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martes, 6 de marzo de 2018

Los conceptos tienen fecha de caducidad.




1.
De joven me apliqué,
con maestría,
aprendiendo el duro
'Arte de Vivir',
para ser
'Hombre de Bien',
poder rendir,
con el trabajo
y la sabiduría.

2.
Aprendí, no rindiendo
pleitesía.
El estudio me gustó.
Mas sin servir
no se puede trabajar,
y se han de abrir
puertas cerradas,
tratándolas de 'Usía'.

3.
Difícil situación,
pues en mi caso,
me resulta doloroso
obedecer
la autoridad por mí
no concedida.

4.
Tras subir: a bajar,
pasito a paso.
La realidad me obligó a
desaprender,
dolor de vital obra,
derruída.

5.
No creáis que mi ropa está
raída,
aunque a todo te haces,
si te toca.
Trabajad y sudad,
pues no hay bicoca.

6.
Arte, Vivir, Hombre, Bien...
mil conceptos,
cambian en todas
las generaciones,
apenas se mantienen
las naciones,
se pierden sin cesar
las relaciones.
Actualizáos,
no seáis ineptos.

7.
No todos los valores
son constantes.
Sólo no cambia
la humana natura,
y aún eso, ya veremos
si perdura.
Ciencia y Técnica nos abren
variantes.

8.
Aparecen los 'Post-es'
y los 'Trans-es'.
Tienen planes inmortales,
cual posesos.
No todos los inventos
son progresos,
mentiras hay, mortales,
y no avances.

@fga51
 
o0o


martes, 27 de febrero de 2018

Cuando la indiferencia reina por doquier.



"Lo contrario del amor no es odio, es la indiferencia.
Lo contrario de la belleza no es la fealdad, es la indiferencia.
Lo contrario de la fe no es herejía, es la indiferencia.
Y lo contrario de la vida no es la muerte, sino la indiferencia entre la vida y la muerte."

~ Elie Wiesel


Desde El Árbol de la Ciencia
del Bien y del Mal
cuyo fruto acarrea
la infelicidad,
a través de una vida
que es memoria
y voluntad,
hasta la nada,
que nos aterra
porque somos
la única especie animal
que tiene consciencia,
y sabemos
que desaparece,
y nosotros con ella.
¡Qué sinsentido!
Y eso,
después de otra 'faena' mayor:
la vejez.
Visto lo cual,
¿merece la pena
no permanecer indiferente?
De la metafísica
a la realidad.
A pesar de todo:
Sí.
Ya decía un famoso
poema
atribuído a 
Bertol Brecht
que
si no te mueves
cuando van a por otros,
algún día
irán a por tí,
pero ya no habrá
nadie
para que te defienda.
La indiferencia es cómoda,
pero ofensiva.
Y un buen sistema 
individualista
fomentado,
para que
al final
algunos
se queden
con todo
acabando con todos,
o incluso
se queden con todos
acabando con todo.

@fga51

martes, 23 de enero de 2018

Mayores, Pensiones y Valores.



▪Tristes citas.

"Los ancianos viven demasiado y son un riesgo para la economía global."

"El sistema de pensiones no es sostenible."

"La vida laboral debe alargarse hasta los 70 años o más."

"Que hagan fondos privados de pensiones."

"Se vacía la caja de pensiones."

"Cobran pensión más años de los que trabajan."

"Los Presupuestos Generales del Estado no son para pagar pensiones."

                           o0o

▪Soneto con estrambote.

Los ancianos merecían
un respeto
y las gentes no eran 'cosas' productivas,
y con pocas distracciones
deportivas,
se llevaba el corazón bajo
el coleto.

Ahora es todo cosa
de careto,
'las pensiones hacen gentes
inactivas',
'la medicina las mantiene
operativas',
'perviven sin trabajar...¡merecen
veto!'

¡Alto el carro! ¿Habeis perdido
la memoria?
El dinero...¿No lo dieron a
la banca?
El presupuesto...¿Es una caja o
una noria?

Permitimos echar todo a
la barranca,
ya tomamos por café hasta
la achicoria,
¿comeremos 'Soylent Green'?,
¡menuda tranca!

El mercado usa el dinero, y
lo apalanca.
Los jóvenes desesperan,
sin  trabajo.
A los viejos los entierran,
bien abajo.

@fga51

                             o0o

* Nota:

'Soylent Green' es el título de una película de 1973, basada en una novela  de 1966.

En ella se describe una sociedad distópica en el New York de 2022, entonces lejano, hoy tan próximo.
En un mundo sin flora ni fauna, las autoridades culpan al cambio climático para esclavizar a la población y alimentarla con unas galletas proteínicas a base de algas, llamadas 'Soylent Green'.

La gente, desesperada, recurría al suicidio y la eutanasia, recomendados y asistidos por el Estado y el Gobierno.
El 'acto final' se producía entre bellos paisajes y especies ya extinguidas, todo proyectado con música relajante.
El destino de los cadáveres era 'top secret'.

Al final, se descubre que las galletas 'Soylent Green' se elaboraban con los restos humanos y a escala industrial.
Como se dice, con pavor, al final de la película: 'Soylent Green is People!'.
Humanos alimentándose de humanos.

La película es muy recomendable, y a pesar de las décadas transcurridas, bastante aplicable a la actualidad, en sentido real o metafórico.
Véanla y formen Uds. su propia opinión.
Para empezar, una consulta a Wikipedia puede valer:

https://en.m.wikipedia.org/wiki/Soylent_Green


lunes, 27 de noviembre de 2017

El Ulises de Tennyson.



De nada sirve que viva como un rey inútil junto a este hogar apagado,
entre rocas estériles,
el consorte de una anciana,
inventando y decidiendo leyes arbitrarias para un pueblo bárbaro,
que acumula, y duerme, y se alimenta, y no sabe quién soy.

No encuentro descanso al no viajar; quiero beber la vida hasta las heces. Siempre he gozado mucho,
he sufrido mucho,
con quienes me amaban o en soledad; en la costa y cuando con veloces corrientes las constelaciones de la lluvia irritaban el mar oscuro.

He llegado a ser famoso;
pues siempre en camino,
impulsado por un corazón hambriento, he visto y conocido mucho:
las ciudades de los hombres y sus costumbres,
climas, consejos y gobiernos,
no siendo en ellas ignorado,
sino siempre honrado en todas;
y he bebido el placer del combate
junto a mis iguales,
allá lejos,
en las resonantes llanuras de la lluviosa Troya.

Formo parte de todo lo que he visto;
y, sin embargo,
toda experiencia es un arco a través del cual se vislumbra un mundo ignoto, cuyo horizonte huye una y otra vez cuando avanzo.

¡Qué fastidio es detenerse,
terminar, oxidarse sin brillo,
no resplandecer con el ejercicio!
Como si respirar fuera la vida.
Una vida sobre otra sería del todo insuficiente,
y de la única que tengo me queda poco;
pero cada hora me rescata del silencio eterno,
añade algo, trae algo nuevo;
y sería despreciable guardarme y cuidarme el tiempo de tres soles,
y refrenar este espíritu ya viejo,
pero que arde en el deseo de seguir aprendiendo,
como se sigue a una estrella que cae, más allá del límite más extremo del pensamiento humano.

Éste es mi hijo, mi propio Telémaco, a quien dejo el cetro y esta isla.
Lo quiero mucho;
tiene el criterio para triunfar en esta labor,
para civilizar con prudente paciencia a un pueblo rudo,
y para llevarlos lentamente a que se sometan a lo que es útil y bueno.
Es del todo impecable,
dedicado completamente a los intereses comunes,
y se puede confiar en que sea compasivo y cumpla los ritos con que se adora a los dioses tutelares cuando me haya ido.

Él hace lo suyo, yo, lo mío.

Allí está el puerto;
el barco extiende sus velas;
allí llama el amplio y oscuro mar.

Vosotros, mis marineros,
almas que habéis trabajado y sufrido y pensado junto a mí,
y que siempre tuvisteis una alegre bienvenida tanto para los truenos como para el día despejado, recibiéndolos con corazones libres e inteligencias libres,
vosotros y yo hemos envejecido.

La ancianidad tiene todavía su honra y su trabajo.
La muerte lo acaba todo:
pero algo antes del fin,
alguna labor excelente y notable, todavía puede realizarse,
no indigna de quienes compartieron el campo de batalla con los dioses.

Las estrellas comienzan a brillar sobre las rocas:
el largo día avanza hacia su fin;
la lenta luna asciende;
los hondos lamentos son ya de muchas voces.

Venid, amigos míos.
No es demasiado tarde para buscar un mundo nuevo.
Zarpemos,
y sentados en perfecto orden amansad las estruendosas olas,
pues me propongo navegar más allá del poniente y el lugar en que se bañan todos los astros del occidente,
hasta que muera.
Es posible que las corrientes nos hundan y destruyan;
es posible que demos con las Islas Afortunadas,
y veamos al gran Aquiles,
a quien conocimos.

A pesar de que mucho se ha perdido, queda mucho;
y, a pesar de que no tenemos ahora el vigor que antaño movía la tierra y los cielos,
lo que somos, somos:
un espíritu ecuánime de corazones heroicos,
debilitados por el tiempo y el destino, pero con una voluntad decidida a combatir, buscar, encontrar y no ceder.

~ Alfred Lord Tennyson

(Traducción: Randolph D. Pope)