sábado, 10 de noviembre de 2012

Sobre la ecología del agua en el planeta tierra: ciclo del agua, corrientes oceánicas, clima, y fenómenos naturales. La Corriente Termohalina.


 
El clima viene determinado por el calor solar, los vientos, y el agua.
El planeta tierra tiene cubierta de agua el 60% de su superficie. Cada ser humano “dispone” por término medio de unos 46 metros cúbicos de agua en el planeta. De esa cantidad de agua, sólo el 3% es agua dulce, y de ella sólo el 1%, o sea el 0,03% del total es agua dulce disponible. El agua llegó al planeta tierra como lluvia, y posteriormente ese ciclo de lluvia  se ha repetido unos 8 millones de veces.
En Bergen (Noruega) llueve 2 de cada 3 días al año. Eso supone anualmente el equivalente a unas 400.000 piscinas olímpicas. Cierta vez estuvo allí 83 días seguidos lloviendo sin parar.
El aire cálido y húmedo del Atlántico choca allí con la cordillera costera, se enfría y cae como lluvia, la cual va a los ríos noruegos torrenciales, que desembocan en el Mar del Norte.
La corriente oceánica que sale del Ártico, o corriente termohalina, es un regulador climático que recorre unos 112.000 km cada milenio, 1.000 años, para una molécula de agua de referencia.
El agua marina congela a los -2ºC, pero el hielo formado es agua no salina, por lo cual el resto de agua salada es más densa y fría,  y circula por debajo.
Tras 500 años por los océanos, tras recorrer 10.000 km desde Bergen, dicha corriente (molécula de referencia) llega al Índico, ya caliente, formando nubes por efecto del sol, las cuales descargan lluvias monzónicas  en una época del año, y luego sigue hasta el Pacífico.
Los monzones llevan nubes con 75.000 millones de Tn de H2O, de las cuales 1/3 caen en forma de lluvia torrencial.
Las nubes llevan vapor de agua, polvo, y polen, formándose microgotas que se unen formando gotas de lluvia. Del calor del sol abrasador se pasa así, en la India, a la lluvia torrencial.
Dicha lluvia lleva iones negativos, que purifican el aire, respirado por los humanos como oxígeno más “puro”, que tonifica y beneficia al organismo.
 
La India absorbe sólo el 10% de esa lluvia, el 90% restante vuelve al océano y tras otros 50 años llega a EEUU, donde genera nubes, pero no genera lluvia “útil”, porque las gotas se evaporan antes de llegar al suelo.
Sin embargo, la lluvia se puede provocar, y así lo hacen en algunos estados de EEUU. Una nube puede llevar 25 Tn de H2O (unos 7 camiones cisterna). Para provocar lluvia se utiliza un efecto parecido al del hielo seco: el hielo seco enfría el vapor de agua, se producen microcristales de hielo (estrellitas), los cuales forman en el vapor de agua gotas de lluvia. Pues bien, hay empresas que hacen lo mismo, pero con IAg, ioduro de plata, lanzado con quemadores desde unos aviones a las nubes, y cuyos cristales generan lluvia.
En el Caribe se genera el fenómeno de los huracanes, de lo que es triste ejemplo el huracán Mitch de 1998. Los fenómenos naturales suelen afectar más a los menos favorecidos, y no es casualidad: falta de recursos, ubicación, etc…El sol genera vapor de agua que, cuando alcanza el punto de rocío, condensa y se forman tormentas tropicales.
El huracán Mitch alcanzó categoría 5, la máxima, y afectó a Honduras y Nicaragua, con agua del Pacífico y del Caribe, causando enormes desastres naturales, con torrentes de agua acelerados por el efecto de los valles, que aceleran la corriente hasta arrastran todo lo que encuentran a su paso. Se deshizo en el Golfo de Méjico.
En el Golfo de Méjico y la costa este de EEUU se forma la Corriente del Golfo (Gulf Stream),  como parte de la Corriente Termohalina, de retorno templado , con un incremento de 10ºC sobre el agua marina hasta Gran Bretaña.
Esta Corriente del Golfo genera el clima templado en el que vivimos en el Occidente Europeo a estas latitudes.

Como curiosidad, a las playas de Cornualles suelen llegar semillas de Centroamérica, y objetos de Terranova.
Nuestro clima lo determinan la Corriente del Golfo, el aire Polar, y el aire Tropical, con predicciones climáticas que tienen un 85% de aciertos.
En Gran Bretaña se forman tornados menores, con la misma frecuencia, pero no la misma velocidad e impulso que en centroamérica. Es la velocidad del aire la que determina el mayor o menor impulso del fenómeno.
En el caso del agua también, por pura física y mecánica de fluidos, es el volumen y la velocidad lo que determina el impulso, el arrastre.  En 1953 el agua del océano y las olas produjeron desastres marinos en Norfolk, Gran Bretaña.
El ciclo se cierra con la llegada de vuelta de la Corriente del Golfo a Bergen. Este ciclo del agua afecta al planeta y al ser humano en un efecto de largo plazo, transgeneracional:  el ciclo del agua es un ciclo cerrado en equilibrio inestable.
Anualmente se celebra la Fiesta del Agua en Bergen, donde se dice: “El mal tiempo no existe, sólo la ropa inadecuada”, proverbio noruego. En el mundo se celebran 160 festivales del agua al año en distintos lugares.
Habida cuenta que habitamos a la latitud de Terranova, y Noruega a la de Groenlandia, con climas tan distintos, queda claro que “nos salva” la Corriente del Golfo, como regulador térmico y elemento que templa. Similar efecto, con la Corriente del Kuro Shivo, hace habitable al Japón.
Por similares razones, en la Baja California el sol y la corriente fría del Pacífico producen un clima sin lluvia, que no se da en la Alta California, donde el problema es otro: la confluencia de dos placas tectónicas geológicas produce terremotos…


 

 
 
 
 

 


 

 

 

 

 
 

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