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domingo, 21 de abril de 2024

Sobre China.


Son muchos los que al regresar de China muestran su admiración por su enorme potencial productivo y exportador. Hay entusiastas admiradores y defensores de la laboriosidad china. Debería de preocuparnos, porque ello puede inducir millones de parados en Europa y otros países industrializados occidentales.

Un empresario decía que en sus fábricas de China producía millones de unidades, cuando en Europa sólo fabricaba ya un millón. Además, con una calidad equivalente y con una velocidad de distribución impresionante, supuestamente. Los chinos lanzan un producto al mercado en cuestión de semanas, a costo y precio menor que el europeo. Una de sus fábricas chinas ya se estaba trasladando al interior, porque los salarios de la región costera en la que se hallaba instalada eran "demasiado" altos: 100 dólares mensuales...además, los chinos trabajan mucho más de 8 horas diarias, y "gozan" de poquísimos días de vacaciones, sin practicamente ningún derecho laboral. Parece imposible competir con ellos, salvo con productos innovadores de alta tecnología y alto valor añadido.

Detrás de esta "situación" está la gran trampa. No se trata de una estrategia comercial, sino de una estrategia de "poder" para conquistar el mercado. Los chinos están sacando provecho de la actitud de los "empresarios" occidentales, que prefieren deslocalizar la producción quedándose tan sólo con lo que le agrega valor: la marca comercial.

Cada vez es más difícil encontrar en las grandes redes de distribución occidentales algún producto de consumo "made in USA", o "made in EU". Todo es "made in China", con una marca occidental. Las empresas ganan dinero comprando a los chinos y vendiendo luego con su marca. Sólo interesa el lucro inmediato, aunque esto suponga cerrar fábricas y generar desempleo. Muchas veces no queda otro remedio, porque así lo hace la competencia, y de lo contrario no se puede sobrevivir.

Mientras los occidentales deslocalizan sus fábricas y productos para ganar algo a corto plazo, China aprovecha ese enfoque para adquirir tecnología occidental, adquirir "know how", y apropiarse del mercado, con objeto de dominar a largo plazo.

Mientras las grandes empresas occidentales se quedan con sus marcas y con el diseño. los chinos se quedan con la producción, contribuyendo al desmantelamiento de los parques industriales occidentales. de modo que en un futuro próximo veremos cómo los productos chinos aumentan sus precios produciendo un "shock manufacturero", como sucedió con el "shock petrolero" en los años 70, pero entonces será ya demasiado tarde. Occidente ya ha deslocalizado sus fábricas textiles, del calzado, del juguete, del mueble, etc...y pronto las industrias del automóvil y las de sus componentes.

Entonces el  mundo se dará cuenta de que levantar nuevas fábricas tendrá costes prohibitivos, y deberá rendirse al poderío chino. Se dará también cuenta de que se ha alimentado a un enorme dragón, y de que nos hemos convertido en su rehén. Un dragón que aumentará gradualmente sus precios, puesto que será quien dicte las nuevas leyes del mercado, y será quien mande, pues tendrá el monopolio de la producción, de las fábricas, de algunas materias primas, y de los empleos. Y será quien regulará los precios internacionales. Mientras busca su "vía de escape" hacia la India, antes de que otros lo hagan y le puedan perjudicar en su previsible hegemonía.

Asistiremos a un cambio de las reglas de juego, lo que producirá en la economía otra crisis económica de dimensiones globales. Pero entonces será demasiado tarde una vez más. Los occidentales miraremos tristemente las ruinas de nuestras antiguas fábricas, sus técnicos jubilados, y las ruinas de sus parques fabriles destruidos.

China, a diferencia de Rusia, se ha convertido en un rival geopolítico importante para EEUU. Sus líderes transforman la economía del país con firmeza, mano dura, y sin dejarse manejar, al contrario: comprando bonos de deuda pública de países occidentales, tierras en África, etc...

China se ha convertido ya en el primer país del mundo en comercio exterior, por delante de EEUU y de Alemania, y se prevé que alcance el primer puesto de la economía mundial para el período 2016-2020.

Entre su enorme población, existen ya actualmente 100 millones de chinos de clase media. Pronto se duplicará y triplicará esa cantidad, con el impacto que ello conllevará en el consumo, la ecología, la economía, la cultura, los aspectos sociales, etc...

La globalización se va produciendo, pero parece que la hegemonía cambiará de modo y espacio: será diferente y compartida, con nuevos protagonistas y  nuevas alianzas.
Aunque ya veremos si es para mejor.


domingo, 25 de septiembre de 2022

Sobre los Cambios en las Ideologías y los Criterios Ético-Morales de Occidente.



◇◇◇



Se exponen a continuación las razones de los cambios socio-económico-éticos que se están produciendo en occidente desde el punto de vista del materialismo histórico.


0.
Hasta el presente siglo XXI, el poder hegemónico dominante ha dispuesto de un sistema productivo consistente en una infraestrutura industrial y una supraestructura ideológica basada en los dos sexos biológicos existentes con relaciones heterosexuales dentro de un tipo de familia basado en los roles de género y la ética-moral tradicionales.

En el siglo XXI y con la Agenda 2030 elaborada por influencia de las clases dominantes cuyo poder hegemónico aspira a ser global (unifocal o plurifocal), su sistema productivo ya no requiere de una infraestructura principalmente industrial, sino financiera, especulativa y digital, aspirando a poseer todos los activos energéticos, minerales, alimenticios, naturales y humanos del planeta, ya sea en forma de materias o servicios, de la tierra o del espacio cósmico, pretendiendo monetarizarlas o financiarizarlas, pudiendo contabilizarlas para cotizarlas y comercializarlas, especulando con ellas según los principios neoliberales del libre mercado, y en última instancia validando la deuda de burbuja actualmente creciente y generando nueva deuda.

Además se aspira al uso de la inteligencia artificial y a la afectación de la evolución humana por medio de la intervención antrópica directa y en una vía post-humanista y/o trans-humanista.

Dado lo cual, la actual supraestructura ideológica deja de ser útil al poder hegemónico, que es quien está elaborando una nueva en base a:

•Un proceso en curso de destrucción de las hasta ahora vigentes ideología y ética-moral de supraestructura,

a la vez que,

•Genera y difunde una nueva ideología con una nueva base ético-moral, que posibilita su proyecto globalista, trans-humanista y de inteligencia artificial, puesto que ya se dan los hechos siguientes con sus correspondientes consecuencias:


1.
La robótica y la inteligencia artificial harán que "sobren" (dejen de ser útiles generando plusvalía con su trabajo, aunque los seres humanos tienen un valor y una dignidad intrínsecos e irrenunciables) miles de millones de personas, en trabajos tanto manuales como intelectuales (salvo para los expertos en investigación básica científica y/o tecnológica, algorítmica, matemática, biomedicina, biología celular y molecular, genética, ecosistemas, neurociencias, policía, militares mercenarios, docencia, sanidad y similares).


2.
La pareja y la familia tradicional permanente "molestan" en el proceso globalizador no sedentario, cuando además ya existen otros métodos no naturales de ingeniería genética y tecnología para "producir" humanos, post-humanos y trans-humanos.

Ello origina que sean poco necesarios el actual rol de géneros y la heterosexualidad
para la "generación de nuevos humanos" o reproducción, posibilitando opciones, hasta ahora criticadas y penalizadas, de otras opciones producto de decisiones individuales supuestamente "libres", que ya son socialmente irrelevantes y se van convirtiendo en "objetos de derecho".

Obviamente, el feminismo deja de ser tema de debate encarnizado, salvo en sus interpretaciones extremas, por ser ya un hecho consumado "de facto", salvo en aquellas sociedades patriarcales que se encuentran en otras fases de desarrollo tecnológico, productivo y ético.

Surge una nueva ética o moral sexual y de roles de géneros, no como sinónimo de libertad, sino como una nueva forma de moral más adecuada a la nueva fase del progreso productivo, con graves impactos psicológicos y sociales: soledad, desculturización, inestabilidad psíquica y abusos de todo tipo.


3.
El capital natural o ecocapitalismo (que puede degenerar en expropiación, esclavismo y ecofascismo), "legitimará" el ecologismo y la lucha contra el cambio medioambiental (aunque sea de una manera engañosa, hipócrita y farisaica), manipulándolo "de facto".


4.
El concepto de Cultura tiene dos acepciones y está muy vinculado al de Libertad.

a)
El conjunto de usos y costumbres, incluído el idioma, con los que un grupo humano grande o pequeño afronta la vida, es decir: su modo de vivir.

b)
El conjunto de conocimientos que posee un individuo sobre ciencias y humanidades que le permiten conocer cómo funciona el mundo en general y poseer su particular criterio ante los hechos e ideologías que tienen lugar, es decir, con un pensamiento crítico frente al pensamiento único que imponen los poderes hegemónicos dominantes.

▪︎Respecto a la acepción a):

El globalismo (unifocal o plurifocal) crea una o varias culturas hegemónicas dominantes, generando situaciones diglósicas que a medio o largo plazo implican la desaparición de la multiculturalidad.
Sin embargo, en el caso de occidente se alaba en falso la multiculturalidad, en un mismo lugar o en lugares diferentes, pero bajo su sistema económico, lo cual no es sino una destrucción cultural que acabará unificando los modos de vida en el único (o los únicos) dominantes.

▪︎Respecto a la acepción b):

Tradicionalmente en la historia solo unos pocos elegidos han sido cultos, a los demás les ha tenido que bastar con sobrevivir.
Eso dejó de ser así en la segunda mitad del siglo XX, cuando la educación superior se generalizó en gran medida (aunque en distintos grados) en occidente.
Este hecho no es baladí, porque ha supuesto la promoción social de muchos hijos de la clase trabajadora, permitiendo a la clase dominante "manipular" en su favor algunos conceptos engañosos y eliminar los "enfoques educativos perniciosos" para dicha clase.

•Conceptos engañosos:

- Las clases sociales ya no existen, porque hay permeabilidad social, no son "castas cerradas".
- Tanto el rico y poderoso como el pobre lo son por sus méritos o deméritos: surge la meritocracia.

Dichos conceptos son engañosos, las clases sociales siguen existiendo. La meritocracia trata de ocultar engañosamente la desigualdad de oportunidades cada vez más creciente, ya que "se olvida" de algunas realidades:

- Los individuos no parten de un mismo nivel en la escala social.

- Los individuos no poseen recursos iguales.

- La fortuna, la familia, los amigos y los contactos sociales, así como el fraude, influyen de manera determinante.

La meritocracia es una trampa "trilera".


•Enfoques educativos perniciosos para la clase hegemónica dominante:

- Algunos estudios han dejado de ser necesarios porque no son requeridos en ámbitos laborales y no son ya "útiles" para generar plusvalía o controlar al proletariado.

Este argumento es utilitarista, pero sólo para la clase hegemónica dominante, que quiere evitar que los individuos tengan criterio y pensamiento crítico propio, limitándose a ejercer pronto, barato y con eficacia los trabajos que se les "conceden" para vivir; es a eso a lo que llaman "útil": centrarse en el cómo hacer, sin preguntarse por el qué hacer y el para qué o el para quién hacer, además de pronto y bien, con graduaciones cortas para costar menos y ser "útil" antes.
El que quiera saber más, que pague más y se lo busque por su cuenta, no nos interesa, eso piensan y no dicen. Prefieren llamarlo de otras maneras más sutiles: Plan Bolonia en neolenguaje, por ejemplo.

La cultura como tal desaparece para convertirse en adiestramiento práctico, pragmático y utilitario.
Las humanidades y el pensamiento crítico molestan. Saben que no hay libertad de elección sin opciones ni información crítica y veraz.

Esto afecta también al concepto de libertad real, que no existe sin conocer opciones: es falsa la libertad sin opciones.
Se vincula, con razón, la libertad a la responsabilidad, pero se manipula contraponiéndola a la seguridad para así legitimar el control autoritario del individuo y de la sociedad.


5.
La Democracia se suele oponer al Autoritarismo, pero es uno de los conceptos más polisémicos, manipulados y manipulables que existen, junto con la Libertad y en nombre de ambas se legitiman las mayores barbaridades.

Democracia en griego antiguo significa "poder del pueblo".
Ahora bien, en las llamadas democracias neoliberales de partidos, sean repúblicas o monarquías constitucionales, cada (x) años el pueblo vota a unos partidos políticos para que gobiernen, pero ¿el pueblo tiene el poder?. Parece evidente que no. El pueblo "delega" el poder a partidos políticos cuya democracia interna es dudosa y cuyos políticos acatan las "directrices" de los verdaderos poderosos: los grandes fondos de inversión, la gran banca y las instituciones financieras, quienes ejercen el poder, antes desde la sombra y ahora ya cada vez de forma más descarada. Así que "de facto" los gobernantes no tienen el poder sino que gestionan para los poderosos y controlan al pueblo.

Nada de asambleas populares ni de control público, eso es llamado populismo o cosas peores.

Otros entienden como democracia otras cosas, incluso el mero hecho de votar en elecciones (con poco que elegir).

No hay verdadera democracia ni en Occidente ni en el mundo, porque no es posible en el sistema neoliberal, ni en el Autoritarismo Totalitario.

Libertad y Democracia se usan como palabras huecas y hueras que se enarbolan para legitimar en su nombre actuacciones coactivas e incluso violentas.

Por supuesto, hay modos de gobierno totalitario o autoritario que ni se molestan en disimular o en guardar las formas: son totalitarismos o autoritarismos capitalistas, no comunistas sino capitalistas de estado o bien fascistas. No son admitidos como "políticamente correctos" salvo si acatan el pretendido monopoder hegemónico dominante y global. Son denostados, sancionados y sometidos a bloqueo.

En la "República" de Platón (que puso por escrito las enseñanzas verbales de Sócrates en sus Diálogos) éste describe  su forma ideal de gobierno, que no es la Democracia, sino la 'Politeia'.

La Politeia utiliza:

- La mentira útil (hoy se llama posverdad)

- La ingeniería social de los arcontes  (hoy se llaman gobernantes).

La ingeniería social es un término empleado en un doble sentido:

•Primero: 

Esfuerzos para influir en actitudes, relaciones y/o acciones sociales en la población de un país o región y,

•Segundo: 

Una manera de implementar o aproximar programas de modificaciones sociales.

Ambas acepciones implican tentativas a gran escala, sea por gobiernos o grupos privados.

- En forma de "república" o sistema regido por los "filósofos" que son los que más saben o sabían (hoy serían los billonarios o trillonarios y los financieros, porque supuestamente lo son en la medida de sus méritos y han triunfado por ser inteligentes y actuar con eficacia), utilizando la violencia militar para mantener la hegemonía (actual straussismo, por un tipo llamado Leo Strauss, cuya teoría está vigente en altos círculos de poder de EEUU).

Nada nuevo bajo el sol.


6.
La Igualdad y la Desigualdad.

El contrato social ha sido roto y la sociedad del bienestar empieza a ser un mero recuerdo nostálgico.
La desigualdad mundial y social aumenta exponencialmente, hasta límites ilógicos, sin razón, inaceptables e inhumanos.

Mantener esa situación implica la necesidad del engaño, el control, la censura, la represión permanente e incluso de la guerra permanente (caso de los straussistas hegemonistas, seguidores de Leo Strauss).

La mano invisible del mercado se hace visible en la forma de "ley de la selva" o "ley del más fuerte" de forma permanente. No existe la cooperación entre iguales o  competencia entre iguales, salvo en honrosas excepciones, sino una desigual lucha entre los fuertes y los débiles, entre los expoliadores y los expoliados, entre los depredadores y los depredados, produciéndose inevitables y graves consecuencias.


7.
El sector financiero y la violencia.

Desde fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX se viene produciendo una enorme acumulación de capital por desposesión o despojo.
La acumulación por desposesión ha sido definida en la obra de Harvey a principios del siglo XX y descrita en la obra de Quigley a mediados del siglo XX (véase "Tragedy and Hope", de éste último, nunca traducida al castellano). Ambos se hubieran espantado si hubiesen llegado a conocer el gigantesco grado de la acumulación de capital por despojo o desposesión que ha tenido y tiene lugar en las crisis y guerras inducidas desde fines del siglo XX y comienzos del siglo XXI, y que sigue en la actualidad. Con toda seguridad se va a acentuar y cronificar a nivel global con la lucha entre el neoliberalismo occidental unifocal (sistema anglosajón), el capitalismo multifocal autoritario euroasiático (sistemas ruso y chino) y otros, alineados o no (indio, brasileño, hispanoamericano, etc.).

La acumulación de capital
por despojo o desposesión tiene por objeto mantener
el sistema repercutiendo
en los sectores empobrecidos
las crisis de sobreacumulación del capital, mercantilizando ámbitos hasta entonces cerrados al mercado y cargando en la ciudadanía el saneamiento del sector financiero (ley de hierro financiera del liberalismo), de la gran banca, de los grandes fondos de inversión, de las estructuras financieras globales (FED, BCE, FMI), de los bancos centrales de los estados (cuya soberanía ya le va "sobrando" al proyecto hegemónico globalizador que ahora se encuentra en plena "discusión" bélica) y de las grandes empresas transnacionales. Sirve para restructurar la deuda especulativa vencida, a costa de los desposeídos, generando otra deuda restructurada y mayor con nuevos activos contabilizables y cotizables, así como recortando gastos presupuestarios públicos generando más pobreza, más depresión social, y más desigualdad.
Es asímismo el medio y finalidad de todas las guerras de todo tipo. La violencia bélica no es sólo armamentística y de tipo invasivo, sino también financiera, alimenticia, de recursos naturales, de bloqueo, de sanciones o de ideología justificativa y se ejecuta por acción directa o bien a través de la acción de intermediarios facilitadores interesados.
La guerra ha sido, es y será un fenómeno crónico en el planeta, incluso hay poderosos que piensan que en última instancia y sin violencia militar no se puede ejercer ningún tipo de hegemonía ni de dominación.
En un mundo dividido en bloques la guerra se cronifica de forma mundial-global. Cuando un bloque se queda sin recursos es expoliado, esquilmado y sometido.
Si hubiese un único bloque ganador, sus poderes hegemónicos serían los dueños del planeta y toda la humanidad estaría sometida y esclavizada a su merced. Es el tipo de globalización que desean, aunque obviamente no lo exponen así.

Ya no es posible ser rico y poderoso sin ser a la vez un psicópata social a quien no importen un pito sus semejantes, pues para ellos no existen ni semejantes ni prójimos (por eso actúan como actúan).


8.
El sentido de la vida.

El sentido de la vida es algo objetivamente inexistente. La vida no tiene sentido "per se" sino al revés: es el ser humano quien da un sentido a su vida, de forma subjetiva.

Dicho sentido de la vida es algo actualmente individual, pero no siempre ha sido así, ese concepto ha sufrido cambios a lo largo de la prehistoria y de la historia, así como entre las diferentes civilizaciones y en gran medida de la opinión o creencia que se tenga respecto a lo que sucede después de morir.
Tras la muerte está el gran problema. El ser humano es el único ser vivo que es consciente de ser mortal (¡qué desgracia!, no por ser mortal, sino por ser consciente de ello).

Actualmente en Occidente predomina un sentido hedonista de la vida, basado en el dinero, el sexo, el consumo y el poder. El poder es entendido como el conseguir que otros actúen según nuestros deseos.

El consumo se ha convertido en la condición social de existencia: si no consumes, no existes. Gran error, ya que el mercado no cubre todo tipo de necesidades sino únicamente lo que se pueden pagar con dinero.

La felicidad nos la venden como algo que esté en nuestras manos: psicología positiva para todos, como tontos, creando frustración por doquier, pero evitando quejas y peticiones molestas, en lo cual reaparece la meritocracia como trampa trilera.

El gran tema es la muerte, la gran olvidada, el gran tabú, la gran acabadora de todo y la gran igualadora. Los humanos somos mortales y "los ataúdes no tienen bolsillos".
Es el "jaque-mate" generalizado y pone en evidencia la necedad de las actitudes desquiciadas por la riqueza y el poder.

A los "amos del universo" no les hace ninguna gracia ser mortales. Se consideran semidioses y pretenden ser inmortales. Andan como locos pretendiendo que la genética y la biología celular y molecular, tan esenciales para la sanidad humana, les sirva a ellos para alcanzar la cuasi-inmortalidad post y trans humana.

Es todo por ahora.



@fga51

Septiembre 2022

◇◇◇






jueves, 15 de septiembre de 2022

El Ecofascismo y el concepto de Capital Natural.

 








¤ El Ecofascismo y el concepto de Capital Natural.

◇♧◇

▪︎Ecofascismo

"El ecofascismo es una apuesta en virtud de la cual algunos de los estamentos dirigentes del globo –conscientes de los efectos del cambio climático, del agotamiento de las materias primas energéticas y del asentamiento de un sinfín de crisis paralelas– habrían puesto manos a la tarea de preservar para una minoría selecta recursos visiblemente escasos. Y a la de marginar, en la versión más suave, y exterminar, en la más dura, a lo que se entiende que serían poblaciones sobrantes en un planeta que habría roto visiblemente sus límites. En esa perspectiva, el ecofascismo no sería un proyecto negacionista vinculado con marginales circuitos de la extrema derecha, sino que surgiría, antes bien, en el seno de los principales poderes políticos y económicos. Aunque tendría como núcleo principal a las elites occidentales, a ellas podrían sumarse otras radicadas en espacios geográficos diversos. El ecofascismo hundiría sus raíces, por lo demás, en muchas de las manifestaciones del colonialismo y el imperialismo de siempre, que en adelante tanto podrían apostar por el exterminio, ya sugerido, de quienes se estima que sobran como servirse de poblaciones enteras en un régimen de explotación que recordaría a la esclavitud de hace bien poco. En más de un sentido el ecofascismo sería, en fin, una forma de colapso."

(Carlos Taibo)

▪︎Capital Natural

"Personas, empresas y celebridades empiezan a pedir que se reconozca el capital natural como un activo económico. Explicamos el concepto que nos ayuda a entender el valor esencial de los recursos de la Tierra."

(Schroders)

"A consideration of society as a system involves the recognition of “external nature” as its environment,  chiefly the terrestrial globe with all its natural properties. Human society is unthinkable without its environment. Nature is the source of foodstuffs for human society, thus determining the latter’s living conditions."

(Nikolai Bukharin, 'Historical Materialism', 1921)

▪︎Reflexión y Conclusiones

Desean despojar y expoliar a la humanidad de la propia naturaleza privatizándola y esclavizar a los humanos en nombre de la ecología como pretexto, generando enormemente más deuda dineraria en base a los dones y las funciones naturales. Lo llaman Capital Natural: ecosistemas, tierra, aire,  fotosíntesis, polinización, sol, mareas, viento, montes, bosques, CO2, O2, etc..., pasarían a ser activos contabilizables y por tanto objetos del 'libre comercio' con valor y precio, así como susceptibles de pasar a ser fondos y bonos cotizables y/o negociables en términos pecuniarios.

@fga51


◇♧◇
















miércoles, 21 de junio de 2017

Impasse.



Huele a cambio.
Lo viejo ha muerto: ruinas.
Lo nuevo aún no ha nacido:
'impasse' y crisis.
Por todas partes:
'Futuro en construcción'.
Mientras tanto, la ley de la selva.
A prepararse.


martes, 25 de febrero de 2014

La Declaración Schuman de 9 de mayo de 1950 y el origen de la Unión Europea.





Se ha cumplido en 2013 medio siglo desde el fallecimiento de Robert Schuman, ministro durante la IV República Francesa, que ha pasado a la historia por haber sido uno de los creadores de las bases de la unidad europea. Schuman fue el primero que propuso un proyecto de integración y fue también el primer presidente de la Asamblea Parlamentaria Europea. Posteriormente y a medida que fueron aumentando sus competencias, recibió el nombre de Parlamento Europeo. Concluido su mandato, Schuman fue aclamado “padre de Europa”, junto con Monnet, Gasperi y Adenauer.
Su filosofía de la construcción europea se resume en la idea que condujo al Tratado de la Comunidad Económica del Carbón y del Acero: “Europa no se hará de una sola vez, sino por realizaciones concretas que creen una solidaridad de hecho”, con el horizonte de la unificación. La unión político-económica cuyo objetivo estratégico era superar una Europa destruida por seculares enfrentamientos bélicos que destrozaron millones de vidas y empobrecieron el colectivo humano y el legado cultural europeo. La situación tras la Segunda Guerra Mundial le convenció para denunciar que “la rehabilitación moral no avanza a la par de la restitución progresiva de las libertades políticas”.
Su trabajo a favor de la construcción europea estuvo encaminada a que las fronteras deberían unificar los macro espacios estatales para convertirse también en zonas de contactos humanos y culturales, acertando en el diagnóstico de que los continentes y los pueblos dependen los unos de los otros, denunciando los ataques del interés privado al bien común y los desmanes de la codicia financiera y de la corrupción.

Schuman, Monnet, Gasperi y Adenauer fueron las cuatro personas que impulsaron un proyecto europeo basado en una comunidad entre países opuestos y divididos durante mucho tiempo.

El 9 de mayo de 1950, solo cinco años después de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, Schuman junto a Jean Monnet leyeron la llamada Declaración Schuman en la que se oficializaba una solidaridad de hecho económica y política dentro de la futura Europa Unida que se pretendía fuese de derecho, no solo de hecho, mediante la puesta en marcha de fondos estructurales para beneficio de los socios comunitarios más desfavorecidos.

La Declaración Schuman vino a consecuencia, entre otras cosas, del Discurso Europeo de Zürich (1946) realizado por Winston Churchill, en el que se hacía hincapié en la formación de los Estados Unidos de Europa. Pero mientras que el político británico enfocaba todos sus esfuerzos en una visión exclusivamente política de Europa, Schuman además abogaba porque este conjunto de pueblos no quedase sólo en una empresa económica y técnica, que tampoco coincide con la Europa que ahora vivimos, y no parece ser la versión de la mejor Europa posible que buscaron  Schuman y otros. Aunque siempre cabrá la duda sobre lo que es posible, lo que se quería, lo que se está haciendo y lo que se debe hacer.

“La paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores equiparables a los peligros que la amenazan.
La contribución que una Europa organizada y viva puede aportar a la civilización es indispensable para el mantenimiento de unas relaciones pacíficas. Francia, defensora desde hace más de veinte años de una Europa unida, ha tenido siempre como objetivo esencial servir a la paz. Europa no se construyó y hubo la guerra.

Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho. La agrupación de las naciones europeas exige que la oposición secular entre Francia y Alemania quede superada, por lo que la acción emprendida debe afectar en primer lugar a Francia y Alemania.

Con este fin, el Gobierno francés propone actuar de inmediato sobre un punto limitado, pero decisivo.

El Gobierno francés propone que se someta el conjunto de la producción franco-alemana de carbón y de acero a una Alta Autoridad común, en una organización abierta a los demás países de Europa.

La puesta en común de las producciones de carbón y de acero garantizará inmediatamente la creación de bases comunes de desarrollo económico, primera etapa de la federación europea, y cambiará el destino de esas regiones, que durante tanto tiempo se han dedicado a la fabricación de armas, de las que ellas mismas han sido las primeras víctimas.

La solidaridad de producción que así se cree pondrá de manifiesto que cualquier guerra entre Francia y Alemania no sólo resulta impensable, sino materialmente imposible. La creación de esa potente unidad de producción, abierta a todos los países que deseen participar en ella, proporcionará a todos los países a los que agrupe los elementos fundamentales de la producción industrial en las mismas condiciones y sentará los cimientos reales de su unificación económica.

Dicha producción se ofrecerá a todo el mundo sin distinción ni exclusión, para contribuir al aumento del nivel de vida y al progreso de las obras de paz. Europa podrá, con mayores medios, proseguir la realización de una de sus tareas esenciales: el desarrollo del continente africano. De este modo, se llevará a cabo la fusión de intereses indispensables para la creación de una comunidad económica y se introducirá el fermento de una comunidad más amplia y más profunda entre países que durante tanto tiempo se han enfrentado en divisiones sangrientas.

Mediante la puesta en común de las producciones básicas y la creación de una Alta Autoridad de nuevo cuño, cuyas decisiones obligarán a Francia, Alemania y los países que se adhieran, esta propuesta sentará las primeras bases concretas de una federación europea indispensable para la preservación de la paz.

Para proseguir la realización de tales objetivos, el Gobierno francés está dispuesto a iniciar negociaciones según las siguientes bases.

La misión encomendada a la Alta Autoridad común consistirá en garantizar, en el plazo más breve posible, la modernización de la producción y la mejora de su calidad; el suministro, en condiciones idénticas, del carbón y del acero en el mercado francés y en el mercado alemán, así como en los de los países adherentes; el desarrollo de la exportación común hacia los demás países; la equiparación y mejora de las condiciones de vida de los trabajadores de esas industrias.

Para alcanzar estos objetivos a partir de las dispares condiciones en que se encuentran actualmente las producciones de los países adherentes, deberán aplicarse con carácter transitorio determinadas disposiciones que establezcan la aplicación de un plan de producción y de inversiones, la creación de mecanismos de estabilidad de los precios y la creación de un fondo de reconversión que facilite la racionalización de la producción. La circulación del carbón y del acero entre los países adherentes quedará liberada inmediatamente de cualquier derecho de aduanas y no podrá verse afectada por tarifas de transporte diferenciales. Progresivamente se irán estableciendo las condiciones que garanticen espontáneamente una distribución más racional de la producción y el nivel de productividad más elevado.

La organización proyectada, al contrario que un cártel internacional tendente a la distribución y a la explotación de los mercados mediante prácticas restrictivas y el mantenimiento de grandes beneficios, garantizará la fusión de los mercados y la expansión de la producción.

Los principios y compromisos esenciales anteriormente expuestos serán objeto de un tratado firmado entre los Estados. Las negociaciones indispensables para precisar las normas de aplicación se llevarán a cabo con ayuda de un árbitro designado de común acuerdo, cuya misión consistirá en velar por que los acuerdos se ajusten a los principios y, en caso de desacuerdo insalvable, decidirá la solución que deba adoptarse.

La Alta Autoridad común, encargada del funcionamiento de todo el sistema, estará compuesta por personalidades independientes designadas sobre bases paritarias por los Gobiernos, quienes elegirán de común acuerdo un presidente. Las decisiones de la Alta Autoridad serán ejecutivas en Francia, en Alemania y en los demás países adherentes. Se adoptarán las disposiciones adecuadas para garantizar las vías de recurso necesarias contra las decisiones de la Alta Autoridad.

Un representante de las Naciones Unidas ante dicha autoridad se encargará de hacer, dos veces al año, un informe público a la ONU sobre el funcionamiento del nuevo organismo, en particular por lo que se refiere a la salvaguardia de sus fines pacíficos.

La creación de la Alta Autoridad no prejuzga en absoluto el régimen de propiedad de las empresas. En el ejercicio de su misión, la Alta Autoridad común tendrá en cuenta las facultades otorgadas a la autoridad internacional del Ruhr y las obligaciones de todo tipo impuestas a Alemania, mientras éstas subsistan.”

(Robert Schuman, 9 de Mayo de 1950).
 
Robert Schuman (1886 - 1963), Ministro francés de Asuntos Exteriores, pronunció esta Declaración que lleva su nombre el 9 de mayo de 1950. En ella proponía la creación de una Comunidad Europea del Carbón y del Acero cuyos miembros pondrían en común la producción de carbón y de acero.
La CECA (formada en su origen por Francia, Alemania Occidental, Italia, los Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo) fue la primera de una serie de instituciones supranacionales que se convertirían en lo que es hoy la Unión Europea.
En 1950, cinco años después de finalizar la Segunda Guerra Mundial, las naciones europeas todavía estaban luchando para superar sus estragos.
Los gobiernos europeos, decididos a evitar otra terrible contienda, llegaron a la conclusión de que, poniendo en común la producción de carbón y acero, la guerra entre Francia y Alemania, rivales históricos, resultaría, en los términos de la declaración, "no sólo impensable, sino materialmente imposible". Se pensó, acertadamente, que la fusión de los intereses económicos contribuiría a aumentar el nivel de vida y constituiría el primer paso hacia una Europa más unida. La adhesión a la CECA estaba abierta a otros países. Frecuentemente se escuchan "mitos fundacionales", que en el caso de la Unión Europea (UE) son también existenciales. Según ellos, la UE se basó en la solidaridad, la visión política, el consenso, y la transparencia. Pero en realidad se basó en la necesidad histórica, sin descartar intereses, conveniencias y conflictos. Y no exenta de opacidad respecto a la ciudadanía.
 Tras la Segunda Guerra Mundial,  no se sabía cuánto tiempo iba a durar la paz. Apenas terminada la guerra, surgió la amenaza de otra guerra, que podía enfrentar esta vez  Este y  Oeste.

En 1947 fracasó la conferencia de Moscú sobre la cuestión alemana, entre Occidente y la Unión Soviética, su aliada en la lucha contra el nazismo. El "golpe de Praga" de 1948, y el bloqueo de Berlín durante la primavera de 1949 vinieron a avivar la tensión.

 En 1949 los países de Europa Occidental firmaron con los Estados Unidos el Pacto Atlántico (OTAN), y ese mismo año tuvo lugar la explosión-prueba de la primera bomba atómica soviética,  hechos que contribuyeron a propagar el ambiente de temor que se llamó "guerra fría".

Alemania Federal, volvía a dirigir por sí misma su política interior, (no la exterior), desde la entrada en vigor de la Ley Fundamental de 1949, y pasó a ser una de las discordias en la rivalidad Este-Oeste.

Los Estados Unidos deseaban acelerar la reconstrucción económica de un país, Alemania Federal, situado en el corazón de la división del continente: en América se alzaban voces que solicitaban el rearme de la potencia vencida.

La diplomacia francesa se debatía en el dilema: o bien cedía a la presión norteamericana y, en contra de la opinión pública de su país, admitía ceder soberanía  en el Ruhr  y el Sarre, zonas carboníferas, o bien mantenía una postura rígida, enfrentándose a su principal aliado, y llevando sus relaciones con Alemania Federal a un callejón sin salida.

En la primavera de 1950, los jefes de las diplomacias norteamericana y británica habían planteado a su homólogo francés, Robert  Schuman, ministro de Asuntos Exteriores francés,  natural de Lorena, una “misión imperativa”: presentar una propuesta para integrar a Alemania Federal en el bloque occidental. Se convocó al respecto para el 10 de mayo de 1950 una reunión de los tres gobiernos. Francia no podía negarse a cumplir el encargo.
 
A los problemas políticos se sumaban las dificultades económicas. El potencial siderúrgico de los diversos países europeos hacía pensar en una inminente crisis de superproducción de acero. La demanda disminuía, los precios descendían. Todo ello daba origen al temor de que los productores volviesen a constituir un “cártel” para limitar la competencia. En plena fase de reconstrucción, las economías europeas no podían dejar sus industrias básicas a expensas de la especulación y la escasez organizada.

Ante estas dificultades la diplomacia tradicional resultaba impotente, y Robert Schuman recurrió a un hombre aún desconocido por la gente, pero que había acumulado una experiencia extraordinaria a lo largo de su carrera internacional: Jean Monnet.

Jean Monnet, natural de Cognac, era uno de los europeos más influyentes del mundo occidental. Monnet desempeñaba por aquel entonces el cargo de comisario del plan francés de modernización, para el que De Gaulle le había nombrado en 1945 con el cometido de levantar económicamente Francia. Ya en la primera guerra mundial había organizado las estructuras de aprovisionamiento de las fuerzas aliadas. Posteriormente fue secretario general adjunto de la Sociedad de Naciones, y banquero en los Estados Unidos, Europa del Este y China. Trabajó también al servicio del presidente Roosevelt, quien lo tuvo entre sus asesores más influyentes, y fue el artífice del programa que garantizó la superioridad militar de los Estados Unidos sobre las fuerzas del Eje. Aunque carecía de mandatos políticos asesoraba a los gobiernos. Su reputación era la de ser un hombre pragmático con la eficacia como norma principal.

Según Jean Monnet, la tensión quedaría atenuada fomentando la unidad europea. Jean Monnet conocía los fracasados intentos de integración, desde que el Congreso de La Haya organizado en 1948 por el Movimiento Europeo hiciera un llamamiento solemne a la unión del continente.

Tras la 2ª Guerra Mundial, en 1946, se estableció una nueva arquitectura económica en Bretton Woods (EEUU), donde el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) fueron creados y recibieron el mandato explícito de impedir “shocks” y quiebras en las vulnerables economías de la postguerra, y velar por la liquidez mundial.

En 1947 tuvo lugar la Conferencia de la Habana que,  décadas después dio lugar a la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Uno de los promotores del FMI fue John Maynard Keynes. Pero estas instituciones financieras mundiales han tenido con el transcurso del tiempo una deriva neoliberal y globalizadora, y ahora se caracterizan por promover Planes de Ajuste Estructurales para los países que necesitan ayudas, y a promover la desregularización, liberalización, y privatización de la economía mundial.

Por entonces, la Organización Europea de Cooperación Económica sólo tenía competencias de Coordinación, y no había sido capaz de impedir que la reconstrucción económica de los países europeos se llevase a cabo conforme a esquemas nacionales, con el Plan Marshall liderado por los Estados Unidos financiando la reconstrucción de sus aliados.

La creación del Consejo de Europa en 1949 demostraba que los gobiernos no estaban dispuestos a dejarse recortar sus prerrogativas: la Asamblea Consultiva sólo tenía poderes de deliberación, y todas sus resoluciones, que debían aprobarse por mayoría de dos tercios, podían quedar paralizadas por el veto del Comité de Ministros.
 
Jean Monnet  sabía que era ilusorio pretender crear de una sola vez una estructura institucional completa, sin suscitar en los Estados tantas reticencias como para hacer que cualquier iniciativa de este tipo se viera condenada al fracaso de antemano. Los ánimos no estaban como para admitir cesiones de soberanía.

Era preciso limitarse en los objetivos a sectores concretos de gran importancia, como lo eran entonces el carbón y el acero, y crear un mecanismo de decisión conjunta que, poco a poco, fuera recibiendo nuevas competencias.

Jean Monnet y sus más cercanos colaboradores redactaron durante los últimos días de abril de 1950 un documento de unas páginas, con la exposición de motivos y la parte dispositiva de una propuesta llamada a romper con todos los esquemas. En lugar de proceder a las tradicionales consultas con los servicios ministeriales competentes, Monnet rodeó ese trabajo del máximo secreto con el fin de impedir cualquier objeción o contrapropuesta.

El  9 de mayo de 1950 , en el mismo momento en que el ministro francés Robert Schuman estaba defendiendo su propuesta ante sus colegas del gobierno,  un emisario secreto de su gabinete la comunicaba en persona al canciller alemán  Adenauer. La reacción de este último fue inmediata y entusiasta, respondiendo en el acto que aprobaba de todo corazón la propuesta. Por consiguiente, Robert Schuman contaba ya con el debido apoyo de los gobiernos francés y alemán cuando hizo pública su declaración durante una rueda de prensa celebrada en el Quai d'Orsay ese mismo día.

La declaración enunciaba una serie de principios. Europa no se haría de una sola vez, sino mediante realizaciones concretas. Era preciso establecer, en primer lugar, "solidaridades de hecho":

- Debía eliminarse la secular oposición entre Francia y Alemania. La propuesta incumbía principalmente a estos dos países, pero estaba abierta a todas las demás naciones europeas que suscribiesen sus objetivos.

- La actuación inmediata debía afectar a un sector "limitado, pero decisivo": la producción franco-alemana de carbón y acero, que debería someterse a una alta autoridad común.

- La fusión de estos intereses económicos contribuiría al aumento del nivel de vida y a la creación de una comunidad económica.

- Las decisiones de la alta autoridad tendrían fuerza ejecutiva, y serían vinculantes para los países que se sumasen al proyecto. La alta autoridad estaría integrada, con criterios paritarios, por personalidades independientes.

Para que la iniciativa francesa, convertida en iniciativa franco-alemana,  se hiciese realidad, Francia convocó para el 20 de junio de 1950 en París una conferencia intergubernamental cuya presidencia asumió Jean Monnet. Los tres países del Benelux o Países Bajos (Bélgica, Holanda, y Luxemburgo), e Italia, respondieron al llamamiento y estuvieron presentes en la mesa de negociaciones.

Las conversaciones permitieron lanzar un  proyecto internacional. No se pusieron en cuestión ni la independencia ni los poderes de la alta autoridad, lo cual constituía el punto central de la propuesta. A solicitud de los Países Bajos, se instituyó un consejo de ministros en representación de los Estados que, en determinados casos, tendría la facultad de emitir dictámenes vinculantes. Una asamblea parlamentaria y un tribunal de justicia completaban el mecanismo. Fue la base del sistema institucional de la actual UE.

El 18 de abril de 1951 se firmó en París el Tratado fundacional de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), lo opuesto al Tratado de Versalles impuesto a Alemania tras la Primera Guerra Mundial, con un período de vigencia de cincuenta años. Tras su ratificación por parte de los seis Estados signatarios el 10 de agosto de 1952, la Alta Autoridad presidida por Jean Monnet se instaló en Luxemburgo.

Como se ve, no se trató de una negociación diplomática clásica. Las personas designadas por los seis gobiernos se habían reunido para crear un sistema jurídico-político completamente nuevo, y que aspiraba a perdurar.

El preámbulo del Tratado de la CECA, que constaba de cinco párrafos, contenía toda la filosofía que, aún hoy, sigue inspirando a los promotores de la construcción europea.

Jean Monnet estaba convencido de que únicamente el principio de igualdad entre los Estados podría crear una nueva mentalidad. Pero también era consciente de la dificultad de lograr que seis países de dimensiones diferentes renunciaran al derecho de veto.

  El 4 de abril de 1951, se reunió en Bonn con el canciller Adenauer para convencerle de las virtudes del principio de igualdad:

"Se me ha autorizado a proponerle que las relaciones entre Alemania y Francia en la
Comunidad se rijan por el principio de igualdad en el Consejo y la Asamblea, así como en todas las instituciones europeas actuales o futuras (...). Por mi parte, deseo añadir que éste, y no otro, es el espíritu que desde el principio quise imprimir a la oferta de unión que está en el origen de este tratado. Espero que, según creo poder deducir de las conversaciones que mantuvimos en nuestro primer encuentro, comparta usted esta opinión. El espíritu de discriminación ha sido la causa de los mayores males del mundo. La Comunidad es un intento de combatirlo."

La respuesta del canciller alemán, Adenauer, fue inmediata:

"Usted conoce mi empeño en defender para mi país la igualdad de derechos en el futuro y mi condena de la empresas de dominación a las cuales se ha visto arrastrado en el pasado. Me complazco en manifestarle mi completo acuerdo con su propuesta, ya que no puedo concebir la Comunidad sin igualdad total".

De esta manera quedaba asentado uno de los fundamentos jurídicos, de alcance moral, que da sentido a la idea de Comunidad. La obra emprendida en 1950 ya no iba a detenerse, tras el Tratado de Roma de 1957,  y  menos aún tras la caída del Muro de Berlín en 1989, y el derrumbe de la Unión Soviética en 1991.

Pero aún hoy día a la UE le falta soberanía, homogeneidad financiera, legitimación política, y sufre un déficit democrático notable, como se ha puesto de manifiesto con ocasión de la crisis mundial iniciada en 2008, y que no es tal crisis, sino un nuevo modelo social y un nuevo orden mundial.

La concesión a la UE del Premio Nobel de la Paz en 2012 prescinde de la realidad del cambio de la naturaleza de la guerra en Occidente. Las actuales guerras son económicas y financieras, no armadas, lo cual no quiere decir que no haya víctimas. Efectivamente el desmontaje del Estado del Bienestar Europeo, o más aún, de la Economía Social en Europa, plantea importantes problemas éticos e ideológicos, con víctimas en la ciudadanía y en las empresas, que no se ven tratados de la misma forma que la Banca. Ya no es preciso invadir militarmente un país para apropiarse de sus recursos, ahora eso lo hace la deuda, y el manejo de los intereses de la misma por medio de ratings, primas de riesgo, etc…en perjuicio de la justicia social y el progreso económico, que eran el otro pilar del edificio común europeo.
 
La Europa de dos velocidades que se ha creado, facilitada por las políticas de la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE), y el FMI, crea una situación que rompe con la vocación igualitaria y solidaria de los Tratados fundacionales, origen histórico de la actual Unión Europea (UE).
 
No contentos con la presencia en Bruselas de oficinas que representan ante las instituciones europeas los intereses de cientos de empresas transnacionales, y con un ratio de 5 “lobistas” por cada parlamentario europeo, la Unión Europea puso en marcha entre el 2004 y el 2008 un nuevo proyecto de estudio para modificar su gobernanza, e impulsar nuevos modos de gobernanza en Europa, para quienes quieren gobernar a la sombra de la jerarquía. Es el proyecto “New Modes of Governance in the European Union”, dentro del 6º programa marco de investigación de la UE, llevado a cabo por el NEWGOV Consortium, coordinado por el Robert Schuman Centre for Advanced Studies, dentro del European University Institute de Florencia.

Parece que entienden la gobernanza como una manera específica de elaborar normativas y bienes públicos creados mediante coproducción, entre coproductores de diferentes niveles en una Europa multinivel. Estas nuevas formas de gobernanza reflejarían la creciente importancia de redes de decisión público-privadas, que implican a diferentes niveles y tipos de autoridades públicas. Dichas formas incorporarían un nuevo estilo de toma de decisiones que es fuertemente dependiente de relaciones mutuas e interdependientes pero no jerárquicas, junto con nuevos modos de resolución de problemas y elaboración de consensos. Evidentemente, estos nuevos modos de gobernanza de los que no se habla mucho,  tienen posibles consecuencias estructurales e institucionales, a niveles nacionales y europeos,  e importantes implicaciones respecto a su posibilidad de homologación  democrática.

Parece evidente que la UE  es hoy una parte importante de la globalización mundial y de la gobernanza global mundial, en su variante hegemónica: la neoliberal. Incluso la UNESCO ha recibido a ese respecto el mandato-proyecto para Global  Education. Y no es de extrañar, porque Jean Monnet ya escribió al final de sus memorias, en 1975, que las formas de vida nacionales pertenecían a una fase anterior de la historia, y que la misma Comunidad Europea no era sino una etapa más hacia nuevas formas de organización del mundo de mañana. Incluso opinaba que el tiempo pasaba, y Europa tardaba en seguir el camino emprendido. Lo cual no es óbice para que no sea discutible tanto la idea como la modalidad…

En 2012 y en plena “crisis”, se ha elaborado el nuevo Tratado de Estabilidad, Coordinación, y Gobernanza de la UE. Mediante el mismo se pretende sustraer en los Estados Miembros cualquier posibilidad democrática de participación en temas de política económica, con lo que se convierte a la UE en un ente ordoliberal, más que neoliberal. Efectivamente:

-          Se endurece el tratado de Maastricht en temas de déficit presupuestario y deuda pública, y se introducen mecanismos de corrección automáticos.

-          Se obliga a los Estados a introducir dichas obligaciones con rango constitucional.

-          Se instalan programas de convergencia rápida hacia la regla de equilibrio presupuestario, con mecanismos automáticos de corrección.

Se pretende con ello acabar con toda reglamentación o contrapoder político o social que tras la 2ª Guerra Mundial haya limitado el poder de inversores y capitalistas, y arrebatar la política económica de las manos de gobiernos de elección democrática, para entregarla a organismos independientes compuestos por expertos y por tecnócratas que no tienen que rendir cuentas a los pueblos ni a los ciudadanos. La gobernanza se vuelve más  opaca, y la “solidaridad” está condicionada a que se siga avanzando en el desmantelamiento del Estado Social: sanidad, educación, pensiones.

Todo ello ha supuesto en España la socialización de otra “cosa”: las pérdidas y deudas bancarias, convertidas en públicas o soberanas, a costa de la economía real, la que afecta a las empresas no transnacionales y a los ciudadanos, con efectos desgraciadamente ya conocidos: quiebras, paro, pobreza, desahucios.

Sin duda, hay alternativas (desmundialización, alterglobalización, etc…), pero los que las proponen no tienen el poder, y los que detentan el poder no tienen voluntad política.

Las cosas han cambiado mucho, y no parece que hoy en día, en el 2014, la canciller alemana repitiese las palabras que pronunció el canciller alemán Adenauer en 1950.

¿Acaso es el precio a pagar por la ciudadanía europea?...No, es el precio que hace pagar la ideología hegemónica dominante.