lunes, 7 de septiembre de 2020

Enseñar para aprender a pensar.

"Como decía Ludwig Wittgenstein, no se puede pensar decentemente si uno no quiere hacerse daño. Pensar es arriesgarse. Es una actividad que exige un gran esfuerzo de concentración, disciplina y voluntad de eludir las conclusiones precipitadas. Cansa. Y, por si fuera poco, sus resultados decepcionan con mucha frecuencia. Nada nos garantiza que partiendo de premisas seguras llegaremos a conclusiones ciertas, como nada impide que una idea surja súbitamente, sin que se sepa muy bien de qué premisas ha surgido ni si somos capaces de extraer de ella las consecuencias oportunas.

Si la escuela, como dicen, está en crisis, no es porque sea una institución vetusta, sino por haber olvidado su noble función: la de reducir, en el mínimo tiempo posible y en el mayor número de alumnos, la distancia entre la ignorancia y el conocimiento poderoso.

Estamos viviendo unos tiempos pedagógicamente extraños y, en ocasiones, estrictamente estúpidos. Si estúpido es aquel que carece de una representación crítica de su ignorancia, bien merecen este título quienes se jactan de fomentar el pensamiento crítico mientras aplican de manera poco crítica metodologías sin soporte empírico o, en algunos casos, con evidencias empíricas que los impugnan. ¿Qué otro adjetivo merece el desprecio del conocimiento en los centros de enseñanza y el énfasis en la diversión y la felicidad por sí mismas?

Hoy, en los tiempos de Google, se insiste en que ya no hay conocimientos poderosos, sino buscadores potentes y competencias fluidas. Si es así, los débiles quedan desamparados y la escuela, al perder los argumentos para defender su nobleza, intenta ocultar sus imperfecciones empeñándose en ser entretenida. Ahora bien, ¿esos niños que no hallarán en ningún sitio lo que no encuentren en la escuela, no se merecen algo más que una escuela divertida?

(Gregorio Luri, 'La escuela no es un parque de atracciones: Una defensa del conocimiento poderoso', Ariel, 2020)

Un perfecto análisis de la educación actual para animarnos a volver a una escuela en donde el conocimiento valioso y las prácticas soportadas por evidencias sean realmente el eje y la base del aprendizaje."

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