domingo, 18 de enero de 2015

Sobre mitos y haikus.





La mitología griega, como otras mitologías, constituye toda una concepción del mundo y de la vida en una época de la humanidad. Algunos de sus personajes y narraciones son arquetípicos, y transmiten a su modo sucesos antiguos y visiones o valores valiosos para la humanidad. Algunos de ellos reflejan simplemente la naturaleza humana. Hoy día tendrían especial relevancia muchos de ellos, si se sabe entenderlos o interpretarlos. Citemos tres: Prometeo, Ícaro y Sísifo. Que cada cual piense si le dicen algo acerca de lo que está pasando últimamente en el mundo.
Prometeo robó el fuego a los dioses para entregarlo a la humanidad, y por ello fue castigado y condenado a estar siempre encadenado a una roca en un lugar impreciso de las montañas del Cáucaso mientras un águila le comía las entrañas. Aviso premonitorio del destino que puede esperar a los benefactores de la humanidad. Este mito debe tener un origen antiquísimo, ya que el fuego está entre los humanos desde tiempos inmemoriales del paleolítico, y el Cáucaso es una de las zonas en la que se establecieron para luego pasar a Europa occidental los pobladores humanos pre-indoeuropeos de hace decenas de miles de años.
Ícaro quiso volar, se construyó unas alas y así lo hizo, pero ascendió demasiado y el calor del sol le derritió la cera que unía y daba consistencia a las plumas de sus alas, se precipitó en picado, cayó, y se mató. Evidentemente este mito tiene también un sentido metafórico, de aviso a quienes quieren volar “demasiado alto”. En realidad, en la capa de la atmósfera más próxima a la superficie terrestre, llamada tropósfera, y hasta una altura media de unos 12 kilómetros, la temperatura disminuye con la altura a una tasa promedio de 6,5ºC por cada kilómetro, o lo que es lo mismo, la temperatura baja 1ºC de media por cada 154 metros de altura. Los antiguos no lo sabían, o igual sí. De todas formas, que el sol derrita la cera puede pasar a cualquier altura. Cuestión de materiales, diseño, y condiciones de uso. Pero el pensamiento mítico no es un pensamiento racional.
Sísifo fue condenado por los dioses, por motivos variopintos y no muy claros, a vivir empujando interminablemente una enorme roca por la cuesta arriba de la ladera de una montaña, de tal modo que antes de llegar arriba se le cayera siempre rodando hasta abajo, y él tenía que volver a empezar, una y otra vez, y así siempre. Parece una metáfora de la vida humana.
Sobre el mito de Sísifo, Albert Camus escribió un ensayo filosófico magnífico, en relación con lo absurdo y la capacidad humana de afrontar la vida y darle un sentido, aún en circunstancias penosas, inútiles e interminables, o sea absurdas, siempre que se considere que tenga algún sentido, ya que de lo contrario la vida no merecería la pena. Camus era existencialista, aunque no del todo, como se puede comprobar leyendo su libro La Peste, o en esta simple cita suya: “Solo a los idiotas les basta la realidad”. Ante lo absurdo, el ser humano puede rebelarse, enfrentarse, o incluso llegar a  decidir quitarse la vida. Lo más absurdo sería asumir lo absurdo sin pestañear, lo cual no sería humanamente digno. Cada vez que la roca se le cae rodando y hasta que decide volver a bajar para empujarla otra vez hacia arriba, Sísifo es libre durante un momento, y si a pesar de todo sigue en su absurda, penosa e inútil tarea es porque quiere. Tendría otras alternativas, podría elegir algo diferente. El mismo Sísifo hace interminable su castigo cada vez que, en ese momento de libertad, decide continuar otra vez más.
A continuación, una serie de tres haikus (en cuatro idiomas) surgidos de sucesos y momentos de la vida misma. Qué sugieran a cada un@ dependerá de su estado de ánimo y de sus vivencias.
oOo
Muinoa eguzkipean,
bailaran lainoa.
Gizakiak lanean.
Bakoitzak beretzako?
Mendia, lekuko harrituta.
Tristura eta amorrua.
Utopiarik gabe.
Arrunta.
Amildegia, betiko orbaina.
oOo
Sol en la colina,
niebla en el valle.
Humanos trabajando.
¿Cada cual para sí?
El monte, testigo petrificado.
Tristeza y rabia.
Sin utopía.
Corriente.
Precipicio, cicatriz para siempre.
oOo
Soleil sur la colline,
brouillard dans la vallée.
Humains au travail.
Chacun pour soi?
La montaigne, témoine petrifiée.
Tristesse et colère.
Sans utopie.
Prosaïque.
Précipice, cicatrice à toujours.
oOo
Sun on the hill,
fog in the valley.
Humans at work.
Every person for themselves?
The mountain, petrified witness.
Sadness and rage.
Without utopia.
Ordinary.
Cliff, scar for ever.
 
 

 

 

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