lunes, 10 de julio de 2017

¡Protestad!



Protest!

Ella Wheeler Wilcox (1850-1919)

To sin by silence, when we should protest,
Makes cowards out of men. The human race
Has climbed on protest. Had no voice been raised
Against injustice, ignorance, and lust,
The inquisition yet would serve the law,
And guillotines decide our least disputes.
The few who dare, must speak and speak again
To right the wrongs of many. Speech, thank God,
No vested power in this great day and land
Can gag or throttle. Press and voice may cry
Loud disapproval of existing ills;
May criticise oppression and condemn
The lawlessness of wealth-protecting laws
That let the children and childbearers toil
To purchase ease for idle millionaires.

Therefore I do protest against the boast
Of independence in this mighty land.
Call no chain strong, which holds one rusted link.
Call no land free, that holds one fettered slave.
Until the manacled slim wrists of babes
Are loosed to toss in childish sport and glee,
Until the mother bears no burden, save
The precious one beneath her heart, until
God’s soil is rescued from the clutch of greed
And given back to labor, let no man
Call this the land of freedom.

Traducción:

¡Protestad!

Pecar por silencio, cuando deberíamos protestar,
hace de los hombres unos cobardes. La raza humana
ha trepado mediante la protesta. Si no se hubiese levantado ninguna voz
contra la injusticia, la ignorancia, y la codicia,
la Inquisición impondría aún la ley,
y las guillotinas decidirían nuestras menores disputas.
Los pocos que se atreven, deben hablar una y otra vez
para enderezar los entuertos de muchos. La palabra, gracias a Dios,
no el poder establecido en este gran día y tierra
puede amordazar o estrangular. La prensa y la voz pueden gritar
en alto su desaprobación de los males existentes;
pueden criticar la opresión y condenar
la ilegalidad de las leyes protectoras de la riqueza
que abandonan a los niños y a los afanes de su cría
para comprar comodidad para ociosos millonarios.
Por lo tanto yo protesto contra el jactarse
de independencia en esta poderosa tierra.
No llameis fuerte a ninguna cadena que tenga un eslabón oxidado.
No llameis libre a ninguna tierra en la que exista un esclavo con grilletes.
Hasta que las esposadas y delgadas muñecas de las criaturas
estén sueltas para sacudirlas en juegos infantiles con júbilo,
hasta que la madre no soporte carga y salve a su ser precioso bajo su corazón,
hasta que
el suelo de Dios no sea rescatado de las garras de la codicia
y devuelta al trabajo, que nadie
llame a esto
 tierra de libertad.

Ella Wheeler Wilcox (1850-1919)


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