viernes, 18 de enero de 2013

Sobre los planes industriales, el empleo, y la crisis.






Existe una estrecha relación entre los planes de empleo y los planes industriales. La Comisión Europea elaboró un documento llamado Europa 2020 en el que estableció el pleno empleo como uno de los objetivos para esta década. No sabían lo que se nos venía encima, por lo que parece.

Cada vez hay en Occidente un mayor convencimiento de que no es posible mantener un adecuado nivel de empleo en la sociedad sin una sólida base industrial. La experiencia demuestra que todo aquello que se decía de que las sociedades desarrolladas debían especializarse en los servicios, la investigación y la innovación, para olvidarse de la producción, salvo la de muy alto valor añadido, no se sostiene e incluso hoy día ya se puede evidenciar lo contrario: quien pierde la capacidad de producir acaba perdiendo también la capacidad de diseñar y de innovar. Se rompe la creencia dominante de estas últimas décadas respecto a que la producción debía deslocalizarse hacia zonas más o menos lejanas, en busca de mano de obra menos "cara".

La crisis financiera está afectando sustancialmente al tejido industrial y tecnológico de Europa, de modo que en algunos países se plantean carencias industriales estructurales muy importantes, es decir: ni queda industria ni hay planes al respecto.

Salir de la crisis implicará evitar el deterioro definitivo de la industria y la tecnología existentes en los países europeos, primeramente frenando su deterioro, y a la vez crear ventajas competitivas para la industria en este mundo globalizado tan complejo y competitivo. Los efectos de la crisis coinciden y agravan los producidos por otros cambios globales sociales, políticos, económicos y tecnológicos que afectan a la humanidad, con lo que la actual crisis resultará en un mundo diferente.

La industria debe adaptarse a esos hechos mencionados, con productos de alto valor añadido que puedan ser producidos de forma sostenible (ecológica, social, y económicamente), generando empleo así mismo sostenible. Como los cambios se producen  en el planeta a velocidad vertiginosa, a ese mismo ritmo deben adaptarse la investigación, el desarrollo, y la innovación de productos, procesos y servicios. Todo ello requiere un nuevo modelo industrial en cada país europeo, salvo quizás en Alemania, que se sabe muy bien esta "lección".

Y no parece posible lograrlo sin dedicar enormes esfuerzos, compartidos por los actores económicos, para elaborar sin tiempo que perder, planes industriales a todos los niveles geográficos e institucionales, definiendo así un nuevo tejido productivo que pueda sobrevivir, o al menos intentarlo.

De lo contrario, una vez más serán los "mercados" los que lo hagan, y ya se sabe que la "mano invisible" del mercado es en realidad bien visible y dura: es la mano del más fuerte.















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