viernes, 9 de mayo de 2014

Locke y la buena reputación.





Quien imagine que la alabanza y la censura no son motivos suficientes para hacer que los hombres se mantengan dentro de las opiniones y las reglas establecidas para todos los que con ellos conviven, no parece tener muchos conocimientos sobre la naturaleza o la historia de los hombres, pues entre ellos se puede encontrar que, en una gran mayoría, se gobiernan fundamentalmente, si no exclusivamente, por esa ley establecida en ese momento, de tal manera que hacen aquello que les proporcione una buena reputación entre sus compañeros, sin tener demasiado en cuenta las leyes de Dios o de los magistrados. (...)
Nadie puede evitar el castigo de la censura y el desagrado que inevitablemente se impone a aquel que va contra las modas y las opiniones de su sociedad, entre la que desea ganar reputación. Ni existe uno solo, entre diez mil, lo suficientemente duro e insensible para soportar el desagrado continuo y la condena social de sus propios compañeros. Muy extraña e insólitamente tiene que estar formado aquel que se contente con vivir un descrédito constante y en la desgracia de su sociedad particular.
John Locke (1632-1704), Ensayo sobre el entendimiento humano.
 
 

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