domingo, 25 de noviembre de 2012

Sobre la evolución del espacio rural y la planificación del territorio.





Lo rural y su evolución tienen relación causa-efecto biunívoca con la planificación del territorio, que no debería sólo ser tema para expertos, y políticos, por la repercusión que tiene para toda la ciudadanía.
En una primera aproximación, lo rural parece presentar unas características objetivas y subjetivas, que conviene analizar para poder profundizar en ellas.
Entre las características objetivas se encuentran los conceptos: campo, natural, agricultura, ganadería, lo que rodea la urbe, ecológico, uniforme, y no urbano.
Y entre las subjetivas: el diferente concepto de tiempo, otro estilo de vida, comunidades pequeñas, distinto control social, información interna, desinformación externa, uniformidad de personas y cosas.
El espacio tiene su propia evolución, del espacio natural al rural, del rural al urbano, del urbano al virtual.
El espacio rural puede ser definido con  :
-          Variables simples: población, suelo, etc…

-          Actividades propias: agricultura, ganadería, residencias secundarias, etc…

-          Actividades personales y sociales: relaciones interpersonales, control social, concepto de comunidad, comportamientos electorales, etc…

-          Aproximaciones subjetivas: supuestamente, lo urbano como más dinámico, lo rural como más “atrasado”…
El tiempo urbano es un tiempo social, mientras que el tiempo rural era un tiempo natural, regido por la luz (día, noche), las estaciones del año, las tareas del ciclo agrario anual, y  las propias de atención al ganado. Pero la industrialización rural aproxima el tiempo natural y el social.
En el concepto de lo rural se incluye lo litoral, entendido como marítimo-pesquero, aunque con las diferencias psicológicas  y funcionales propias del mar y del campo. Lo urbano tiene connotaciones industriales, comerciales, y de servicios.
Cuando el ámbito rural se industrializa, lo hace de varias formas:
-          Actividades propias: agropecuarias, pesqueras, conserveras, etc…

-          Nuevas actividades industriales.

-          Otras nuevas actividades: ocio, turismo, deportes, recreación, hostelería.

-          Usos de servicios  urbanos: logística (almacenes, plataformas), aeropuertos, cárceles, energías alternativas.

-          Puertos pesqueros, comerciales, deportivos.
 El espacio rural tiene tres tendencias propias:
-          Despoblamiento.

-          Consolidación.

-          Repoblación (con otra población, no la originaria)
 
 

En el caso del despoblamiento se dan tres fases:
1.- Disminución de la actividad agropecuaria y pesquera, que se vuelve poco rentable, o mejor dicho, puede producirse con menos personas, por lo que la población originaria emigra, y se producen explotaciones intensivas y extensivas.

2.- Trabajo a domicilio u obrero-campesino. Con una producción industrial artesana, o de economía sumergida, más un trabajo industrial con explotación agrícola o pesquera familiar y a tiempo parcial, junto con terreno en barbecho. Es el espacio rural de población urbana, en el que se ven vehículos 4x4, antenas colectivas, energía solar, etc…

3.- Fase final de despoblación. Con envejecimiento de la población del área rural, excedentes de mano de obra, envejecimiento local progresivo, cierre de la escuela (umbral del no retorno, el municipio sin escuela tiene los días contados…), siendo algunos hombres ya ancianos los últimos habitantes.
Se produce un problema preocupante en el lugar de destino, normalmente la ciudad. Y un problema en el lugar despoblado: el lugar queda alterado, no vuelve a ser un espacio natural.
No se deben confundir los parques naturales no habitados, con las reservas de la biosfera habitadas pero que deben ser sostenibles para personas y actividades, y los despoblados no habitados.
 
 

En el caso de la repoblación, se presentan cinco casos:
1.- Desarrollo de residencias secundarias. Ocupación temporal del espacio, con círculos expansivos de “permanentización”. Problemas relacionales entre dos tipos de habitantes,  con relaciones y consecuencias económicas, sociales, políticas mezcladas con interés y dependencia. Frecuentemente conviven “de espaldas”, o se enfrentan “subterráneamente”. No socializan.

2.- Dinamismo urbanístico y sociodemográfico en áreas próximas a ciudades. Son los suburbios-dormitorios, con nueva población de familias jóvenes de clase media, casas unifamiliares o adosadas, movimientos pendulares campo-ciudad, para trabajo y estudio. Mejora la accesibilidad, y se produce un incremento del sector servicios.

3.- Implantación de actividades comerciales y de servicios con gran demanda de suelo. Son nuevas actividades urbanas: grandes centros comerciales, plataformas de transporte y logística, actividades no deseadas (prisiones, centrales eléctricas, papeleras, refinerías, etc…). Se genera algo de empleo y residencia.

4.- Proceso de repoblación de áreas rurales. Vuelta o regreso de población jubilada y residencias secundarias de población urbana. Buscan el alejamiento, los paisajes, y los precios…y demandan nuevos servicios, de los que ya han dispuesto en la ciudad. Se plantea también el riesgo de “divorcio” entre poblaciones con diferentes percepciones.

5.- Sustitución de población en áreas rurales remotas. Actividades de nuevo cuño: esquí, deportes, turismo de aventura, centros de vacaciones, etc…con inmigración de población especializada. Se produce una especialización de la comarca.
 
 

Por último, la consolidación del ámbito rural presenta cuatro casos:

1.- Consolidación de la actividad económica agropecuaria y pesquera de actividad rentable.

2.- Desarrollo de industria rural: alimentaria, u otras no vinculadas a las actividades agropecuarias o pesqueras.

3.- Explotación de la industria del Ocio: turismo, deporte, recreación, cultura.

4.- Desarrollo tecnológico y teletrabajo. Ámbito favorable a la creatividad, sin necesidad de conmutar espacios diariamente, pero limitado tamaño de población.
 
Temas de tal trascendencia deben ser planificados en el ámbito experto-político, pero sin sustraerlos al debate y la participación de la ciudadanía implicada y afectada.
 
 

 

 

 

 

viernes, 16 de noviembre de 2012

Sobre la sobreexplotación, la contaminación, la sostenibilidad, y el consumo.




El Desarrollo Sostenible es un  puente de enlace entre presente y futuro, teniendo en cuenta que los recursos a sostener no son sólo ecológicos, sino también económicos y sociales.
La “crisis” actual es tan grave que ha cambiado el “statu quo”, y por primera vez hace que se plantee la cuestión sobre si el futuro va ser peor. La liberalización de los recursos del sistema, genera que haya más riqueza concentrada y más pobreza general.
En esta problemática están incluidos servicios públicos, entidades con ánimo de lucro, entidades sin ánimo de lucro, y los ciudadanos, quienes deben de tener en cualquier caso derechos civiles y políticos, pero también responsabilidades. Entre las responsabilidades de la ciudadanía están incluidas el uso y el consumo razonable de bienes y servicios.
La democracia participativa puede cambiar de imagen, pasando de estar mal vista por los gobiernos, cuando el poder tenía “cara y ojos”, a estar mejor vista porque la podrían necesitar los gobiernos, cuando el poder no tiene “cara y ojos”, porque lo detentan transnacionales y fondos de inversión, contra los cuales los propios gobiernos no saben cómo debatirse. De ahí lo conveniente del asociacionismo, y de su deseable  independencia económica, frente a la actuación de partidos políticos y su actuación vía subvencionismo. Con o sin partidos, los DDHH y las constituciones otorgan a los ciudadanos libertad de pensamiento, opinión, expresión, y reunión. Votar cada 4 años no significa callar durante 4 años.
Los medios de comunicación, y la prensa en concreto, con su especial “crisis”, hacen plantearse la necesidad de buscar en la red versiones digitales alternativas. La propiedad de los medios pasa a inversores que buscan rentabilidad e ideología, lo cual implica censura y filtro, directo o indirecto, y deja a cada persona la tarea de buscar fuentes de opinión alternativas para crearse un recto juicio.
La sostenibilidad se ve afectada por la  contaminación y por la sobreexplotación, que es económica y social, y afecta al modelo económico- social.
La sobreexplotación es el consumo desaforado de recursos, que afecta a la biosfera, y reduce los recursos naturales y la biodiversidad. Ante esto hay opciones y acciones personales posibles, si bien están siempre condicionadas por el sistema. Pero la cultura, la educación, y la decisión personal dejan un margen al “decir NO” personal. Se trata de dejar una huella ecológica liviana.
Las prácticas de sobreexplotación son sistémicas, y se dan en todos los ámbitos de las actividades humanas. La sociedad civil es también responsable, pero está sin estructurar, aunque en casos extremos puede mostrar grandeza y solidaridad, o también vileza y egoísmo. La responsabilidad ciudadana tiene su “curva de recorrido”, que da lo que da, pero da para algo.
La potencial amenaza ecológica de China, donde todavía “sólo” hay 100 millones de personas de clase media, pero creciendo, es temible.
Los “think tanks" deberían ser también consideradas asociaciones responsables de la sostenibilidad mundial o de todo lo contrario, así como las fundaciones, que dicen que financian la cooperación para el desarrollo, pero en realidad financian el soporte académico de su ideología en universidades de prestigio, incluso con premios Nobel de economía que no abarcan la ecología y la sociología en sus temas de estudio y actividad.
La contaminación de la biosfera por el consumo de  materiales y energía afecta al cambio climático, y no en tiempo geológico (largo), sino en tiempo social (corto)
A este respecto:
-          La cooperación internacional para el  desarrollo, y los acuerdos internacionales sobre temas ecológicos y medioambientales, no se cumplen.
-          La ordenación del territorio no es compatible con prácticas de “fracking”, por ejemplo.
-          La conservación de hábitats y espacios naturales no es prioritaria, ni respetada
En el caso del Protocolo de Kioto y de la Cumbre de Río los gobiernos tienen los acuerdos estancados, en “tierra de nadie”. Los países desarrollados, con daños ya realizados pero no compensados, y  los países en vías de desarrollo con daños en curso que no se detienen por no querer aceptar limitaciones que otros países no han tenido en el pasado en sus fases de desarrollo, que ahora gravarían su competitividad, lo cual conviene a las empresas transnacionales que se deslocalizan a esos países.
Los informes de Responsabilidad Social de las empresas se han convertido en herramientas de marketing, de dudosa credibilidad y eficacia, y poco adaptados en sus informaciones e indicadores a las necesidades: los indicadores de desarrollo sostenible abarcan no sólo el ámbito ecológico, sino también el económico y social. Actualmente no se distingue  el desarrollo sostenible del desarrollo humano, que incluye la esperanza de vida, alfabetización, salud, cohesión social, etc…
En la Agenda 2020 de la UE se incluyen el desarrollo socioeconómico, el consumo y la producción sostenible, la inclusión social, la demografía, la salud pública, el cambio climático y la energía, etc…Que se cumpla es ya otra cuestión.
 
 

 

 

 

 

 

lunes, 12 de noviembre de 2012

Sobre el origen de la Unión Europea y su situación actual.



Frecuentemente se escuchan “mitos fundacionales”, que en el caso de la Unión Europea (UE) son también “existenciales”. Según ellos, la UE se basó en la solidaridad, la visión política, el consenso, y la transparencia. Pero, en realidad, se basó en la necesidad histórica, sin descartar intereses , conveniencias y conflictos. Y no exenta de opacidad respecto a la ciudadanía.

Tras la Segunda Guerra Mundial,  no se sabía cuanto tiempo iba a durar la paz. Apenas terminada la guerra, surgió la amenaza de otra guerra, que podía enfrentar esta vez  Este y  Oeste.

En 1947 fracasó la conferencia de Moscú sobre la cuestión alemana, entre Occidente y la Unión Soviética, su aliada en la lucha contra el nazismo. El "golpe de Praga" de 1948, y el bloqueo de Berlín durante la primavera de 1949 vinieron a avivar la tensión.

En 1949 los países de Europa Occidental firmaron con los Estados Unidos el Pacto Atlántico (OTAN), y ese mismo año tuvo lugar la explosión-prueba de la primera bomba atómica soviética,  hechos que contribuyeron a propagar el ambiente de temor que se llamó "guerra fría".
 
Alemania Federal, volvía a dirigir por sí misma su política interior, (no la exterior), desde la entrada en vigor de la Ley Fundamental de 1949, y pasó a ser una de las discordias en la rivalidad Este-Oeste.
 
Los Estados Unidos deseaban acelerar la reconstrucción económica de un país, Alemania Federal, situado en el corazón de la división del continente: en América se alzaban voces que solicitaban el rearme de la potencia vencida.

La diplomacia francesa se debatía en el dilema: o bien cedía a la presión norteamericana y, en contra de la opinión pública de su país, admitía ceder soberanía  en el Ruhr y el Sarre, zonas carboníferas, o bien mantenía una postura rígida, enfrentándose a su principal aliado, y llevando sus relaciones con Alemania Federal a un callejón sin salida.

En la primavera de 1950, los jefes de las diplomacias norteamericana y británica habían planteado a su homólogo francés, Robert  Schuman, ministro de Asuntos Exteriores francés, natural de Lorena, una “misión imperativa”: presentar una propuesta para integrar a Alemania Federal en el bloque occidental. Se convocó al respecto para el 10 de mayo de 1950 una reunión de los tres gobiernos. Francia no podía negarse a cumplir el encargo.

A los problemas políticos se sumaban las dificultades económicas. El potencial siderúrgico de los diversos países europeos hacía pensar en una inminente crisis de superproducción de acero. La demanda disminuía, los precios descendían. Todo ello daba origen al temor de que los productores volviesen a constituir un “cártel” para limitar la competencia. En plena fase de reconstrucción, las economías europeas no podían dejar sus industrias básicas a expensas de la especulación y la escasez organizada.

Ante estas dificultades la diplomacia tradicional resultaba impotente, y Robert Schuman recurrió a un hombre aún desconocido por la gente, pero que había acumulado una experiencia extraordinaria a lo largo de su carrera internacional: Jean Monnet.

Jean Monnet, natural de Cognac, era uno de los europeos más influyentes del mundo occidental. Monnet desempeñaba por aquel entonces el cargo de comisario del plan francés de modernización, para el que De Gaulle le había nombrado en 1945 con el cometido de levantar económicamente Francia. Ya en la primera guerra mundial había organizado las estructuras de aprovisionamiento de las fuerzas aliadas. Posteriormente fue secretario general adjunto de la Sociedad de Naciones, y banquero en los Estados Unidos, Europa del Este y China. Trabajó también al servicio del presidente Roosevelt, quien lo tuvo entre sus asesores más influyentes, y fue el artífice del programa que garantizó la superioridad militar de los Estados Unidos sobre las fuerzas del Eje. Aunque carecía de mandatos políticos asesoraba a los gobiernos. Su reputación era la de ser un hombre pragmático con la eficacia como norma principal.
 
Según Jean Monnet, la tensión quedaría atenuada fomentando la unidad europea. Jean Monnet conocía los fracasados intentos de integración, desde que el Congreso de La Haya organizado en 1948 por el Movimiento Europeo hiciera un llamamiento solemne a la unión del continente.

Tras la 2ª Guerra Mundial, en 1946, se estableció una nueva arquitectura económica en Bretton Woods (EEUU), donde el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) fueron creados y recibieron el mandato explícito de impedir “shocks” y quiebras en las vulnerables economías de la posguerra, y velar por la liquidez mundial.

En 1947 tuvo lugar la Conferencia de la Habana que,  décadas después dio lugar a la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Uno de los promotores del FMI fue John Maynard Keynes. Pero estas instituciones financieras mundiales han tenido con el transcurso del tiempo una deriva neoliberal y globalizadora, y ahora se caracterizan por promover Planes de Ajuste Estructurales para los países que necesitan ayudas, y a promover la desregularización, liberalización, y privatización de la economía mundial.
 
Por entonces, la Organización Europea de Cooperación Económica sólo tenía competencias de Coordinación, y no había sido capaz de impedir que la reconstrucción económica de los países europeos se llevase a cabo conforme a esquemas nacionales, con el Plan Marshall liderado por los Estados Unidos financiando la reconstrucción de sus aliados.
 
La creación del Consejo de Europa en 1949 demostraba que los gobiernos no estaban dispuestos a dejarse recortar sus prerrogativas: la Asamblea Consultiva sólo tenía poderes de deliberación, y todas sus resoluciones, que debían aprobarse por mayoría de dos tercios, podían quedar paralizadas por el veto del Comité de Ministros.

Jean Monnet  sabía que era ilusorio pretender crear de una sola vez una estructura institucional completa, sin suscitar en los Estados tantas reticencias como para hacer que cualquier iniciativa de este tipo se viera condenada al fracaso de antemano. Los ánimos no estaban como para admitir cesiones de soberanía.

Era preciso limitarse en los objetivos a sectores concretos de gran importancia, como lo eran entonces el carbón y el acero, y crear un mecanismo de decisión conjunta que, poco a poco, fuera recibiendo nuevas competencias.

Jean Monnet y sus más cercanos colaboradores redactaron durante los últimos días de abril de 1950 un documento de unas páginas, con la exposición de motivos y la parte dispositiva de una propuesta llamada a romper con todos los esquemas. En lugar de proceder a las tradicionales consultas con los servicios ministeriales competentes, Monnet rodeó ese trabajo del máximo secreto con el fin de impedir cualquier objeción o contrapropuesta.

El  9 de mayo de 1950 , en el mismo momento en que el ministro francés Robert Schuman estaba defendiendo su propuesta ante sus colegas del gobierno,  un emisario secreto de su gabinete la comunicaba en persona al canciller alemán  Adenauer. La reacción de este último fue inmediata y entusiasta, respondiendo en el acto que aprobaba de todo corazón la propuesta. Por consiguiente, Robert Schuman contaba ya con el debido apoyo de los gobiernos francés y alemán cuando hizo pública su declaración durante una rueda de prensa celebrada en el Quai d'Orsay ese mismo día.

La declaración enunciaba una serie de principios. Europa no se haría de una sola vez, sino mediante realizaciones concretas. Era preciso establecer, en primer lugar, "solidaridades de hecho":

- Debía eliminarse la secular oposición entre Francia y Alemania. La propuesta incumbía principalmente a estos dos países, pero estaba abierta a todas las demás naciones europeas que suscribiesen sus objetivos.

- La actuación inmediata debía afectar a un sector "limitado, pero decisivo": la producción franco-alemana de carbón y acero, que debería someterse a una alta autoridad común.

- La fusión de estos intereses económicos contribuiría al aumento del nivel de vida y a la creación de una comunidad económica.

- Las decisiones de la alta autoridad tendrían fuerza ejecutiva, y serían vinculantes para los países que se sumasen al proyecto. La alta autoridad estaría integrada, con criterios paritarios, por personalidades independientes.

Para que la iniciativa francesa, convertida en iniciativa franco-alemana,  se hiciese realidad, Francia convocó para el 20 de junio de 1950 en París una conferencia intergubernamental cuya presidencia asumió Jean Monnet. Los tres países del Benelux o Países Bajos (Bélgica, Holanda, y Luxemburgo), e Italia, respondieron al llamamiento y estuvieron presentes en la mesa de negociaciones.

Las conversaciones permitieron lanzar un  proyecto internacional. No se pusieron en cuestión ni la independecia ni los poderes de la alta autoridad, lo cual constituía el punto central de la propuesta. A solicitud de los Países Bajos, se instituyó un consejo de ministros en representación de los Estados que, en determinados casos, tendría la facultad de emitir dictámenes vinculantes. Una asamblea parlamentaria y un tribunal de justicia completaban el mecanismo. Fue la base del sistema institucional de la actual UE.

El 18 de abril de 1951 se firmó en París el Tratado fundacional de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), lo opuesto al Tratado de Versalles impuesto a Alemania tras la Primera Guerra Mundial, con un período de vigencia de cincuenta años. Tras su ratificación por parte de los seis Estados signatarios el 10 de agosto de 1952, la Alta Autoridad presidida por Jean Monnet se instaló en Luxemburgo.

Como se puede ver, no se trató de una negociación diplomática clásica. Las personas designadas por los seis gobiernos se habían reunido para crear un sistema jurídico-político completamente nuevo, y que aspiraba a perdurar.

El preámbulo del Tratado de la CECA, que constaba de cinco párrafos, contenía toda la filosofía que, aún hoy, sigue inspirando a los promotores de la construcción europea.

Jean Monnet estaba convencido de que únicamente el principio de igualdad entre los Estados podría crear una nueva mentalidad. Pero también era consciente de la dificultad de lograr que seis países de dimensiones diferentes renunciaran al derecho de veto.

El 4 de abril de 1951, se reunió en Bonn con el canciller Adenauer para convencerle de las virtudes del principio de igualdad:

"Se me ha autorizado a proponerle que las relaciones entre Alemania y Francia en la
Comunidad se rijan por el principio de igualdad en el Consejo y la Asamblea, así como en todas las instituciones europeas actuales o futuras (...). Por mi parte, deseo añadir que éste, y no otro, es el espíritu que desde el principio quise imprimir a la oferta de unión que está en el origen de este tratado. Espero que, según creo poder deducir de las conversaciones que mantuvimos en nuestro primer encuentro, comparta usted esta opinión. El espíritu de discriminación ha sido la causa de los mayores males del mundo. La Comunidad es un intento de combatirlo."

La respuesta del canciller alemán, Adenauer, fue inmediata:
 
"Usted conoce mi empeño en defender para mi país la igualdad de derechos en el futuro y mi condena de la empresas de dominación a las cuales se ha visto arrastrado en el pasado. Me complazco en manifestarle mi completo acuerdo con su propuesta, ya que no puedo concebir la Comunidad sin igualdad total".

De esta manera quedaba asentado uno de los fundamentos jurídicos, de alcance moral, que da sentido a la idea de Comunidad.

La obra emprendida en 1950 ya no iba a detenerse, tras el Tratado de Roma de 1957,  y  menos aún tras la caída del Muro de Berlín en 1989, y el derrumbe de la Unión Soviética en 1991.

 

Pero aún hoy día a la UE le falta soberanía, homogeneidad financiera, legitimación política, y sufre un déficit democrático notable, como se ha puesto de manifiesto con ocasión de la crisis mundial iniciada en 2008, y que no es tal crisis, sino un nuevo modelo social y un nuevo orden mundial.

La concesión a la UE del Premio Nobel de la Paz en 2012 prescinde de la realidad del cambio de la naturaleza de la guerra en Occidente. Las actuales guerras son económicas y financieras, no armadas, lo cual no quiere decir que no haya víctimas. Efectivamente el desmontaje del Estado del Bienestar Europeo, o más aún, de la Economía Social en Europa, plantea importantes problemas éticos e ideológicos, con víctimas en la ciudadanía y en las empresas, que no se ven tratados de la misma forma que la Banca. Ya no es preciso invadir militarmente un país para apropiarse de sus recursos, ahora eso lo hace la deuda, y el manejo de los intereses de la misma por medio de "ratings", primas de riesgo, etc…en perjuicio de la justicia social y el progreso económico, que eran el otro pilar del edificio común europeo.

La Europa de dos velocidades que se ha creado, facilitada por las políticas de la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE), y el FMI, crea una situación que rompe con la vocación igualitaria y solidaria de los tratados fundacionales, origen histórico de la actual Unión Europea (UE).
 
Es notoria  la presencia en Bruselas de oficinas que representan ante las instituciones europeas los intereses de cientos de empresas transnacionales, y con un ratio de 5 “lobbistas” por cada parlamentario europeo, la Unión Europea puso en marcha entre el 2004 y el 2008 un nuevo proyecto de estudio para modificar su gobernanza, e impulsar nuevos modos de gobernanza en Europa, para gobernar a la sombra de la jerarquía. Fue el proyecto “New Modes of Governance in the European Union”, dentro del 6º programa marco de investigación de la UE, llevado a cabo por el NEWGOV Consortium, coordinado por el Robert Schuman Centre for Advanced Studies, dentro del European University Institute de Florencia.

Parece que se entiende la gobernanza como una manera específica de elaborar normativas y bienes públicos creados mediante coproducción, entre coproductores de diferentes niveles en una Europa multinivel. Estas nuevas formas de gobernanza reflejarían la creciente importancia de redes de decisión público-privadas, que implican a diferentes niveles y tipos de autoridades públicas. Dichas formas incorporarían un nuevo estilo de toma de decisiones que es fuertemente dependiente de relaciones mutuas e interdependientes pero no jerárquicas, junto con nuevos modos de resolución de problemas y elaboración de consensos. Evidentemente, estos nuevos modos de gobernanza de los que no se habla mucho,  tienen posibles consecuencias estructurales e institucionales, a niveles nacionales y europeos,  e importantes implicaciones respecto a su posibilidad de homologación  democrática.

Parece evidente que la UE  es hoy una parte importante de la globalización mundial y de la gobernanza global mundial, en su variante hegemónica: la neoliberal. Incluso la UNESCO ha recibido a ese respecto el mandato-proyecto para Global  Education. Y no es de extrañar, porque Jean Monnet ya escribió al final de sus memorias, en 1975, que las formas de vida nacionales pertenecían a una fase anterior de la historia, y que la misma Comunidad Europea no era sino una etapa más hacia nuevas formas de organización del mundo de mañana. Incluso opinaba que el tiempo pasaba, y Europa tardaba en seguir el camino emprendido. Lo cual no es óbice para que no sea discutible tanto la idea como la modalidad…

En 2012 y en plena “crisis”, se ha elaborado el nuevo Tratado de Estabilidad, Coordinación, y Gobernanza de la UE. Mediante el mismo se pretende sustraer en los Estados Miembros cualquier posibilidad democrática de participación en temas de política económica, con lo que se convierte a la UE en un ente ordoliberal, más que neoliberal. Efectivamente:

-          Se endurece el tratado de Maastricht en temas de déficit presupuestario y deuda pública, y se introducen mecanismos de corrección automáticos.

-          Se obliga a los Estados a introducir dichas obligaciones con rango constitucional.

-          Se instalan programas de convergencia rápida hacia la regla de equilibrio presupuestario, con mecanismos automáticos de corrección.

Supuestamente se pretende con ello acabar con toda reglamentación o contrapoder político o social que tras la 2ª Guerra Mundial haya limitado el poder de inversores y capitalistas, y arrebatar la política económica de las manos de gobiernos de elección democrática, para entragarla a organismos independientes compuestos por expertos y por tecnócratas que no tienen que rendir cuentas a los pueblos ni a los ciudadanos. La gobernanza se vuelve más  opaca, y la “solidaridad” está condicionada a que se siga avanzando en el desmantelamiento del Estado Social: sanidad, educación, pensiones.

Todo ello ha supuesto en concreto en España otro tipo de socialización: la de las pérdidas y deudas bancarias, convertidas en públicas o soberanas, a costa de la economía real, la que afecta a las empresas no transnacionales, y a los ciudadanos, con efectos desgraciadamente ya de sobra conocidos: quiebras, paro, pobreza, desahucios. Y lo que venga...

Sin duda, hay alternativas (desmundialización, alterglobalización, etc…), pero los que las proponen no tienen el poder, y los que detentan el poder no tienen voluntad política.

Las cosas han cambiado mucho, y no parece que hoy en día, en el 2012, la canciller alemana repitiese las palabras que pronunció el canciller alemán Adenauer en 1950.
 
¿Acaso es el precio a pagar por la ciudadanía europea?...No, es el precio que hace pagar la ideología hegemónica dominante en esta fase histórica del capitalismo.
 
 

 

 

 

 

sábado, 10 de noviembre de 2012

Sobre la ecología del agua en el planeta tierra: ciclo del agua, corrientes oceánicas, clima, y fenómenos naturales. La Corriente Termohalina.


 
El clima viene determinado por el calor solar, los vientos, y el agua.
El planeta tierra tiene cubierta de agua el 60% de su superficie. Cada ser humano “dispone” por término medio de unos 46 metros cúbicos de agua en el planeta. De esa cantidad de agua, sólo el 3% es agua dulce, y de ella sólo el 1%, o sea el 0,03% del total es agua dulce disponible. El agua llegó al planeta tierra como lluvia, y posteriormente ese ciclo de lluvia  se ha repetido unos 8 millones de veces.
En Bergen (Noruega) llueve 2 de cada 3 días al año. Eso supone anualmente el equivalente a unas 400.000 piscinas olímpicas. Cierta vez estuvo allí 83 días seguidos lloviendo sin parar.
El aire cálido y húmedo del Atlántico choca allí con la cordillera costera, se enfría y cae como lluvia, la cual va a los ríos noruegos torrenciales, que desembocan en el Mar del Norte.
La corriente oceánica que sale del Ártico, o corriente termohalina, es un regulador climático que recorre unos 112.000 km cada milenio, 1.000 años, para una molécula de agua de referencia.
El agua marina congela a los -2ºC, pero el hielo formado es agua no salina, por lo cual el resto de agua salada es más densa y fría,  y circula por debajo.
Tras 500 años por los océanos, tras recorrer 10.000 km desde Bergen, dicha corriente (molécula de referencia) llega al Índico, ya caliente, formando nubes por efecto del sol, las cuales descargan lluvias monzónicas  en una época del año, y luego sigue hasta el Pacífico.
Los monzones llevan nubes con 75.000 millones de Tn de H2O, de las cuales 1/3 caen en forma de lluvia torrencial.
Las nubes llevan vapor de agua, polvo, y polen, formándose microgotas que se unen formando gotas de lluvia. Del calor del sol abrasador se pasa así, en la India, a la lluvia torrencial.
Dicha lluvia lleva iones negativos, que purifican el aire, respirado por los humanos como oxígeno más “puro”, que tonifica y beneficia al organismo.
 
La India absorbe sólo el 10% de esa lluvia, el 90% restante vuelve al océano y tras otros 50 años llega a EEUU, donde genera nubes, pero no genera lluvia “útil”, porque las gotas se evaporan antes de llegar al suelo.
Sin embargo, la lluvia se puede provocar, y así lo hacen en algunos estados de EEUU. Una nube puede llevar 25 Tn de H2O (unos 7 camiones cisterna). Para provocar lluvia se utiliza un efecto parecido al del hielo seco: el hielo seco enfría el vapor de agua, se producen microcristales de hielo (estrellitas), los cuales forman en el vapor de agua gotas de lluvia. Pues bien, hay empresas que hacen lo mismo, pero con IAg, ioduro de plata, lanzado con quemadores desde unos aviones a las nubes, y cuyos cristales generan lluvia.
En el Caribe se genera el fenómeno de los huracanes, de lo que es triste ejemplo el huracán Mitch de 1998. Los fenómenos naturales suelen afectar más a los menos favorecidos, y no es casualidad: falta de recursos, ubicación, etc…El sol genera vapor de agua que, cuando alcanza el punto de rocío, condensa y se forman tormentas tropicales.
El huracán Mitch alcanzó categoría 5, la máxima, y afectó a Honduras y Nicaragua, con agua del Pacífico y del Caribe, causando enormes desastres naturales, con torrentes de agua acelerados por el efecto de los valles, que aceleran la corriente hasta arrastran todo lo que encuentran a su paso. Se deshizo en el Golfo de Méjico.
En el Golfo de Méjico y la costa este de EEUU se forma la Corriente del Golfo (Gulf Stream),  como parte de la Corriente Termohalina, de retorno templado , con un incremento de 10ºC sobre el agua marina hasta Gran Bretaña.
Esta Corriente del Golfo genera el clima templado en el que vivimos en el Occidente Europeo a estas latitudes.

Como curiosidad, a las playas de Cornualles suelen llegar semillas de Centroamérica, y objetos de Terranova.
Nuestro clima lo determinan la Corriente del Golfo, el aire Polar, y el aire Tropical, con predicciones climáticas que tienen un 85% de aciertos.
En Gran Bretaña se forman tornados menores, con la misma frecuencia, pero no la misma velocidad e impulso que en centroamérica. Es la velocidad del aire la que determina el mayor o menor impulso del fenómeno.
En el caso del agua también, por pura física y mecánica de fluidos, es el volumen y la velocidad lo que determina el impulso, el arrastre.  En 1953 el agua del océano y las olas produjeron desastres marinos en Norfolk, Gran Bretaña.
El ciclo se cierra con la llegada de vuelta de la Corriente del Golfo a Bergen. Este ciclo del agua afecta al planeta y al ser humano en un efecto de largo plazo, transgeneracional:  el ciclo del agua es un ciclo cerrado en equilibrio inestable.
Anualmente se celebra la Fiesta del Agua en Bergen, donde se dice: “El mal tiempo no existe, sólo la ropa inadecuada”, proverbio noruego. En el mundo se celebran 160 festivales del agua al año en distintos lugares.
Habida cuenta que habitamos a la latitud de Terranova, y Noruega a la de Groenlandia, con climas tan distintos, queda claro que “nos salva” la Corriente del Golfo, como regulador térmico y elemento que templa. Similar efecto, con la Corriente del Kuro Shivo, hace habitable al Japón.
Por similares razones, en la Baja California el sol y la corriente fría del Pacífico producen un clima sin lluvia, que no se da en la Alta California, donde el problema es otro: la confluencia de dos placas tectónicas geológicas produce terremotos…


 

 
 
 
 

 


 

 

 

 

 
 

sábado, 3 de noviembre de 2012

Sobre la economía, los Estados, y la banca.

 
 
 



A estas alturas parece ya poco discutible que la economía está sometida al poder de la banca. El por qué de ello ya es otra cuestión no fácil de resumir, pero ha contribuido grandemente a generar dicha situación la propia actitud de los Estados, los cuales han tenido actuaciones que lo han facilitado. Se podrían destacar tres:

1.- Desde la década de los 70 del pasado siglo XX (el motivo es otro asunto), los poderes públicos han evitado endeudarse con sus bancos centrales, para hacerlo con los "mercados", de los que han quedado cautivos y dependientes.

2.- La presión fiscal a los ricos, grandes fortunas, etc... se ha mantenido en un nivel muy bajo, lo cual ha supuesto, junto con la evasión fiscal, una gran pérdida de ingresos fiscales.

3.- Los flujos de capital y comercio del dinero se han desregulado, o sea liberalizado, abriendo así paso a una especulación meteórica, en la que las instituciones financieras se mueven a sus anchas.

Siendo esto así, los bancos se han expandido proyectando su "modus operandi", sus intereses, y sus prácticas, en todos los ámbitos de la actividad humana, y a costa de las clases medias y los asalariados, llevando a la ruina una gran parte de la economía real.

Muchas  personas interiorizan una ideología que los enajena de sí mismos, de sus semejantes, y de la naturaleza, según la cual todo lo humano es objeto de compra-venta, y visto como una posible inversión que debe producir el máximo beneficio posible en el mercado.

Las personas así "educadas" tienen opiniones, pero no convicciones, y obedecen voluntariamente a poderes impersonales y anónimos. De esta forma, el sentido de la vida desaparece, salvo en el mejor de los casos seguir adelante, ganar dinero y consumir. La satisfacción se convierte en el nuevo sentido de la vida, y el neoliberalismo se transforma en una especie de nueva ética, pero sin interés fundamental alguno hacia lo que constituye la esencia de lo peculiarmente humano.

Y por supuesto,  se enseña a creer que cada cual es único responsable de sus fracasos y frustraciones, como individuos, y sin que la sociedad y las estructuras puedan ser cuestionadas. Los nuevos valores son la codicia, el miedo, y la obediencia. Pensar, expresarse, y actuar crítica y responsablemente está mal visto, o incluso es delito.

La batalla ideológica se vuelve así decisiva, porque legitima las actuaciones.

La llamada crisis ya no es tal, sino un nuevo sistema social y un nuevo orden mundial. Anteriormente las guerras servían para derrotar al enemigo y apropiarse de sus recursos. Ahora eso se hace mediante la deuda, que a través de los intereses impuestos por el "mercado" realiza esa función de apropiación, y como además la "culpa" parece del deudor, los acreedores le pueden imponer condiciones de todo tipo, de dudosa legitimidad política, democrática, y social.

Y muchos se escandalizan ante el surgir de movimientos alternativos, o actuaciones de protesta.

Queda por redefinir el  papel de la banca, pero es normal que se empiece a oír hablar con más frecuencia de la banca ética.