viernes, 15 de febrero de 2019

La pérdida de matiz y la repetición.




Tomemos la palabra vasca, en euskera, 
'elikadura': alimentación, nutrición.
Será solo un momento.

ELIKADURA = Alimentación, Nutrición.

'Elikatu' es alimentarse someramente, e incluso puede significar abstenerse de comer.
Sorpresa. 
¿Por qué? 
Apenas se usa.

Proviene del protovasco monosilábico de hace miles de años. 
Pocos lo saben. 
Los que lo saben, no lo explican. 
Si lo explicasen, a la gente le importaría un pito. 
Pero a nosotros, ahora, nos importa. 
Veamos la palabra y vayamos hacia atrás unos miles de años, viajemos etimológicamente hasta el protoeuskera neolítico y paleolítico de hace miles de años: a la noche de las tiempos, a los albores del lenguaje humano, que están a nuestro alcance, en la punta de la lengua y de los dedos (en el caso del euskera) :

ELIKADURA
> >
EL-I-KA-TU-ERA
>>
ERI-GI-KA-TU-ERA

y ahora cada 'trocito' o palabra monosilábica :

•ERI : enfermo, enfermedad.

•GI : materia, alimento, comida.

•KA : actuar repetidamente, a base de.

•TU : participio de acción por influencia latina.

•ERA : modo, manera.

O sea que significaba:

ALIMENTAR(SE)
AL MODO
DE LOS ENFERMOS

Suena moderno, pero tiene matices.
Matices que se han perdido.
Matices que de nuevo repetimos por olvido lingüístico.

Es curioso que, al olvidar el significado del protoeuskera que forma la palabra, se repiten los conceptos :

•TU es la terminación del participio latino. ¿Sobra? Sin él, se entiende igual.

•Diciendo KA no hace falta decir ERA.

•Diciendo GI no hace falta decir alimento.

•Diciendo ERI no hace falta repetir enfermo.

Pero se ha olvidado ya cada matiz. Ahora ELIKA(TU) pasa por significar la alimentación normal y corriente, para todos, y hay que repetir matices.

El protovasco era muy preciso, aunque estuviese en una fase poco elaborada del lenguaje. Acompañado de gestos (como los mudos) permitiría expresar todo con precisión, cuando y cuanto hiciese falta.

Actualmente, se está perdiendo la riqueza en el uso de los actuales lenguajes, pero ocurre por descuido y falta de cultura. Hay grupos sociales que se manejan con unos cientos de palabras recortadas de uso diario corriente. Pero, al contrario que antes, sin opción a recuperar riqueza de matices. Es pérdida neta de lenguaje, por tanto de pensamiento, puro y duro.

Una sociedad en la que una persona pase por culta conociendo solo 2500 palabras, está perdida cultural e intelectualmente. Un pensamiento riguroso requiere decenas de miles de conceptos, por tanto de palabras. A poder ser, en varios idiomas diferentes, para poder relacionar y complementar los conceptos, las ideas.

La riqueza de los lenguajes cultos se evidencia en los 'kanjis' ideológicos del chino y el japonés. Un estudiante de enseñanza media japonés debe conocer unos 8000 'dibujitos' ideográficos 'kanjis'. Una persona culta japonesa conoce más de 20000 'kanjis'. Existen más de 60000 'kanjis'. A más conceptos (más ideas), más 'kanjis', más riqueza y precisión de pensamiento, lógico o emocional.

En Occidente, diríamos más Lógos, más Razón, más Ilustración, más Letras, más Ciencias.
Hablando peor que hace más de 12000  años no iremos muy lejos. Además, ahora que nos creemos más 'civilizados' y menos 'animales' o 'salvajes', usamos poco los gestos, están mal vistos. Es preciso estar serio, mover poco las manos, y tener 'cara de palo'.

El problema empeora cuando vemos que afecta, no solo a cuadrillas de jóvenes más o menos marginales, sino también a políticos de postín e intelectuales de pacotilla.
Hablar bien está mal visto, parece cosa de resabidos, hay que ser y hablar vulgarmente (como el vulgo) para ser apreciado por el pueblo (popular o populista da igual a estos efectos).

El saber y la cultura no son nada democráticos: fuera con ellos. 
No se aprecian. 
Se aprecia con papanatismo al dinero y a la popularidad (no a la fama, ni a la gloria), a los futbolistas millonarios con novias de cartonpiedra o a las actrices de cine, también millonarias y también de diseño, con parejas lucidas (no lúcidas, aunque puedan serlo).
Lo demás es cosa de raritos y sabiondos.

Pues bien, todo eso no es casualidad, ni culpa de 'la gente'. Así lo ha planificado, llevado a cabo y conseguido el 'sistema'. 
Hay políticos que afirman no haber leído un libro en su vida. Los lectores digitales solo leen frases cortas o párrafos, jamás una página entera. El libro en papel es dominante aún, pero no obstante, minoritario. 

En USA, se considera el colmo de la cultura a Bill Gates y a los del Silicon Valley. Muchísimos leen lo que les recomienda Zuckerberg, como si fuese el Oráculo de Delfos, en versión moderna.

La Filosofía, las Humanidades Clásicas, el Latín y el Griego, las Letras en general, desaparecen rápida y/o paulatinamente de los programas de estudio en Institutos e Universidades.
Si un ingeniero sabe cuatro idiomas y además Historia, Literatura, Antropología y Humanidades (cosa real y muy posible), se hace sospechoso de ineficacia profesional, desconfían de él. 
Si alguien de Letras (filósofo, literato, poeta, psicólogo, sociólogo, o lo que sea) sabe de Ciencias, es un milagro.
La Economía se 'barniza' de Matemática para aparentarse como  Ciencia Exacta, como si las teorías económicas y los algoritmos fuesen Leyes de la Naturaleza, en vez de ser cuestiónes ideológicas y sociales, discutibles y variables, materia de opinión, por tanto. Eso molesta al 'sistema'.

El 'sistema' no quiere gente que opine, que piense por sí misma, que tenga pensamiento crítico. Al 'sistema' le gusta el pensamiento único y la gente obediente, productiva y más bien atontada. Así es menos problemática.

Por eso, las Universidades se han puesto al servicio de las empresas multinacionales y globales, como los políticos que nos administran se han puesto al servicio de los amos del mundo y sus instituciones financieras, que son quienes nos mandan, manejan, controlan y gobiernan.

Una carrerita  corta de tres años y a trabajar en algo 'útil', si puedes. 
Hay que actuar eficazmente, saber el 'cómo'. El 'por qué' y 'para qué' o 'para quién' no nos toca decidirlo. Es cosa del 'mercado'. Aunque el 'mercado' tenga (y tiene) nombre y apellidos. 
Si pagas más, te puedes sacar un máster (si eres político fiel y leal te lo pueden dar por la cara). 
Los doctorados son duros y duran años. Hay que pagarlos, lo que implica que hay que trabajar en temas y campos de investigación que interesen a empresas y gobiernos.

La tecnología nos vuelve redundantes. Inventamos cosas que hacen que sobremos. El 'sistema' solo nos quiere como consumidores y como fuente de sus beneficios económicos. Quien no consume, no existe. Quien no es útil económicamente, está de sobra en el mundo.

Inventamos robots  y perfeccionamos la Inteligencia Artificial. Conocemos cada vez mejor el cerebro y la genética. Es la era de la biología molecular y de las máquinas inteligentes. Todo para quien lo pueda pagar. Los demás, sobran. Salvo los brokers, los neurólogos, los genetistas, los matemáticos y los informáticos.

El mundo económico es ya más digital que material. Pero la naturaleza, no, y los humanos tampoco.
La naturaleza tiene sus leyes irrebatibles e inexorables. Los humanos tienen sentimientos, además de razón (el lenguaje, que es la base del pensamiento, no se hizo en dos días).
Algunos buscan su inmortalidad;
(los griegos sabían que la Hybrís es castigada con la Némesis).

El mundo cambia, 
pero se pierden matices, 
como pasa en la lingüística. 
Matices que luego hay que repetir, por estar olvidados ya.
Sin darnos cuenta 
de que estamos inventando, 
de nuevo, 
la rueda y la pólvora. 
En el ciclo infernal 
de esa 'rueda de la fortuna' 
que llamamos 'progreso'.

@fga51



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