tan preciosa que llegamos a suponerla exenta de todo defecto y al abrigo de todo error en los países donde reina la libertad. En estos países, criticar a la prensa constituye una especie de sacrilegio. Sin embargo, incluso en las sociedades que se apoyan en una larga tradición democrática y observan un gran respeto por la libertad de expresión, sólo unos pocos medios de comunicación son concebidos y utilizados con el objetivo de proporcionar al público una información exacta y seria en la medida de lo posible.

Además, la ley en democracia garantiza a los ciudadanos la libertad de expresión, pero no les garantiza ni la infalibilidad, ni la inteligencia, ni la honestidad, ni la comprobación de los hechos, lo cual es competencia del periodista,  no del legislador. Pero cuando un periodista es criticado por la falta de exactitud, honradez, o veracidad, los medios claman como si se atacase el principio de  libertad de expresión,  o como si se pretendiese amordazar a los medios de información: al fin y al cabo, según ellos, el periodista sólo ha ejercido su oficio de informador.

En realidad, los propietarios de los medios de comunicación los fundan para imponer un determinado punto de vista, y no para informar objetivamente, sin más. Sólo una minoría de empresas de comunicación son  fundadas y dirigidas con el principal objetivo de informar. Esta preocupación produce un tipo de periódicos que ocupan un espacio mínimo en la masa de medios puramente comerciales o proselitistas.

La confusión entre la libertad de expresión y el oficio de informar, que conlleva sus propias y específicas obligaciones, se sitúa en los orígenes del liberalismo. Antes de la segunda mitad del siglo XIX, todas las consideraciones sobre la libertad de prensa, desde Milton hasta Tocqueville, pasando por Voltaire, se refieren exclusivamente a la libertad de opinión.  A medida que surge la democracia moderna, es evidente que uno de sus componentes consiste en la libertad de cada uno para pensar por escrito, como dice Voltaire.  Debemos defender el derecho de cada uno a dar a conocer al público su punto de vista, incluso si tal punto de vista nos horroriza, y no debemos combatirlo más que mediante la palabra y la argumentación, jamás con la fuerza o con la calumnia. Surge así el principio de tolerancia. Pero el razonar no tiene nada que ver con difundir falsas informaciones, lo cual obviamente es muy distinto.

En los comienzos de la democracia burguesa del siglo XVIII, en USA y Francia, y como consecuencia de la Revolución de Independencia de los Estados Unidos de América  en 1776, y de la Revolución Francesa en 1789, el debate sobre la prensa no se instauró en el contexto del derecho a informar o ser informado, sino que se refiere a la tolerancia y a la diversidad de opiniones. Así es como la famosa Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos de América, trata simultáneamente de la libertad religiosa, de la libertad de expresión, de la libertad de reunión, y de la libertad de petición, lo cual es muy significativo. Pero esta Primera Enmienda no trata en absoluto de la libertad o del derecho a la información.

Los pensadores liberales franceses del siglo XIX, plantearon la cuestión de que la reflexión de los pensadores políticos y su manifestación, tenía límites, y se debían de castigar los abusos de la libertad de expresión cuando va contra del honor, la dignidad, o la seguridad ajena.

Para Tocqueville  la prensa servía de base y de vínculo entre los habitantes de una comunidad. Creaba opinión compartida. Sin la prensa, los ciudadanos podrían confinarse en el individualismo al que nos impulsa la democracia igualitaria. Cuando el número de personas no es ya muy limitado, como era el caso de la aristocracia, no se podría conseguir que  un gran número actuara en común, lo cual sólo puede hacerse, según él, con la ayuda de un periódico. Sólo un periódico podía divulgar las mismas ideas en mucha gente. Y en USA proliferaban las colectividades y los periódicos.

La prensa tiene pues, según esta concepción, una  función movilizadora. Sirve para reunir a los ciudadanos en torno a un proyecto común, lo que según Tocqueville era bueno, incluso si el proyecto no valía nada, porque evita el individualismo.  Sin periódicos, o los actuales medios de comunicación,  no hay proyectos comunes en democracia,  sin entrar en la valoración de dichos proyectos.

No obstante, hay otra función que Tocqueville no menciona y que hace a la prensa necesaria e importante en democracia: la función de información.  En efecto, sin ella no tiene sentido la elección de candidatos al parlamento, gobierno e instituciones en general, ya que este régimen democrático no puede funcionar en interés de los ciudadanos si éstos no están correctamente informados, tanto en política interna como externa. Esta es la razón por la cual la mentira es tan grave en democracia, régimen que sólo es viable con la verdad, y lleva a la catástrofe si los ciudadanos votan según informaciones falsas.

En democracia, cuando el poder engaña a la opinión pública, se ve obligado a hacer coincidir sus decisiones y actos con los errores a los cuales ha inducido, puesto que es la opinión pública, cuando vota, la que designa o aparta a los dirigentes.

Pero a este respecto, la confusión entre la función de opinión y la función de información, han dado lugar a un equívoco que se ha producido hasta la actualidad. Por una parte, casi todo el mundo está de acuerdo en que en democracia todas las opiniones deben de poder expresarse  a condición de que se haga pacíficamente, pero por otro lado es un sistema que sólo funciona si el ciudadano dispone de un mínimo de informaciones exactas. Sin embargo, esto último no ha sido comprendido, o ha sido subestimado.

La prensa debe de ser pluralista en opinión, pero no en información. La información puede ser falsa o verdadera, pero no pluralista, aunque no siempre la información sea verdadera a ciencia cierta, ni siempre comprobable, y a veces haya un margen para la duda y la controversia. El pluralismo no afecta a la información más que en la medida en que ésta pueda ser dudosa. En cierto modo puede decirse, que cuanto más pluralista es una información, menos información es. En caso de debate, la confrontación  no ha sustituido nunca al contenido de los hechos. El deber de la prensa consiste en adquirir ese conocimiento y transmitirlo.

El pluralismo recobra su sentido cuando llega el momento de sacar las conclusiones de los hechos establecidos e informados, para proponer remedios y sugerir medidas. Pero en la práctica, el pluralismo se ejerce casi siempre antes de esa fase:  selecciona las informaciones, les cierra el paso, las omite, las silencia, las niega, las elimina, las amplifica, e incluso las inventa, con el objeto de adulterar en su fase embrionaria el proceso de formación de la opinión pública.

Cuando se invoca el pluralismo, se hace referencia descarada a un pretendido derecho de cada periódico para presentar las informaciones a su manera.

Pero si bien eso ha sido así hasta no hace mucho, hoy en día las redes sociales digitales han cambiado esa realidad, y en esta línea también hay pensamientos contrapuestos.

Hay quienes cuestionan y llaman mito a la democracia digital, negando que Internet y las redes sociales digitales generen una mayor participación ciudadana como consecuencia de la, hasta ahora, libre circulación de información en ellas, porque dichas redes no eliminan las relaciones de poder, sino que las transforman. Las redes descentralizan el poder de las ideas, la economía, y la sociedad…pero reproduce finalmente el poder ya existente, en opinión de estos detractores.

Esta línea de pensamiento advierte que la apelación permanente a los ciudadanos, propia de la democracia directa, conduce al populismo, y que la política así vigilada y fiscalizada puede derivar en antipolítica, tranasformándose en  antisistema.

Según ellos, la preocupación por inspeccionar la acción de los gobiernos se convierte en ataque permanente a  las autoridades legítimas, hasta constituir un contrapoder negativo.

Pero esta compleja realidad tiene otras lecturas que dejan la puerta abierta a la ilusión democrática, aunque haya lados oscuros, sombras, en una posible utopía digital, y debamos por tanto ser realistas y cuidadosos en nuestras apreciaciones, reflexiones y análisis a este respecto.

Hay razones para hacer un juicio ponderado y crítico respecto a los peligros democráticos a los que nos enfrentamos si nos dejamos arrastrar por la fascinación de la multitud. Sobrevalorar es tan equívoco como infravalorar.

Pero por otro lado, estos nuevos medios pueden favorecer una interrelación social, en la que las personas puedan reconstruir su identidad individual y colectiva.

Los argumentos favorables a este nuevo paradigma digital y potencialmente democrático serían:

-         Los valores culturales cambiantes, como por ejemplo compartir, reconocer, participar, etc… pueden convertirse en valores socioculturales  y políticos, más abiertos al diálogo, al debate, y a la horizontalidad  transversal, frente a la cultura política  dominante, tradicional y de posiciones excluyentes.



-         La politización de las personas cambia de forma:  clics en vez de carteles,  al fin y al cabo activando acciones en uno u otro sentido, y  facilitando acciones más globales, antes imposibles en extensión dialéctica, numérica y geográfica.

-         Los temas en sí mismos no son tecnológicos, sino de cultura y sociedad.  Las redes se han convertido en un poderoso sensor social de temas y preocupaciones. La política podría, por esta vía, acercarse a los problemas de la ciudadanía, y encontrar el pálpito social en un flujo digital veloz, breve y efímero,  signo de los tiempos que corren. Por supuesto, esto debería de ser complementado con otras prácticas de razonamiento, reflexión y organización quizás más adecuados.



Al fin y al cabo, la política formal actual es incapaz de adecuarse a las necesidades cambiantes del mundo y de la ciudadanía, y estos nuevos medios pueden ser la manera de dar respuesta a una generación de ciudadanos desengañados de la política y decepcionados por ella. En realidad, las personas no “pasan” de la política, sino de los políticos, que no es lo mismo.

Esta nueva vía digital sería para los políticos la manera de conectar con la ciudadanía, más allá de las elecciones cada cuatro años, recuperando para las ciudadanos un poco de ilusión y fe, mediante una participación activa. Esto mismo es muy necesario para ellos, en una época de descrédito, desesperanza y sufrimiento colectivo, superando el miedo y el individualismo, gracias al sentimiento  colectividad.

Estos nuevos movimientos son fuertes socialmente, y multitudinarios, y no parece que puedan ni deban ser desdeñados por la clase política. Sin esperar a las siguientes elecciones para pedirles el voto, tras un movido mandato, porque puede que no ya no encuentren a  gente desinformada.

La política debe aceptar la inteligencia de las gentes, utilizando el “crowdsourcing” social  como fuente de análisis hacia soluciones diferentes. Y su instrumento tradicional,los partidos, debe evolucionar hacia espacios de “coworking” político, junto con otros protagonistas alternativos.

Si la política formal desprecia e ignora la actual denuncia de su supuesta incapacidad para hacer propuestas, perderá la oportunidad  de revitalizarse. La innovación no es sólo aplicable en la ciencia y  tecnología,  es necesaria también en las ciencias sociales, humanas y políticas, y más aun en estos  tiempos que corren.