lunes, 30 de marzo de 2015

Las amistades de antes.





¿Qué cualidad se ha de buscar como promesa de estabilidad y permanencia en la amistad? La lealtad. Deberíamos también buscar sencillez, una disposición sociable y una naturaleza compasiva, que se conmueva por lo mismo que nosotros. Nunca puedes fiarte de un carácter tortuoso e intrincado, ni es posible que alguien poco compasivo, que no se conmueva por los afectos ajenos, sea digno de confianza ni firme.

Hay dos rasgos característicos en el tratamiento que una persona buena dispensa a sus amigos:
 
En primer lugar, carecerá por completo de fingimiento o simulación, pues la demostración sincera incluso de disgusto conviene más a un carácter bueno que la estudiada ocultación de sus sentimientos.

En segundo lugar, debería poseer una cierta suavidad de lenguaje y de costumbres, pues añaden mucho sabor a una amistad. Un temperamento pesimista y un carácter siempre grave pueden parecer impresionantes, pero la amistad debería ser más indulgente. Más libre y más dulce y más proclive a todo compañerismo y buen humor. (…)
Y es cierto el proverbio que reza: “muchos pellizcos de sal se han de comer con una persona para gozar de una amistad profunda con ella”.

(Marco Tulio Cicerón, 106 a.C.- 43 a.C.)




 

 

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