domingo, 3 de noviembre de 2013

Pauli y Jung: la "physis" y la "psyché".




Wolfgang Pauli (1900 – 1958) fue el físico austríaco, Premio Nobel de Física en 1945,  a quien debemos, entre otras cosas, dos realidades fundamentales de la mecánica cuántica: el “spin” del electrón y el “principio de exclusión” que lleva su nombre, y que desde su enunciado en 1925 estableciendo que no pueden existir en un átomo electrones con el mismo estado físico, es decir, con los mismos números cuánticos, permitió comprender la estructura electrónica de los orbitales atómicos y por tanto el “llenado” progresivo y secuencial de la tabla periódica de los elementos. Pauli fue profesor de física teórica de la Escuela Politécnica Federal de Zürich, en la que había estudiado Einstein.

Hacia 1930 y por motivos personales, su padre aconsejó a Pauli entrar en relación con Carl Gustav Jung (1875 – 1961), quien ejercía por entonces como psiquiatra y psicoanalista en Zürich, llegando a ser amigos, manteniendo encuentros y una larga correspondencia que sólo se interrumpió por la muerte de Pauli en 1958.

“La física de lo microscópico obliga nuevamente a entrar en escena al observador, `señorito´ de la creación dentro de su microcosmos, quien posee la facultad de elegir e influenciar de manera fundamentalmente incontrolada al objeto observado. Pero como esos fenómenos dependen de la manera en que son observados, ¿no hay quizá pues también fenómenos que dependen de la persona que los observa?  Y como las ciencias naturales, que desde Newton perseguían un ideal determinista, tropiezan con el “quizá” básico del carácter estadístico de las leyes de la naturaleza, ¿no debería de haber un lugar para todos aquellos fenómenos en que la distinción entre “físico” y “psíquico” no tienen ya sentido al fin y al cabo, lo mismo que la distinción entre “física” y “química” hoy en día?.”
W. Pauli, carta a C.G. Jung, 1947, Correspondencia 1932 – 1958.

 
“La complementariedad física presenta una profunda analogía con los conceptos psicológicos de lo consciente y de lo inconsciente, en la medida en que toda observación de contenidos inconscientes arrastra una acción recíproca de la consciencia sobre sus contenidos, que por principio no se puede determinar. Un Yo perfectamente consciente o una realidad psíquica objetiva que no fuese considerada, y por tanto influenciada, por ninguna consciencia subjetiva son pues dos casos límite que no pueden ser encontrados en la realidad.”
W. Pauli, carta a C.G. Jung, 1948, Correspondencia 1932 – 1958.


“Estoy convencido de que la realidad sobre la que tratará la futura ciencia no será ni “psíquica” ni “física”, sino que de algún modo tendrá esas dos características a la vez, sin ser ni una ni otra.”
W. Pauli, carta a A. Pais, 1950.

 
Desde sus encuentros con Jung, Pauli se apasionó por los misterios de la vida psíquica, principalmente en el papel del inconsciente en la creación científica. Con la ayuda de Jung buscó un punto de unión del que pudiesen surgir de forma diferenciada la “physis” y la “psyché”, haciendo compatibles esos dos ámbitos de la realidad separados normalmente: es la idea de un mundo unitario para lo físico y lo psíquico.
La muerte de Pauli en 1958 interrumpió esa búsqueda. El destino quiso que su muerte tuviese lugar en la habitación número 137 del hospital de la Cruz Roja en Zürich, siendo  1/137  el valor de la “constante de estructura fina” definida por su maestro A. Sommerfeld, que es una constante adimensional básica de la naturaleza, o sea del universo, definida a partir de la carga del electrón, la constante de Planck, la velocidad de la luz y la permitividad en el vacío.

Referencia bibliográfica:
Étienne Klein, ¿De dónde vienen las ideas científicas?, 2013.
 
 

 

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