domingo, 3 de febrero de 2013

Sobre el ciclo artúrico.





La leyenda artúrica y el amor cortés, materializados en los caballeros de la Tabla Redonda, constituyen una parte muy relevante del imaginario medieval europeo y, en general, del Occidente actual.

El ciclo artúrico mezcla leyendas, mitos, historia y creación de numerosos autores franceses, alemanes y británicos. Desde las narraciones orales de origen celta-galés, y los romans de Chrétien de Troyes en el siglo XII, hasta la obra de Thomas Malory en el siglo XV, desfilan ante nuestros ojos todos los caballeros y las damas de la Tabla Redonda en la corte de Camelot.

En el sugestivo mundo de la "materia de Bretaña" se entremezclan la ficción, la magia y la fantasía. Un mundo de leyendas que se desarrolla en torno   a la figura del rey Arturo, la reina Ginebra, Lanzarote, Galahad. Caballeros errantes en busca del Grial rodeados de hechiceros, espadas mágicas clavadas en la piedra, hadas y bellas damas.

La búsqueda del Grial se convierte en un proceso de iniciación y se acompaña en su "aventura" a los jóvenes Gawain, Perceval y Galahad.

Al mismo tiempo, en ese mismo siglo XII, se produce un "renacimiento" cultural tras el largo paréntesis de la parte de medievo precedente, que trae consigo la literatura del amor cortés: el caballero andante al servicio de la dama.

Es cultura europea conocer las aventuras y leyendas tejidas alrededor de la Tabla Redonda.



Pero, eso sí, recordando que en su día todo ello fue lírica selecta, para unas cortes privilegiadas y minoritarias, no es épica: la vida real era diferente, e infinitamente más dura y cruel, para todos, incluso en las "clases" altas. No digamos para el resto.

Narraciones escritas ya en lenguas vulgares, dejando atrás el oscuro latín medieval, para recitar o leer en voz alta, en verso al principio y en prosa después. Pocos sabían leer y escribir.
Es aún una época feudal, en la que los monarcas eran "primus inter pares". El siglo XII de las cruzadas y el Temple.

La influencia eclesiástica y las monarquías absolutas cambiarán, en siglos posteriores, el modelo social y por tanto su reflejo literario: los ideales caballerescos dejarán de ser válidos. Aunque las obras sean leídas hasta el siglo XVI, para decaer en el siglo XVII (de lo cual es buena prueba y fiel reflejo la genial obra y el fino humor de Miguel de Cervantes).

Y en los siglos posteriores, tras otro largo silencio, se recobrará el interés hacia "la materia" en cuestión, hasta nuestros días.













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